Madrid.–A cien años del Armisticio para finalizar la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que se cumplieron exactamente el 11 de noviembre, podría pensarse que los pueblos ya hubieran aprendido a elegir los mejores gobiernos posibles. Parece que no es así. Ni en la vieja Europa ni del otro lado del Atlántico. Ni en Estados Unidos de América, ni en México. Desde el extranjero las cuestiones nacionales se captan y se analizan de forma diferente. Las elecciones que llevan al poder a mandatarios de manera mayoritaria no forzosamente auguran mejores resultados. Trátese de la Unión Americana o de nuestro país.

Por eso llama poderosamente la atención que al festejar el fin de la Gran Guerra, a un siglo de distancia, el joven presidente de Francia, Emmanuel Macron, anfitrión de los festejos que convocaron a 84 jefes de Estado y de Gobierno en la capital parisiense, el domingo 11, bajo el histórico Arco del Triunfo, advirtió sobre la fragilidad de la Paz y los peligros del nacionalismo.

“Los viejos demonios están aquí otra vez, dispuestos a completar su misión de caos y muerte…El patriotismo es lo contrario del nacionalismo. El nacionalismo es la traición del patriotismo…Nuestro interés, primero, pase lo que pase a los otros”, criticó en un breve pero emotivo discurso. Al decir esto, Donald Trump le escuchaba en primera fila, con una cara que denunciaba su verdadero estado de ánimo. Las puyas del mandatario francés indudablemente estaban dirigidas en su contra, como debía de ser. Trump se ha ganado, a pulso, todas las invectivas.

Donde esté, incluyendo la propia Casa Blanca, Trump se convierte en ave de tempestades. Apenas llegó a tierras francesas y el mandatario estadounidense criticó, como suele hacerlo diariamente vía Twitter, a Emmanuel Macron por una frase citada fuera de contexto sobre la defensa europea, la posible creación de un ejército de la UE. Como pistolero del oeste, sin pensarlo mucho, Trump escribió: “El presidente Macron acaba de sugerir que Europa construya su propio ejército, para protegerlo de Estados Unidos, China y Rusia. Me parece un proyecto insultante. Lo que debiera hacer Europa es pagar su parte en la OTAN, que los Estados Unidos subvencionan largamente, desde hace décadas”.

Trump no acudió a un cementerio militar porque supuestamente su helicóptero no podría aterrizar por la lluvia. El mismo domingo 11, se convirtió en el único mandatario invitado al centenario del armisticio en sufrir un incidente al dirigirse —a bordo de la Bestia, como llaman al Cadillac oficial— al sitio de las ceremonias. Los otros mandatarios, excepto el ruso Vladimir Putin que también se movilizó por su cuenta, se trasladaron en autobuses oficiales. Resulta que dos mujeres militantes del grupo Femen con las palabras Fake News escritas sobre sus senos desnudos saltaron sobre la comitiva de Trump. Lo grave del caso es que pudo suceder cualquier atentado serio. Sin duda este fue un incomprensible fallo de la seguridad francesa.

Hay que decir que también Vladimir Putin se comportó como vedette y tampoco utilizó los transportes facilitados por el gobierno francés.

El contexto político del momento cuenta mucho. En siete meses más, la Unión Europea celebrará sus principales elecciones. Macron plantea estos comicios como un enfrentamiento entre progresistas y nacionalistas. Esto por una parte. Por otra, está un “aliado” norteamericano desinteresado en las mismas instituciones de las que fue impulsor y garante. Eso fue en el pasado. Ahora, ya todo es diferente. Trump trata, a como de lugar, que “EUA sea grande otra vez”.

Macron —junto con la canciller Angela Merkel en plan de retiro—, buscó la mejor manera de poner a sus homólogos ante una disyuntiva. O este edificio europeo —que mantiene vivo lo que llamamos occidente—, construido después de la Segunda Guerra Mundial, representado en la Organización de Naciones Unidas y en la Unión Europea entre otras muchas instituciones, se preserva y moderniza, o el mundo está enfilado hacia otros desastres que no tendrán retorno. Ese es el quid del asunto.

El joven Emmanuel precisó: “Al decir nuestros intereses primero y qué importan los de los otros se borra lo que una nación tiene más precioso”. Y, para distinguir entre nacionalismo y patriotismo agregó: “Sumemos nuestras esperanzas en vez de oponer nuestros miedos”.

