Vicente Ramos González

El plástico prácticamente está presente en todo lo que nos rodea. Desempeña un papel fundamental en todos los sectores de la industria y, por ende, en las economías de las naciones. Sin este material sería imposible imaginar el mundo actual. Su elaboración mundial de manera intensiva inició en la década de 1950, con una producción de 1.5 millones de toneladas anuales y para el 2016 se llegó a la cantidad de 335 millones de toneladas.

Cabe resaltar que el plástico empezó a reemplazar diferentes materiales para la fabricación de una gran cantidad de productos, porque es de muy bajo costo y de mucha durabilidad. Precisamente por esta cualidad es un material que no se degrada en centenas de años y se va acumulando principalmente en los océanos continentales a donde va a dar como desecho provocando un foco de contaminación de consecuencias insospechadas para la vida de especies y personas. Podemos afirmar por ello que pasó de ser una solución a convertirse en el enemigo mundial de la sustentabilidad y un gran riesgo ambiental, del que México no escapa.

Mencionaremos dos ejemplos de regiones con un alto problema con los plásticos. El primero es la Unión Europea, que es considerada un coloso de la industria plástica: Concentra el 19 por ciento de la producción global de este material, lo cual se traduce en 1.5 millones de empleos directos y ganancias anuales por 350 mil millones de euros. Un 80 por ciento de la demanda de esa gigantesca producción se concentra en Alemania, Italia, Francia, España, Reino Unido, Polonia, Bélgica y Holanda, países que lo utilizan principalmente en el sector del envasado, la construcción, el automotriz y el eléctrico.

Precisamente en la Unión Europea han surgido las voces de alerta sobre el problema que está causando la acumulación de plástico en los océanos y playas. Investigadores ambientalistas europeos afirman: “Vivimos una severa crisis de contaminación de plástico. Es muy visible en las zonas costeras, representando una seria amenaza para el ambiente y las personas. Biodegradables o no, los plásticos están destruyendo nuestras tierras y océanos, así como la salud humana y la de las especies de flora y fauna”. Y al hablar de la poderosa industria plástica europea, los mismos investigadores se quejan de que en el discurso se muestra abierta al diálogo, pero en la práctica se resiste a la eliminación de algunos de sus materiales de la cadena de la producción.

Mientras esto ocurre en la Unión Europea, en el otro lado del mundo, especialmente en el también coloso económico universal, Estados Unidos, que es el segundo ejemplo que comentamos, la situación no es menos alarmante. Este país está considerado como la nación que más consume plástico y la que menos recicla. Antes que la actual administración del vecino país decidiera abandonar el Acuerdo Climático de París y suprimir políticas ambientales, la Unión Americana, cuya población está catalogada como la que más consume plásticos, siempre se ha negado a procesar sus residuos. Según la Universidad de Yale, en 2015 se tiraron a vertederos más de 32 millones de toneladas de plástico.

Ante esta crisis mundial, el secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, hizo un llamado a todos los países en el sentido de que hay que vencer al plástico. Dijo que había más partículas de plástico en los océanos que peces.

Sobre esto, se sabe que hay una isla en el Océano Atlántico, que se llama Mitad de Punto, en la que se han hecho investigaciones sobre los contenidos de los estómagos e intestinos de especies de aves y lo que más han encontrado los especialistas son restos de plástico, como pedazos de cepillos de dientes, bolsas, popotes y tapas de botellas de refresco. El impacto del plástico es nocivo y tiene repercusiones en la vida marina, pero lo más preocupante es que su presencia elimina la posibilidad de que se puedan mantener las funciones ecosistemáticas de muchos lugares del orbe.

En el caso de México, recientemente 200 empresarios agremiados a la Asociación Nacional de Industrias del Plástico se unieron al Acuerdo Global de la Nueva Economía del Plástico, firmado en Bali, Indonesia, que tiene el propósito de encaminarse a una economía que elimine por completo, para el año 2025, los plásticos problemáticos o innecesarios y mantener a los restantes dentro del círculo productivo, pero alejados del medio ambiente.

Sin embargo, pese a los esfuerzos que se hacen contra el crecimiento de los desechos de plástico en mares continentales, también hace falta una nueva conciencia ciudadana hacia los plásticos, condición fundamental para ganarle la carrera a la invasión nociva de este material. Mientras se continúe consumiéndolo de manera irracional, la lucha será en vano. En esta batalla estamos involucrados todos.

 Periodista y editor