Después de la decisión del presidente electo Andrés Manuel López Obrador de reacondicionar los aeropuertos internacionales Benito Juárez de la Ciudad de México y Adolfo López Mateos de Toluca, así como construir dos pistas en la Base Aérea de Santa Lucía, en Zumpango, la saturación del actual aeropuerto de la Ciudad de México debe resolverse en el menor tiempo posible, tres años se comprometió el presidente. Fue un anuncio acertado, que rompió la lógica de construcción de infraestructura de los sexenios anteriores caracterizadas por la corrupción y la opacidad, que permitirá a largo plazo el ahorro de recursos y la eficiencia en el gasto público.

No hay “error de octubre”. Aquí nadie trata de saquear al país, como sí ocurrió en 1994. En los que apoyaron la opción de Texcoco y en los que estuvieron a favor de Santa Lucía existen intenciones de fortalecer el sector aeronáutico e impulsar el desarrollo de México. Los posicionamientos en contra de la decisión de Santa Lucía de grupos empresariales abiertamente a favor de Texcoco son comprensibles. La fluctuación del peso frente al dólar que se ha registrado en días recientes no es atribuible solo a la decisión de cancelar Texcoco, como algunos lo han querido señalar. A lo largo de todo este sexenio nuestra moneda ha sobrepasado la barrera de los 20 pesos por dólar en varias ocasiones.

Los empresarios y constructores del aeropuerto en Texcoco tienen la certeza de que existen fondos en el Fideicomiso del Aeropuerto para rescatar inversiones, además de que existe el respaldo del nuevo gobierno de la república de cumplir con todos los compromisos adquiridos por la construcción de esta obra que llevaba al momento de su cancelación un avance del 20 por ciento.

Con puntualidad y eficacia se pagarán las multas financieras y la pérdida del capital ya invertido. De ninguna manera la inversión privada enfrentará un ambiente económico y legal incierto. Con diálogo permanente y acercamientos, el capital privado nacional e internacional terminará por comprender que la decisión de Santa Lucia fue la correcta, que es necesario consultar a la ciudanía sobre los grandes temas nacionales, incluidas las obras de infraestructura de este tipo, y que todos los proyectos que impliquen recursos públicos deben ser transparentes y contar con el apoyo de la sociedad.

¿Qué sigue? Primero, el reacondicionamiento del Aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México. Segundo, el reacondicionamiento del Aeropuerto de Toluca, en el Estado de México. Tercero. Iniciar los estudios de impacto ambiental, suelo, construcción y todos los que se requieran para la construcción del nuevo aeropuerto en Santa Lucía. Las obras de vialidad necesarias para la interconexión de las tres terminales aéreas, que permitan tener una atención servicial y funcional en la nueva infraestructura, la cual tendrá un costo de 100 mil millones, cuya elaboración será con absoluta transparencia y apegado a la ley.

@MBarbosaMx