Irene Selser

Con más de 40 libros en su haber entre novelas, ensayos, ciencia ficción y literatura infantil y juvenil, además de una larga carrera como periodista, Ignácio de Loyola Brandão es una de las voces más reconocidas de Brasil. A sus 82 años y avecindado en la ciudad de Sao Paulo desde hace seis décadas, cuando se mudó desde su natal y pequeño Araraquara, el escritor asegura que por primera vez desde que comenzó a votar a los 18 años “nunca vi una situación así en mi país”. “Y tengo miedo”, agrega el autor de la célebre novela Zero, la historia del gigante sudamericano en la década de 1960 bajo la dictadura militar. La misma que censuró por años su libro, traducido a varios idiomas y publicado antes en Europa.

“Tengo miedo, sí, como declaré en un video que subí a internet”, añade en entrevista con Siempre! el autor de Bebel a quien la ciudad comióNao verás país nenhum y Sigue siendo la Tierra, entre muchos otros títulos, el último de los cuales es otra novela con un título provocador, inspirado en Bertolt Brecht: Desta Terra Nada Vai Sobrar a Não ser o Vento que Sopra Sobre ela (De esta tierra nada va a quedar a no ser el viento que sopla), una alegoría sobre el Brasil actual.

“Subir un video hoy puede significar una agresión, un atentado, un disparo o el odio de millares de personas envalentonadas por el triunfo electoral de Jair Messias Bolsonario, el ‘salvador’ de la patria electo por el voto popular”, advierte Loyola Brandão, antiguo simpatizante del dos veces ex presidente Ignácio Lula da Silvia, quien purga una larga condena de prisión acusado de “corrupción pasiva” por el escándalo de Lava Jato (Autolavado).

Decenas de senadores, diputados federales, ex funcionarios de Lula y altos empresarios fueron procesados y condenados hasta por 20 años de cárcel por el caso, acusados de crímenes contra el sistema financiero nacional, falsa ideología y lavado de dinero hasta por 20 mil millones de dólares, incluyendo al ex director de la paraestatal petrolera Petrobras. A Lula no le pudieron acreditar los cargos, que él siempre negó, de ahí la condena del sinuoso juez Sergio Moro por “corrupción pasiva”. En un país históricamente corrupto, los políticos involucrados respondieron a casi todos los partidos, en primer lugar el Partido Progresista (PP, derecha), aliado de la coalición de gobierno de Lula, el mismo PT, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y el Laborista (PTB).

De ahí la afirmación de Loyola Brandão de que “escoger entre Bolsonaro y el PT de Lula significó enfrentarnos a un dilema al estilo de ‘si te quedas te tiro, si te corres te mato’”.

“Cada uno tendrá su opinión –prosigue–, pero lo cierto es que el brasileño está cansado de la corrupción, de los desmandes, de las canalladas políticas. Muchos dicen que fue culpa de Lula y el PT. Hay una buena porción de culpa con los fastuosos escándalos de dinero por toneladas, pero el PSDB también tiene su cuota y el PMDB todavía más. Las siglas perdieron su razón de ser, el proprio PT comenzó bien pero nos engañó terriblemente, vendió nuestros sueños”, lamenta el escritor que sobrevivió a una crisis cerebral, la cual también convirtió en literatura. La editorial mexicana Cal y Arena tradujo y publicó en 2015 la crónica biográfica bajo el título Perla asesina. Historia de un aneurisma.

Y fue el dilema ante las urnas lo que para Loyola Brandão explica el alto abstencionismo, “más de 20 por ciento, igual a 30 millones de electores, junto a los votos nulos y en blanco”.

Considera que “en las urnas de octubre se vio el enorme repudio de la población. La verdad es que estamos todos enojados, exhaustos, estresados con el sistema político que no funciona. De la forma en que es conducido, no está preparado para enfrentar grandes crisis. Por suerte, las instituciones parece que están fortalecidas y el mismo ejército está en calma. No hay rumores ni manifestaciones a no ser a favor de la democracia. Pero, ¿hasta cuándo?”.

