“Conocía perfectamente la historia de la revolución cubana, pero no de la contrarrevolución. Siempre se habla del Che Guevara, pero no del que lo mató”, dice en entrevista para Excélsior, la poeta y novelista cubana, Wendy Guerra, al cuestionarla sobre la realidad de la historia del protagonista que envuelve su última obra, El mercenario que coleccionaba obras de arte, pues asegura su trabajo se basó en rescatar la memoria de Adrián Falcón, un hombre que perteneció a La Hermandad, un grupo de guerreros urbanos procedentes de Cuba.

“Es 99.99% real, son historias que el personaje me contó de su grupo, que documenté y luego escribí de memoria; es un dictado de memoria donde amueblé sus apartamentos y definí algunos de sus gustos por las mujeres… bueno, algunas no, y él también me las dictó”.

Según Wendy Guerra, la narración desarrolla la vida de un carismático mercenario, que hoy cuenta con más de sesenta años y ha sobrevivido con peculiar sentido del humor a su compleja historia de vida. Y es que fue perseguido en Estados Unidos y varios países latinoamericanos por terrorismo, fue pieza clave de casos tan escandalosos como el Irán-Contra, y operó con los cárteles colombianos para financiar acciones contrarrevolucionarias: “considerándose un luchador por la libertad, actuó contra el mando de la Unión Soviética, el Sandinismo y Fidel Castro”, apunta la autora de novelas como Todos se van (2006) y No fui Primera Dama (2008).

“No no estoy del lado de nadie. Mi trabajo fue recuperar la memoria, saltar la tapia e ir más allá de lo que nos han dicho sobre la revolución. Lo interesante era salir de la zona de confort, ir con el villano y hacerlo confesar. Eso fue mi arte, mi tarea. Esta novela fue como un combate, porque la elección de armas fue el registro que elegí para trabajar con él y que nos contara casi todo”.

Esta obra editada por Alfaguara ofrece un punto de referencia a quienes se preguntan por los enemigos que enfrentaron las izquierdas latinoamericanas y es producto de entrevistas con Falcón y de la revisión de archivos que llevó a cabo Guerra, convirtiéndola en una clase de documental que probablemente sea llevado a Netflix O HBO.

“La literatura siempre está a la vanguardia en esto, quizá porque los archivos históricos tardan mucho en abrir. También es cierto que la mayoría de los historiadores no tienen la visibilidad de un escritor. Pero en este libro está la documenta y el asentamiento histórico que es un modo de llegar al nervio, al verdadero viacrucis de nuestros continentes. Un hombre que mata en nombre de algo, (sea) de izquierda o derecha, no es un héroe, es simplemente un hombre que ha matado y esto lo he entendido en estos días”.

La escritora de 48 años desde su infancia trabajó como actriz en Cine y Televisión. Se graduó de Dirección de cine, en la especialidad de guion, en el Instituto Superior de Arte (ISA) de La Habana. Participó en el taller de escritura que el novelista colombiano Gabriel García Márquez animaba cada año en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, Cuba.

Ha recibido varias becas de especialización: en París, Nueva York, Los Ángeles, para la búsqueda de información sobre la escritora Anaïs Nin. De ese trabajo ha resultado su tercera novela: Posar desnuda en La Habana. Ha sido traducida a trece lenguas, sin embargo sus novelas no han sido publicadas en el país de origen.

En 2010, el gobierno francés le otorgó la Orden de Chevalier des Arts et des Lettres. Escribe para el diario El Mundo (España), mediante su blog Habáname.