Juan Carlos Romero Hicks

El hombre es libre, es decir está hecho para la verdad, pero la única manera humana de llegar a ella es en la libertad,

algo tenemos que decir en política acerca de la educación.

Carlos Castillo Peraza

La educación y el sistema educativo en México han sido uno de los principales retos en cada una de las administraciones, no solo por la importancia que tienen en el futuro de México y como catalizador del desarrollo, sino por la fuerza política que tienen los sindicatos de maestros y que han demostrado tanto electoral como socialmente.

Las reformas al sistema educativo, como casi cualquier cambio trascendente, han tenido una notoria gradualidad y aunque en cada etapa se pueden rescatar aspectos positivos y negativos, no se puede poner en duda que el balance general les ha dado la razón a los cambios en resultados medibles.

A finales de los años ochenta y principios de los noventa los retos principales fueron la descentralización del sistema educativo y adaptar los contenidos a las necesidades regionales y a la formación de capital humano para el nuevo modelo económico. Para ello se firmó el 18 de mayo de 1992 el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación y se modificó el artículo 3º Constitucional permitiendo la creación de la Ley General de Educación.

En el sexenio del presidente Zedillo, aunque no se registraron reformas trascendentes, el problema se enfocó en corregir las disparidades regionales que impedían la expansión del sistema y la equidad. Para ello se crearon estrategias como el Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa), el Programa de Apoyo a Escuelas en Desventaja (PAED) y el Programa Integral para Abatir el Rezago Educativo (PIARE).

En los sexenios de los presidentes Fox y Calderón el énfasis se dio en la calidad educativa y se logró ampliar la obligatoriedad tanto en preescolar como en educación secundaria. Son herencias de dichos sexenios la Alianza por la Calidad de la Educación y la creación del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa, que por primera vez le dio la importancia y la trascendencia a la calidad, por encima del sistema o de los sindicatos.

Después de todo ese andar se llegó al gobierno del presidente Peña que gracias al Pacto por México logró impulsar y materializar los cambios anteriores tanto en la Constitución como en la Ley General de Educación, la Ley General del Servicio Profesional Docente y la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa entre otros, dichos cambios consolidaron la autonomía del INEE y la evaluación educativa, con lo que puso en el centro del sistema a los estudiantes y se le restó poder a los sindicatos.

Hoy, entre las propuestas del gobierno electo y ya con un avance legislativo considerable, el proyecto aparente es echar atrás todo lo avanzado para que los grupos de poder vuelvan a adueñarse del sistema educativo. Una clara regresión en los avances logrados en décadas y un claro ataque a la idea de que los estudiantes y la calidad de la educación y los maestros son el centro del sistema educativo.

No afirmo que la educación en México no se pueda mejorar ni tampoco que todos los factores que se atendieron en la reforma educativa del 2013 estén funcionando como se pensaron. Lo que afirmo es que el proyecto de Morena no responde a los únicos factores que debiera responder una modificación educativa: calidad, inclusión, equidad, cobertura e innovación; la propuesta responde a volver a empoderar a los sindicatos de maestros y a seguir negociando en mesas políticas el futuro de los niños y jóvenes de México.

Acción Nacional va a seguir apostando por la calidad con equidad y por la evaluación educativa porque es la única forma en que los países se desarrollan; vamos a seguir poniendo en el centro a los estudiantes y vamos a seguir luchando por una educación de calidad, laica, pública y gratuita.

@JCRomeroHicks