La confianza contribuye más

al buen trato que al talento.

 La Rochefoucauld

En el extraordinario marco del recuperado Hotel de Cortés, los integrantes de CoRe Foro Urbano llevaron a cabo su tercer encuentro metropolitano con una intensa agenda de conferencias magistrales, disertaciones y paneles de debate sobre el futuro de las zonas metropolitanas de nuestro país.

A este encuentro, no podía faltar una pequeña, pero muy significativa, muestra de la colección de artes visuales que forma parte del maravilloso acervo atesorado por Kaluz, como un armónico complemento estético a los intensos y constructivos diálogos derivados de los temas abordados los días 8 y 9 de noviembre.

Bajo el sugerente título “Una ciudad de distancias cortas”, esta tercera edición de CoRe abordó diversas propuestas en cuyo fondo gravitó siempre la exigencia de volver a humanizar las ciudades, aglomeraciones urbanas que han sucumbido a las exigencias de eficiencia masiva de transporte a favor de la productividad por sobre la legítima y sabia necesidad de compaginar los desarrollos espirituales y culturales con el impulso socioeconómico de la urbe.

Munidos de cifras irrefutables, los especialistas acreditaron la calidad de “estacionamiento urbano” al que hemos llevado a la metrópoli en función de paradigmas cuyos desastres socioecológicos son reversibles —si y solo si— se reformula la ecuación del desarrollo urbano en función a principios que generen dinámicas comunitarias y transformaciones radicales de hábitos de vida.

Por décadas, los índices urbanos de desarrollo se han movido en torno al número de vehículos producidos y vendidos por encima de consideraciones mucho más relevantes, como la calidad de vida de los habitantes.

Tras sesudos debates y auténticas batallas verbales, los londinenses han dado un salto cualitativo en la materia: la creación de la Alianza por el Centro de Londres (Central London Partnership); puntualmente recuperados por Patricia Brown durante su conferencia magistral, estos demostraron que la recuperación de la City a favor del peatón no produjo su quiebra, como muchos vaticinaron.

A través de ese organismo público-privado, Londres está desarrollando un esquema de recuperación de la calidad de vida de los habitantes y de los visitantes de su zona central, partiendo de rescatar el placentero principio del “obsoleto callejoneo”, que hoy se traduce como una de las expresiones del derecho al tiempo libre que el inciso F del artículo 13 de la Constitución de nuestra capital consagró como requisito indispensable para ejercer nuestro derecho a una ciudad habitable.

En su oportunidad y aprovechándome de la sapiencia de La Rochefoucauld, me permití parafrasearlo, advirtiendo que esta transformación debe pasar por un buen trato social, más que por simple talento político, para así generar la confianza que este nuevo paradigma requiere. En ello estriba, para mí, la verdadera plusvalía de nuestra ciudad habitable.