De las trece candidaturas en juego, “tuvimos apenas dos opciones al final”, destacael escritor. “Fernando Haddad, ex alcalde de Sao Paulo y marioneta del ex presidente Lula, cuyo triunfo hubiera significado la vuelta al poder de una política temeraria de corrupción y desmanes. La otra opción, la vencedora, es una incógnita total. El presidente electo, un ex militar de la reserva de 63 años que jamás llegó a los altos niveles en el ejército es visto como un paranoico, incoherente, contradictorio, cuyo mayor ídolo es un fallecido coronel que comandó las torturas durante la dictadura militar de 1964-1985.”

Bolsonaro, un diputado de ultraderecha considerado el “Trump brasileño” por su desparpajo y sus frases estridentes al estilo de “los gays son producto del consumo de drogas”, “el error de la dictadura fue torturar y no matar” o “las mujeres deben ganar menos porque se quedan embarazadas”, recibió el apoyo decidido de un sector importante de los evangélicos pese a su condición de católico. Los evangélicos suman ya 25 por ciento de la población, unos 50 millones de electores, y los neopentecostales de la mercantililista Iglesia Universal del Reino de Dios o “Pare de Sufrir”, con su “ideología de la prosperidad”, comprometieron su voto por Bolsonaro compartiendo su “idea del mal” en lucha contra los “demonios”: feministas, gays, defensores de los derechos sexuales y reproductivos…

“Bolsonaro alienta la muerte de todos los campesinos sin tierra que con sus protestas ‘enlodan las calles’, de los ocupantes de casas y edificios en las grandes cuidades, la entrega del ministerio del Medio Ambiente al ministerio de Agricultura, dominado por ganaderos billonarios, lo que significa el fin de las reservas indígenas, cuando no de los propios indios… El presidente electo siempre niega que la dictadura haya existido y defiende la tortura ya que, dice, fue necesaria para ciertos individuos ‘rebeldes’”.

El domingo 28 de octubre, cuando resultó electo en segunda vuelta, Bolsonaro demoró para hacer su anuncio oficial. “Cuando apareció –recuerda Loyola Brandão– traía un pedazo de papel, parecía como arrancado a las prisas de un cuaderno escolar y leyó una serie de frases hechas durante el tiempo de campaña: muerte a los comunistas, a los rojos (el PT adoptó hace años ese color), extinción total de la izquierda y de la corrupción, que la población se arme como en Estados Unidos, condena a muerte a los ladrones, los bandidos y el fin a las cuotas raciales en las universidades. Además, reducir la mayoría de edad penal, acabar con el periódico Folha de S. Paulo, su feroz adversario, reducir los ministerios y probable extinción de los de Cultura y Medio Ambiente. A su lado, su mujer puño en alto en el pecho decía Amén”.

                

Así, dice el novelista, “en medio de las dos ofertas de campaña se fue creando una mayoría silenciosa, que no estaba del lado de ninguno y que al final eligió a Jair Messias Bolsonaro, transformado en mito, en salvador de la patria, en ‘mesías’, con el auxilio de iglesias de diverso signo. Lo que provocó la galvanización fue la insoportable violencia a la que todos estamos sometidos cada día, con una policía mal armada, mal pagada, mal entrenada y corrupta. Ahora el temor es que la violencia sea combatida con una violencia que funcionará como un tractor y que resultará en la muerte de muchos inocentes”.

P: Hay quienes acusan al PT de ser el responsable del arribo de Bolsonaro al poder, en especial por el tema de la corrupción…

Es cierto, pero también se acusa de omisión al PSDB, uno de los dos grandes partidos de Brasil, aunque no podemos olvidar al MDB del presidente saliente Michel Temer, de José Sarney, de Eduardo Cunha, una de las influencias más nefastas de la política brasileña de todos los tiempos. Cunha fue presidente de la Cámara de Diputados hasta 2016 y hoy está preso, condenado a 15 años de cárcel por Lava Jato. Pero no podemos olvidar al senador Aécio Neves, que promovió el impeachment de la presidenta Dilma Roussef, uno de los gobiernos más incompetentes aunque al menos parece que Dilma no se valió de la corrupción, no se enriqueció.

