Este martes se ha reconstruido buena parte de la historia personal de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Ha ocurrido en la sesión ante el tribunal de Nueva York en la que ha testificado un testigo del Gobierno de Estados Unidos que fue colaborador del narcotraficante mexicano. En su testimonio se han podido desentrañar algunos de los aspectos que explican el ascenso exponencial de la fortuna del azteca al que se está enjuiciando por varios delitos graves contra la salud pública.

Según Miguel Ángel Martínez Martínez, alias “El Gordo” o “el Tololoche“, que explicó que Guzmán le regaló un reloj Rólex con diamantes y durante los noventa le pagó un millón de dólares de salario, ha reconocido que en un mes llegó a ordenar comprar más de 50 coches, Buick, Thunderbird y Cougar, para regalar a los trabajadores de la red de narcotráfico en la que los millones de dólares se multiplicaron hasta el punto de eclipsar al resto de cárteles mexicanos y colombianos.

Su relato expone que ‘El Chapo’ catapultó su poder y su monto de dinero al beneficiarse del “boom de la coca“. Asimismo, explicó a la la fiscalía que intenta probar con su testimonio que Guzmán era el jefe del cártel de Sinaloa que esa cantidad ingente de dólares fue empleada por el delincuente para pagar un cúmulo importante de sobornos que le permitirían mantener su negocio ilícito durante décadas de crecimiento y escalada violenta. Una estrategia que le ha deparado varias fugas de prisión.

El narcotraficante recibía dos camiones mensuales con dinero procedente de la venta de cocaína en Estados Unidos

“El Toloche” ha proseguido con su explicando indicando que su entonces jefe recibía uno o dos camiones mensuales que venían desde Estados Unidos con el dinero producto de la venta de cocaína. Y en ese proceso se continuaba enviado sus jets a recoger ese dinero en Tijuana. Desde ahí, el monto era llevado a Ciudad México y depositado en cuentas de bancos, tras sobornar a empleados. Es por ello que Guzmán se gastó parte de su fortuna en la inversión en propiedades.

Describió el colaborador de Estados Unidos que ‘El Chapo’ cuenta con varios ranchos en Guadalajara, México. En uno de ellos, siguió, tenía, amén de piscina y cancha de tenis, un zoológico con tigres, leones, panteras y venados. Y había instalado un tren para recorrer el recinto. Y habló de “el Chapito”, el yate de su propiedad que estaba anclado en Cancún. También expuso Martínez Martínez que el narcotraficante habría mantenido relaciones con “4 ó 5 mujeres”.

Este testificante fue administrador de los negocios de Guzmán y su contacto con los cárteles de Colombia (Cali, Medellín y Nortes del Valle) que le vendían coca. Entró en la organización en 1987, cuando todavía no e había fundado el cártel de Sinaloa. Entonces, ha puntualizado, se enroló en la llamada Federación de Cárteles, que dirigía Juan Esparragoza, “el Azul”, el “jefe de todos”, según le recalcó en aquella época el propio Guzmán.

El inicio de la guerra contra el cártel de Tijuana

Y recordó de esos años que él y ‘El Chapo’ fueron a visitar a “El Azul” a prisión en Ciudad México con el fin de solicitarle permiso para ejecutar una revancha contra el cártel de Tijuana, de los hermanos Arellano Félix, porque habían matado a dos de sus amigos. Fue en 1987. Pudieron acceder a aquel capo de la droga por medio de los sobornos que les patrocinaron la entrada en la cárcel de noche. Tuvieron acceso a la celda de Esparragoza, donde “había de todo lo que querían tomar”. Incluso una banda tocando que amenizaba la degustación de codorniz, langosta y droga. Los propios guardias, según su palabra, cocinaban para el recluso.

El sí de Esparragoza a la venganza iniciaría la guerra contra el cártel de Tijuana, en lo que Guzmán invirtió “muchísimo dinero” en comprar armas. Recordó el colaborador del Gobierno estadounidense que Guzmán estaba resguardado por guardaespaldas armados todo el tiempo con rifles AK-47, AR-15, M-16, granadas y gases lacrimógenos. Y destacó que en sus 12 años de trabajo para ‘el Chapo’ vivió el asesinato del cardenal Juan Jesús Posada Ocampo, en el aeropuerto internacional de Guadalajara. Según cuenta, el fallecido fue atacado por los Arellano Félix porque le confundieron con Guzmán.

Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, que enfrenta cadena perpetua por once cargos de narcotráfico -el mayor es mantener una empresa criminal perpetua-, escapó de la muerte aquel lance por las correas donde se entregan las maletas a pasajeros. Al parecer, al siguiente día aseveró que se iría de México porque “era mucha la presión” y sus fotos estaban constantemente en la televisión. Había acumulado cuatro jets, casas en cada playa de México y ranchos en cada estado. Sería detenido en Guatemala en 1991, quedando sus posesiones -casas, bodegas y más de 3.000 kilos- bajo la gestión de su hermano Arturo, que continuó operando el cártel. Y Martínez, cuyo rostro no puede ser dibujado como parte de las extremas medidas de seguridad de este caso, finalizó haciendo hincapié en que Guzmán empezó a filtrar cocaína en EE.UU. por medio de un túnel, coches con doble fondo y hasta en latas de jalapeños.