La Estrategia Nacional de Biodiversidad, en cumplimiento del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), que es el primer acuerdo global para abordar todos los aspectos de la diversidad biológica: recursos genéticos, especies y ecosistemas; así como las emisiones que México se compromete a reducir en materia de cambio climático, son las dos grandes prioridades de nuestro país en materia ambiental, dice Hesiquio Benítez Díaz, director general de Cooperación Internacional e Implementación de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Precisa que “esas son las dos grandes sombrillas de las que derivan muchos programas para la conservación, el uso sustentable, el reparto de beneficios, que se derivan de la biodiversidad, así como las estrategias para la adaptación al cambio climático o para la mitigación de gases de efecto invernadero. La naturaleza, si es bien manejada, puede ayudar a mitigar estos impactos, pero también a seguir generando bienestar para las comunidades mexicanas, especialmente en el medio rural, ahí hay que cambiar políticas, ejecutar muchas cosas y en Conabio es donde se genera parte de ese conocimiento que puede orientar estas políticas”, señala Benítez.

 

El papel de la Conabio

Benítez apunta que la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad es miembro del Comité Mexicano, aporta mucha información para la toma de decisiones, para eso fue creada hace 26 años. Su labor es tener el Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad que es información pública tanto por datos de especímenes como por publicaciones.

Añade que “hay más de mil publicaciones que se encuentran disponibles para orientar la toma de decisiones. Se está trabajando en los estados de la república, elaborando las estrategias estatales de biodiversidad para ubicar cuáles son las prioridades en materia de conservación y de uso sustentable”. “Se les da seguimiento a los foros internacionales, además de la UICN, están otras convenciones, es hacer esta conexión y ser traductores e intérpretes de información que puede sonar muy compleja, pero que se pueda entender fácilmente para el público en general y orientarlos a tomar mejores decisiones”, indica el biólogo.

Por eso —dice— es de celebrar que se haya realizado, hace unas semanas, el Primer Foro Mexicano de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, porque por primera vez se reunieron tanto organizaciones que son miembros del Comité Mexicano de la UICN, que es uno de los más grandes de América Latina, junto con personal que viene del secretariado de la UICN, específicamente de la Oficina para Mesoamérica.

Por otro lado —explica—, “muchos expertos mexicanos que forman parte de diversas comisiones y que, por primera vez, después de muchos años, estamos todos juntos en un solo evento. Se aprovechará esta reunión para conocer las directrices mundiales de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y también conocer las oportunidades que tienen para trabajar de forma conjunta los mexicanos, tanto por comisiones como por el Comité Mexicano en cumplimiento de varios compromisos internacionales como el Convenio sobre Diversidad Biológica o la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flores Silvestres, cambio climático, y muchas otras, así como las prioridades de México, especialmente alrededor de la Estrategia Nacional de Biodiversidad”.

Destaca que “durante mucho años, cada quien trabajó solo, muchos desarrollando carreras muy destacadas, pero esta es la primera vez que estamos todos juntos para saber qué está haciendo cada quien y cómo podemos trabajar mejor”.  

Ante este contexto, lo que espera Hesiquio Benítez de este foro es que los mexicanos trabajen mejor en equipo, reconociendo los avances de cada quien en lo individual y viendo los potenciales de trabajar como colectivo. Es la primera vez que se da en muchos años desde que México es parte de la UICN que se hace un evento de esta magnitud y estamos muy optimistas de que salgan cosas buenas.

Cocodrilo, fuera de peligro

Apasionado de los cocodrilos, el biólogo destaca que la Conabio no solo trabaja con esta especie de reptiles, también trabajan con tiburones, con la vaquita marina, el más pequeño de los cetáceos, México realiza esfuerzos sin precedentes para evitar su extinción; con el totoaba, ambas especies están en peligro de extinción, por eso se encuentra todavía en la lista roja de la UICN.

“Lo que no sucede con los cocodrilos afortunadamente, su poblaciones en México se recupera favorablemente, tenemos tres especies: el cocodrilo de río (Crocodylus acutus) distribuido en todo el Pacifico; también está un caimán que ocurre principalmente en la zonas de Chiapas; y el cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletti), es una especie de cocodrilo de pequeño tamaño, que se encuentra distribuida por Guatemala, Belice y todo el Golfo de México en los estados de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas”, asegura.

Explica que “en el caso del cocodrilo de pantano, que ya no está en peligro de extinción, se está iniciando una nueva forma de trabajar con las comunidades, se están comprometiendo a conservar grandes extensiones de hábitat de cocodrilos, como los manglares, a cambio de permitirles que aprovechen los nidos, no hay cacería de cocodrilos, pero sí nidos en donde normalmente mueren, ya sea las crías o los huevos por depredación por otros animales que se los comen o plagas”.

“A las comunidades al estar conservando su hábitat se les permite que estas nidadas las lleven a incubadoras. En esas incubadoras se está teniendo éxito, sobrevivencia de más de 80 por ciento, lo cual no atenta contra las poblaciones silvestres, están siendo llevadas a granjas que se han especializado para su crianza y al cabo de tres años se comercializan en el mercado internacional de la moda llegando a tener precios exorbitantes, cerca de 20 dólares el centímetro de piel a las grandes marcas con pieles de excelente calidad como una alternativa para que las comunidades rurales tengan un ingreso a través de la conservación y hacer un buen manejo de este tipo de especies”, expresa Benítez.

También se trabaja con el cocodrilo de río, “hay poblaciones cada vez más grandes, pero desafortunadamente se tienen cada vez más accidentes relacionados con esta especie, incluso algunos fatales, porque estos animales ya están llegado a tallas muy grandes, algunos de más de cuatro metros, se tiene que hacer algún control de poblaciones o pueden ser utilizados como pie de cría en otras granjas para seguir produciendo piel de alta calidad que pueda ser un beneficio para las comunidades”, señala.