Personajes en mi vida

 

Por Agustín Lara*

 

[su_dropcap style=”flat” size=”5″]H[/su_dropcap]acíamos una temporada en el Teatro Iris, con “Cantinflas” y Paco Miller. Jorge Maulmer, (el “tigre”) llevó una noche hasta mi camerino a una muchachita morena, tremendamente guapa, a quien acompañaba su mamá… Me explicó que la Srita. Elsa Aguirre deseaba cantar, y pasamos a un saloncito en donde yo tenía un piano… Cantó “Noche de Ronda”; mis manos la siguieron; la escuché con atención y quedamos en que volvería todas las noches a ensayar… Yo, al cabo de unos días, tuve que dejar el teatro y la cosa quedó en puntos suspensivos… Ella empezaba su brillante carrera y el éxito no se hizo esperar. A medida que sus películas aparecían al público, supremo juez de todos los valores, aquilataba su esfuerzo y su sinceridad artística… Y un día Gregorio Wallerstein me llamó para hacer con ella “La Mujer que yo amé”… Fue una cinta bastante ambiciosa, en la que yo como en si todas, tenía un papel de víctima, y de redentor… desde luego y no por mi actuación, creo que es una de las mejores películas de Elsa…

Por mucho rigorismo que se utilice para analizarla se puede descubrir escenas en que ella bordó materialmente un “rol”, ¡dándole un realismo estrujante!… Por esto creo que su talento y su temperamento no han sido todavía aprovechados para el cine en la capacidad que positivamente tienen.

De su belleza no podemos hablar, ¡ya que el mejor homenaje a su hermosura es un silencio contemplativo y reverente!… es una mujer que abarca en su más espléndido significado, esta sola palabra: ¡Guapa!

*Texto publicado el 23 de mayo de 1956 en la revista Siempre! Número 152.