La espléndida foto de los mandatarios en el Arc de Triomphe, reproducida por todos los medios de comunicación del mundo, tiene varias lecturas como lo afirmó el propio Macron: “ Sólo depende de nosotros que esta imagen se interprete en el futuro como el símbolo de una paz duradera entre las naciones y no como la fotografía del último momento de unidad antes de que el mundo caiga en un nuevo desorden”.

Por la tarde, los selectos invitados al centenario del fin de la Primera Guerra Mundial, acudieron al Foro de la Paz, se reunieron en la gran nave de La Villete, como cónclave “macroniano” para impulsar el multilateralismo. Con todos los significados del mundo, Angela Merkel fue la oradora principal. No podía ser de otra manera. La dupla franco alemana hace su trabajo.

Con la claridad oratoria que ha demostrado durante su desempeño de canciller, Merkel dijo: “Los problemas de hoy no los podemos solventar a escala nacional. La Primera Guerra Mundial nos mostró las consecuencias funestas del aislacionismo. Si hace 100 años ya no era la solución, cómo va a serlo hoy”, se preguntó. Los aplausos menudearon. Es una verdadera lástima que Angela Merkel abandone el escenario público. Trump rechazó tomar parte en el Foro. Nadie lo echó de menos. Así son las cosas: multilateralismo, libre comercio y la Unión Europea, por oposición a la vía Trump. Apertura contra repliegue.

Y como trasfondo, millones y millones de tumbas repartidas en todos los cementerios de Europa.

Mientras tanto, días antes de estas festividades, en México, el ex primer ministro del Reino Unido de la Gran Bretaña, Anthony Charles Lyton Blair (6 de mayo de 1953, Edimburgo, Escocia), mejor conocido como Tony Blair, quien dirigió durante la década de 1997 a 2007 el gobierno del viejo imperio, habló en una conferencia dictada a empresarios locales, en la capital del país, invitado por la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) y sin llamarlo directamente por su nombre, le corrigió la plana al presidente electo Andrés Manuel López Obrador, por realizar consultas populares que hagan “juicios” sobre temas complejos, como podría serlo la construcción de un aeropuerto internacional o algo semejante. En suma, hacer consultas populares “no es una buena idea”, dijo el inglés.

Al tomar parte en el Encuentro Empresarial 2018, organizado por la central patronal, el conocido político británico hizo un llamamiento a mantener la unidad para hacer frente a los cambios internacionales. En su conferencia del 9 de noviembre, Blair consideró que “la mejor forma de crear un cambio social es la unidad del país, pero no la lucha de una parte y de otra, esa es mi experiencia, pero el tiempo lo dirá”. Y recalcó que si un gobierno pide a la población que “haga juicios sobre temas complejos no es una buena idea”. Ese tipo de populismos únicamente dividen a las sociedades.

“En términos generales —dijo—, tú eliges gente al poder, a tu parlamento o cuerpo legislativo, para que tomen las decisiones, y si no te gustan te desembarazan de ellos en la primera oportunidad. Pero si le pides al ciudadano que él tome las decisiones en tu lugar no es buena idea. Esto es común en los gobiernos populistas. Sucedió en la elección de Donald Trump, en el nuevo gobierno de Italia, y en el nuevo presidente de Brasil. Entonces ya saben, está sucediendo en todo el mundo”.

En su exposición, Blair ahondó en las razones del Brexit —la pretendida salida del Reino Unido de la Unión Europea (EU), que aún se encuentra en proceso en medio de muchas discusiones en Bruselas y en la propia sociedad inglesa—, y dijo que desde una perspectiva social, esto se basa en movimientos populistas impulsados por el sentir de la gente que creen haber perdido el control de su futuro debido a la migración. Explicó positivamente que la primera ministra Theresa May propugne por un Brexit “más suave”, pues él valora que la salida de la UE es “una mala idea” y la sociedad civil también cree que le hará más daño al país. El ex primer ministro inglés hizo un llamamiento a la unidad, mediante alianzas, para enfrentar los futuros cambios internacionales a corto plazo provenientes de Estados Unidos de America, China y la India, los tres gigantes del mundo desde el punto de vista económico.

Finalizó la conferencia aseverando que “el proteccionismo es algo malo”… “espero que no sigamos por ese camino”, pues el “problema de los populistas, ya sean de izquierda o de derecha, es que quieren dividir a la gente”. Los empresarios, recomendó, deben alzar la voz para alcanzar el bien común, pues las políticas divisionistas y la retórica no conducen a ninguna parte. Más claro ni el agua. VALE.