Lava Jato desnorteó a la política con la promiscua relación entre empresarios y gobierno. Se rebelaron las caras ocultas. Crímenes de corrupción, lavado, acoso sexual, fraude, deshonestidad administrativa con daños al erario o enriquecimiento ilícito. Entre los denunciados está la presidente del PT, Gleisi Hoffman. Un solo diputado, Carlos Henrique Gaguim, del estado de Tocantins, en el centro oeste, tiene 153 procesos dentro del caso por deshonestidad administrativa. Él fue uno de los principales articuladores del proceso de impeachment de Dilma Rousseff.

P: ¿Qué le espera a la primera economía de América Latina según el sugestivo lema de campaña de Bolsonaro, “Brasil por encima de todo, Dios por encima de todos”?

Como te decía, la incógnita es total aunque hechos puntuales pero amenazadores han comenzado a surgir por todos lados. Ana Campagnolo, joven profesora de 27 años, recién electa para la Cámara baja de Santa Catarina, estado del sur de Brasil, por el Partido Social Liberal, el partido de Bolsonaro, llamó en las redes sociales a la población y en especial a los alumnos a que lleven celulares a las clases y así, si algún profesor comienza a hablar de política o de ideología en el aula, debe ser grabado, anotando su nombre, día, hora para enviar el reporte a un determinado teléfono y que las autoridades tomen las debidas providencias, expulsando al profesor del magisterio, además de llevarlo a prisión. Como en la RDA, la extinta Alemania comunista, cuando la Stasi empujaba a los individuos a denunciar a sus amigos, colegas, profesores, parientes, a los propios cónyuges… Felizmente, el Ministerio Público reaccionó de inmediato, así como la Orden de los Abogados de Brasil y otras entidades y la diputada enfrentará proceso.

A su vez, el diputado Eduardo Bolsonaro, uno de los hijos del líder nacionalista, advirtió con arrogancia a la Justicia que bastarían “un soldado y un cabo” para cerrar el Tribunal Supremo Federal. Su presidente, Dias Toffoi, respondió indignado que “atacar al Poder Judicial es atacar a la democracia”.

Ya surgió una fricción cuando Bolsonaro se alió a Israel y dijo que iba a trasladar la embajada a Jerusalén. Egipto canceló de inmediato la visita del canciller brasileño que ya estaba con un pie en el avión. Y China viene advirtiendo que Brasil no siga “enamorando” demasiado a Trump. Para completar el cuadro, Bolsonaro llamó al juez Sergio Moro, que dejó de encargarse de Lava Jato para que encabece un superministerio de Seguridad, contra todo y contra todos. Moro llegó diciendo que Bolsonaro es ‘moderado y sensato’. ¿Adónde quiere llegar Moro?

“Nunca escribí un libro tan loco”

De su más reciente novela, Desta Terra Nada Vai Sobrar a Não ser o Vento que Sopra Sobre ela, Ignácio de Loyola Brandão dice que es “una catarsis, terapia, clínica de rehabilitación, confesionario, absolución… un vómito sobre el Palacio de Planalto [sede del ejecutivo], sobre la Cámara de Diputados, el Senado, los ministerios…”.

Añade que “no siendo terrorista, ni paramilitar, no estando a favor de la violencia ni de las armas en mano, la escribí porque lo que sé hacer es escribir, desenmascarar al enemigo, porque los gobiernos han sido nuestros enemigos”.

Confiesa que “la verdad es que nunca escribí un libro más loco. Y más real. ¿Es sobre Brasil? No lo sé.

En la novela sobresale la política, pero también temas de hoy como los hackers, los blogueros, el WhatsApp, celulares metidos casi dentro del cuerpo. “Observo y trasmito, no juzgo. El lector lee y entiende lo que quiere aunque yo me pregunto, ¿para qué queremos tantos selfies? La novela es un conjunto de crónicas, una secuencia de Instagram sobre la vida hoy, cuando Brasil está viviendo un momento triste, primitivo, bárbaro con la política demonizada, corrompida”.

Ante la pregunta de un periodista sobre cuál es para él el mayor enigma del país y el mayor desafío, Loyola Brandão respondió: “Nosotros mismos, ninguna otra cosa”.