“Soy un escritor feliz”, aseguró Orhan Pamuk, el escritor turco contemporáneo más conocido y cuyos libros abordan, entre otras cosas, la historia turco-otomana y europea, durante su participación en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Agregó que escribir está en su naturaleza innata y porque le gusta leer libros como los que escribe: “Amo estar todo el día encerrado en una habitación escribiendo, amo el olor del papel y la tinta, porque creo en la inmortalidad de las bibliotecas y, en suma, porque mi religión es la literatura”.

El premio Nobel de Literatura y autor de obras como Estambul, El Museo de la Inocencia y su más reciente novela La mujer de pelo rojo, esta última presentada en el marco Feria, recordó que este es su año cuarenta como escritor, a propósito de lo cual reflexionó sobre el ejercicio de la escritura: “Pienso en una persona que se encierra en un cuarto y se sienta frente a una mesa durante largos periodos. Esa persona construye un nuevo mundo con palabras”, apuntó Pamuk al abrir el Salón Literario Carlos Fuentes en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde Silvia Lemus, viuda de Fuentes le entregó la Medalla Carlos Fuentes.

Con una recinto abarrotado de lectores, el considerado uno de los recreadores del Estambul de los años sesenta o setenta a través de su novelas, aseveró que su intención nunca ha sido imponer su visión, pero que hablar sobre su ciudad de entonces es porque es la que recuerda, la que le gusta y fue suya, no porque pretenda que deba volver a ser como entonces.

Acompañado del director de la FIL, Raúl Padilla López, y el escritor mexicano Jorge Volpi, Pamuk resaltó que entre sus grandes influencias se encuentra Jorge Luis Borges quien le enseñó a ver la literatura como una suerte de metafísica, a Vladimir Nabokov e Italo Calvino, de quienes absorbió la forma de hacer acrobacias con la literatura, aunque también hizo evidente su aprendizaje de Lev Tolstói y Fiódor Dostoievski, autores referentes a los que vuelve constantemente.

“Reconozco la importancia de Fuentes, de Mario Vargas Llosa, García Márquez y Borges, todos ellos son influencias muy importantes porque, cuando el Boom inició, yo comenzaba en posición como autor y me sentía como provinciano y el Boom me ayudó a decirme a mí mismo: mira, puede haber un Boom literario musulmán, así como hubo un latinoamericano; que tienen ellos que no tenga yo”, destacó.

El también periodista turco de 66 años, inició estudios de arquitectura, que tres años después abandonó y se graduó en Periodismo en la Universidad de Estambul. Entre 1985 y 1988 residió en Nueva York, trabajando como profesor en la Universidad de Columbia, regresando después a Turquía.

Pamuk tuvo problemas con la justicia de su país que le llevaron a ser procesado en el año 2004, si bien en el año 2006 su proceso fue sobreseído. Estuvo amenazado de muerte por integristas islámicos, lo que le llevó a exiliarse a Estados Unidos, regresando a su país en 2007.

La obra de Pamuk es bastante amplia y se le considera parte de la nueva literatura turca, pudiéndose definir como prosa poética. Se caracteriza por un fuerte compromiso social, como lo tiene su autor. Sus libros han sido objeto de numerosas traducciones y publicaciones en más de un centenar de países. Ha obtenido numerosos premios, en especial el Nobel en el 2006 en reconocimiento a su trayectoria literaria y su compromiso con los derechos humanos.