La única verdad es la realidad.

Aristóteles

 

Acabamos de pasar la primera semana de la cuarta transformación y el avión presidencial ya descansa en un hangar en San Bernardino, California, a la espera del mejor postor, sin importar que en esa transacción, económicamente hablando, México no tendrá ninguna ganancia, por el contrario, le generará pérdidas económicas.

El proyecto del aeropuerto de Texcoco revivió, más por la presión legal del alud de demandas que se avecinan por incumplimiento de contrato a los tenedores de los bonos generados para sustentar tan costosa obra; el nuevo gobierno mexicano tuvo que salir apresuradamente a anunciar que por el momento continuaban las obras del aeropuerto y que se haría una recompra de bonos, aunque para esas circunstancias, las autoridades hacendarias mexicanas tuvieran que desembolsar entre 38 mil y 45 mil millones de pesos. En este asunto México está perdiendo mucho económicamente y los mercados no se tranquilizan, menos los inversores, a ello sumemos el daño a la imagen que nuestro país ya sufre.

Una más, la gasolina no bajó a la mitad de su precio como lo ofertó el hoy presidente de la república y que muy mañosamente quiso deslindarse, e incluso recriminó a los legisladores que lo encararon con esta demanda diciéndoles que los que habían aumentado el precio de la gasolina hoy le pedían que la bajara; los legisladores ya no respondieron nada. Pero el presidente se equivoca porque fue él quien ofreció en su campaña la disminución del costo de los combustibles y energéticos, de tal manera que aunque esos legisladores hubiesen sido parte del aumento a los combustibles, ello no los inválida para exigir al presidente que cumpla con su compromiso de campaña, y tampoco eso le da salida al presidente para que asuma la responsabilidad que él mismo ofertó.

Tres ejemplos de la realidad que vivimos apenas en una semana del nuevo gobierno, seguimos sin tener claridad de qué es la cuarta transformación, lo único cierto, claro y palpable son los daños y afectaciones al país.

Tal parece que el presidente no entiende que no entiende, ya que si analizamos sus discursos más parece un líder de la oposición que se encuentra en campaña, y es que él sigue hablando de adversarios, de la derecha que lo quiere hacer caer, de los conservadores que pretenden que le vaya mal, y no ha asumido que indistintamente de la conformación del país en materia electoral y de que fue electo sin duda por una gran mayoría —que no deja de ser solo una parte de todos los mexicanos—, y que al haber protestado como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, le guste o no, lo entienda o no, él ya es el presidente de todos, así debe asumirse, para que en esa medida pase a ser un hombre de Estado que busque el desarrollo pleno del país trabajando con todos para todos, lo que desafortunadamente no se vislumbra.

@perezcuevasmx

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