Estados Unidos y Corea del Norte intensificarán sus contactos de alto nivel para buscar una solución a la crisis de la península “lo antes posible”. El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, se reunió con el líder norcoreano Kim Jong-un, con quien dejó en claro que le urge establecer la fecha y lugar de una segunda cumbre binacional con el presidente Donald Trump.

“Como ha dicho el presidente Trump, hay muchos pasos en este camino (hacia la desnuclearización) y hoy hemos dado uno. Ha sido otro paso adelante”, dijo Pompeo al presidente surcoreano, Moon Jae-in, quien lo recibió en Seúl tras su visita a Pyongyang.

Para Pompeo, un hombre de Trump al que se le conoce como un halcón duro, la reunión con Kim fue no sólo muy “buena” sino muy “productiva”, pues constató que hay disposición por parte del mandatario norcoreano, con quien departió amablemente en un encuentro donde se acordó establecer equipos de trabajo para coordinar la cumbre y el problema toral: la desnuclearización.

La Casa Blanca señaló en un comunicado que Pompeo abordó con Kim “las medidas que Corea del Norte debe llevar a cabo para desnuclearizarse, posibles visitas de representantes estadunidenses y la manera en que Estados Unidos podría adoptar las medidas correspondientes”. El brazo derecho de Trump se refería a las declaraciones hechas en septiembre pasado por el dirigente norcoreano en las que destacó la necesidad de buscar un compromiso para desmantelar la central de Yongbyon, la joya de la corona del programa nuclear; un acuerdo que también está condicionado a que Washington destrabe las sanciones impuestas al estado norcoreano.

Algo que también queda en la expectativa, y que es la parte más interesante del acercamiento, es el reconocimiento de Corea del Norte como potencia nuclear bélica por parte de Estados Unidos y la firma de un auténtico plan de paz que ponga fin al armisticio que pende de un hilo entre ambos en la península coreana.