El tema de la violencia criminal en la actual literatura mexicana no es sino un espejo de la realidad y por lo mismo llega a resultar difícil de digerir. En su más reciente novela, Todos los miedos, Pedro Ángel Palou la aborda desde la perspectiva de quienes se exponen a esa violencia con tal de mantener alerta a los ciudadanos: los periodistas y, en este caso concreto, una frágil joven norteña de nombre Daniela Real que carga el trauma de haber sido víctima directa de la delincuencia.

“Sentí que era tiempo de dedicar toda mi energía a una novela que nos retratara, aunque fuera un golpe —señala el también autor de Paraíso clausurado—. Sentía que la falta de distancia debía suplirse con la estructura, de allí que haya pensado en una novela que transcurre apenas en once horas de la vida de la protagonista, si descontamos la obertura y el cierre”.

Llama la atención que gran parte de la trama se desarrolle en la colonia Narvarte de la Ciudad de México, donde vive Daniela Real, pues es un punto recurrente en recientes asesinatos de periodistas.

“Es una zona paradójica —dice Pedro Ángel Palou— en la que se vive tranquilo, y por otro lado un fotoperiodista refugiado de Veracruz alcanza la muerte junto con otras mujeres. Es una zona del sur comunicada para que los traslados requeridos, no íbamos a estar hora y media en el tráfico si se trataba de reproducir una persecución en auto. Conozco bien la zona, estoy familiarizado con ella, pero ha cambiado muchísimo. Tuve también que «investigarla», como en una novela histórica”.

Trabajo y valentía

Daniela Real no se parece a ninguna reconocida periodista. No es Carmen Aristegui, ni Lydia Cacho, ni Anabel Hernández, que son percibidas casi como heroínas. Daniela Real se muere de miedo, pero sigue adelante sin imaginar que un ángel guardián la acompaña donde quiera que va.

“Ella es tan real como su nombre porque —dice Pedro Ángel Palou— amalgama el trabajo y la valentía de muchas periodistas mujeres como Lydia Cacho, Lydiette Carreón, Daniela Rea, Sanjuana Martínez. Ser periodista mujer en México es doblemente peligroso, una labor ingrata. Todos los «jefes» de los medios son hombres, en la fuente judicial también. Así que estas periodistas terminan por ser excluidas de los medios que las cobijan y terminan publicando sus reportajes de fondo en forma de libro porque no encuentran salida. Daniela Rea —que por una letra no se llama igual que la protagonista de Todos los miedos— ha optado por el documental. Hay algo de cargar con el mundo en sus espaldas en estas reporteras de a pie, serias, que se la juegan diariamente por cambiar las cosas. Las admiro y por eso la protagonista es un poco como ellas”.

Desde el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) y su “guerra contra el narco”, el poder culpa sistemáticamente al crimen organizado de los asesinatos contra periodistas, pero en esta novela (sin spoiler) es todo un entramado, son varias cabezas.

“El problema de México —dice Pedro Ángel Palou— es la impunidad, no la corrupción. La corrupción se alimenta y crece como hongo por la impunidad. El crimen organizado se ha colado a las habitaciones del poder, en el legislativo, en muchas alcaldías y gubernaturas, en la policía, en el ejército. Tiene empresas, restaurantes, hoteles, supermercados. Controla el territorio, nos roba diariamente pedazos enteros de ciudad o de país. Los periodistas, en cambio, son casi indefensos, tienen solo la palabra y la verdad como armas. El Estado tiene la culpa, por supuesto, y bien haría el nuevo gobierno en trazarse un plan específico para la defensa (incluso de su integridad física) de los periodistas. Los medios debieran hacer del reportaje de fondo un género central. Denunciar es la única manera de romper la impunidad”.

En Todos los miedos se alude al terremoto de septiembre de 2017, lo que significa que estamos ubicados en el México de Enrique Peña Nieto. Con Calderón no parábamos de escuchar noticias de muertes, crímenes y masacres, pareciera que actualmente la paz campea en México, en comparación.

“En estos seis años —dice Pedro Ángel Palou— se han incrementado los crímenes. La estrategia de seguridad y la militarización no han hecho sino ahondar la crisis. Es un alivio que Carmen Aristegui regrese a la radio antes de que salga Peña Nieto, aunque sea solo dos meses antes. Ella fue silenciada de manera nada sutil por sus investigaciones —o las de su equipo— sobre la llamada casa blanca. La primera crisis, antes de Ayotzinapa, del sexenio”.

Denunciar es la única manera de romper la impunidad.

Suspenso, no misterio

Pedro Ángel Palou señala algo muy interesante en Todos los miedos —página 161—: “en la novela negra mexicana la búsqueda no se centra en un asesino, sino en quién ordenó el asesinato, o los motivos por los que un inocente es inculpado, lo que, más allá de la triste realidad, resulta un re-enfoque interesante del género”.

¿Es Todos los miedos una “novela negra”? —le pregunto a Pedro Ángel Palou.

“Es una novela negra de suspenso —responde—, no de misterio. Las novelas de misterio operan intelectualmente y las de suspenso, como las de mi maestra Highsmith, emocionalmente. La mía apela a todos los miedos, a la empatía, a la mirada de cerca de los personajes y sus emociones. Solo así se produce el efecto narrativo que deseo. Alguien la ha comparado a 24, la serie de televisión. La estrategia de Todos los miedos, si bien comprime el tiempo, es distinta, porque se trata de ir interiorizando el espacio en la conciencia del personaje”.

El escritor Pedro Ángel Palou —integrante de la generación literaria denominada crack, ruptura con el boom latinoamericano— nació el 28 de marzo de 1966 en la ciudad de Puebla y la novela Todos los miedos la publicó editorial Planeta en México 2018.