No puedo razonar con los autoritarios,

solo comprenden la forma de las palabras.

Luis Rafael García Lorente

 Los más grandes temores que se advertían desde la primera vez que Andrés Manuel López Obrador compitió por la Presidencia de la República hace varios sexenios, incluso en alguno de esos intentos se le calificó de un peligro para México, era el que se hacían comparativos con Hugo Chávez y algunos otros presidentes populistas denominados de izquierda que gobernaban en la región. Algunos sectores de la sociedad y el propio candidato se escandalizaron con tales afirmaciones, hoy, muchos años después, muchas de esas advertencias que se habían hecho están cobrando realidad, y lo más grave de todo es que aún ni siquiera ha empezado a gobernar.

Dijo que sacaría el ejército de las calles, criticando durante dos décadas duramente a los presidentes de la república en turno por haber hecho uso de la colaboración de las fuerzas armadas en el combate a la delincuencia organizada, aunque este era un pedido de gobernadores y presidentes municipales que habían sido rebasados y que clamaban auxilio y solidaridad de las fuerzas federales.

Hoy a través de sus aliados en las Cámaras ha presentado una reforma legal para que la policía militar, la policía marina y otros entes militares, en conjunto con la policía federal conformen una mal denominada “Fuerza Civil” comparándola incluso con policías nacionales como la de Francia y la chilena, lo más grave de este asunto es que no se trata de un cuerpo de guardia civil, ya que está integrado por militares, con formación militar y hago la redundancia porque sus procesos formativos están enfocados a acciones distintas a la seguridad pública, incluso para algunos militares ponerles un estatus de policía es una especie de degradación en su rango de formación castrense.

Llamarle guardia civil a un cuerpo de marinos, soldados y otros entes militares no es suficiente para querer engañar a la sociedad con un cuerpo civil que debiese estar formado por civiles con mandos civiles para la defensa civil.

No es un caso menor, pues ya muchas personas integrantes de organizaciones de derechos humanos, han alzado la voz para advertir que se trata de una militarización del país. No es lo mismo pedir auxilio solidario a las fuerzas armadas que convertirlas en policías de seguridad pública.

Si a esto además sumamos que se ha modificado la ley para controlar la comunicación pública gubernamental desde un solo ente y además se han realizado otras reformas a modo para que personajes sin el conocimiento técnico o los requisitos de nacionalidad que la ley exige puedan ocupar cargos hacendarios o en el Fondo de Cultura Económica y muchísimas más decisiones fuera de la ley, que violan el Estado de derecho, nos genera miedo pero no debemos permitir que nos paralice, pues si actuamos con miedo no tomaremos las mejores decisiones.

El miedo debe de ser tener miedo.

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