Salvador Nava Gomar, exmagistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, recuerda los inicios del “Grupo Oaxaca” —del que formó parte— conformado en el año 2001 por un grupo de 19 académicos, activistas y editores de medios de comunicación y que representó un esfuerzo histórico en la búsqueda del acceso y el derecho a la información, ya que no existía ninguna legislación en la materia, para luego proponer la Ley Federal de Transparencia que fuera suscrita por 77 diarios mexicanos.
Nava Gomar habla a Siempre! sobre la labor desarrollada por órganos autónomos como el Instituto Nacional de Transparencia Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y se pronuncia por su fortalecimiento al tiempo que rememora los inicios que dieron origen a la ley del derecho a la información en México.
El bautizo, del Times
“Fuimos varios académicos —dice— y la conclusión era que México necesitaba una legislación sobre acceso a la información e hicimos un decálogo de las líneas básicas del acceso a la información. Dijimos que había que concluir con una propuesta de ley, no solo con declaraciones de la ausencia de normas. Hicimos una comisión técnica para redactar un proyecto de ley, varios académicos e integrantes de medios de comunicación que fueron claves y sin ellos, no hubiéramos podido hacer lo que se logró”.
Recuerda que el proyecto fue presentado en la Cámara de Diputados cuando gobernaba Vicente Fox (2000-2006) a los entonces líderes parlamentarios Felipe Calderón del PAN, Martí Batres del PRD y Beatriz Paredes del PRI.
“Y en un hecho insólito —evoca Nava Gomar— la oposición hizo de nuestro proyecto su iniciativa, al mismo tiempo el presidente Fox había encargó al secretario Francisco Barrio, de la Función Pública, hacer un proyecto. Éramos muy aguerridos y la verdad que su proyecto era más tímido en términos de apertura institucional. Fuimos muy críticos y el resultado fue que acordaron el secretario de Gobernación y los líderes parlamentarios de oposición, y nos sentamos en la mesa de discusión. El resultado fue la primera Ley Federal de Transparencia”.
Quien los bautizó como Grupo Oaxaca fue la periodista de The New York Times Ginger Thompson, a quien le señalaron que sus objetivos eran hacer una ley desde el principio y no formar parte de la autoridad.
“La verdad es que nunca hubiéramos imaginado —dice— lo que se ha logrado. Con el tiempo, el Poder Judicial Federal fue la gran revelación ya que se puso a la vanguardia, no así el Legislativo. La opacidad orgánica, histórica, ha estado en el Legislativo por la discrecionalidad con la que operaba los recursos para los grupos parlamentarios. Le siguió un empuje importante para hacer de este derecho lo que le corresponde, que es un derecho constitucional básico en cualquier democracia”.
El doctor en derecho y especialista en derecho constitucional recuerda que luego vendría la segunda reforma y se crearía el Instituto Federal de Acceso a la Información como órgano constitucional autónomo para empezar a desarrollar la protección de datos personales, para luego seguir el camino en materia de derechos humanos, electoral, transparencia y ahora por el camino de la anticorrupción.
No hay burocracia dorada
Cuestionado sobre los avances en materia de anticorrupción, Nava Gomar califica de espléndida la reforma anticorrupción aunque lamenta que no se haya nombrado el fiscal en la materia que debe ir acompañado de las herramientas de transparencia.
Para el fundador del consejo directivo de Libertad de Información México, resulta fundamental que el gobierno entrante tenga una política de fortalecimiento de las instituciones autónomas como es el caso del INAI.
“El INAI —dice— funciona estupendamente, si vemos los números de lo que recibe contra lo que decide, resulta espléndido. Claro, hay decisiones controvertidas como en todos los órganos que deciden cosas, pero invito a cualquiera que me diga 50 resoluciones del INAI que hayan hecho ruido y no las encuentran contra las miles que produce día a día. Tiene un diseño orgánico insuficiente, los comisionados no paran, el personal es muy profesional y muy operativo, pero están rebasados. Pensar en disminuirlos, por ejemplo, me parece un error y no creo que haya que cambiar normas, porque lo tenemos constitucionalizado como derecho fundamental regulado como una obligación de cualquier ente público, tutelado el derecho como algo sin importar quién es, quién pide, para qué lo pide y cómo lo pide, y creo que cualquier modificación sería una regresión”.
Sobre las críticas hechas por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, a órganos autónomos y a la burocracia dorada, Nava Gomar considera que este es un término equivocado
“No creo que sea una burocracia dorada —dice—. Yo integré un órgano que era criticado por eso y lo digo con muchísimo respeto, el nivel de trascendencia de las resoluciones, el grado de responsabilidad que se tiene cuando se trabaja, el desgaste personal, el estudio que se requiere, la dedicación, creo que está bien compensado. Soy de la idea de pagar bien a los servidores públicos cuando tienen el nivel profesional para ello, el término de «burocracia dorada» se me hace equivocado. Quizá se ha abusado en algunos lugares de personal, de prebendas, está bien quitarlos, pero no los salarios, los seguros, la seguridad laboral, la posibilidad de tener una jubilación decorosa cuando se termine. Tenemos personal altamente técnico en muchas áreas, que sin el pago correspondiente se van a ir”.
Control, para democracia efectiva
Nava Gomar considera que es normal que al arribo de un nuevo gobierno se busque colocar a funcionarios que le sean afines, ya que eso sucede en todo el mundo y es un matiz político que no se puede quitar.
“El presidente electo López Obrador —concluye— tendrá la posibilidad de proponer vicegobernadores del Banco de México, ministros de la Corte, comisionados del INAI, consejeros del INE y lo hará con su propio sesgo ideológico, y es normal, entendible y cotidiano en una democracia, pero de ahí a quitar a todos los integrantes de un órgano para tratar de poner personas afines, me parece un error, hay una diferencia importante entre ambas cosas. El demócrata se caracteriza principalmente por la autocontención, es decir, que pudiendo hacer cosas no modifica ni las reglas del juego, ni la posibilidad de la oposición, ni el respeto a los órganos autónomos y ahí es donde tendremos que ver el talante democrático y la autocontención de López Obrador y su equipo. La democracia es más efectiva entre más controles tenga, el voto es un mecanismo de control, pero también la rendición de cuentas no solo a nivel institucional para ver informes de egresos y los presupuestos, sino lo que podemos saber todos los ciudadanos de la acción pública de cada uno de los servidores”.