No son ideas, son mentiras.

Rafael Chirbes

 Estamos ante el inicio de una nueva etapa en la vida política, social y económica de México, un día después del inicio de lo que Andrés Manuel López Obrador ha denominado la cuarta transformación, refiriéndose por supuesto a las tres transformaciones que nuestro país ha tenido, la primera transformación es la Independencia, dada entre los años 1810 a 1821, un movimiento social y político para liberarnos de 300 años de dominio español; la segunda trasformación es la Reforma, se da durante la lucha encarnizada entre liberales y conservadores, principalmente entre los años 1858 y 1861, periodo en el que se dictaron las leyes de Reforma que principalmente generaron la separación entre la Iglesia y el Estado, tiempo que admira López Obrador; la tercera trasformación fue entre 1910 y 1917, la Revolución, que concluyó con un instrumento jurídico de vanguardia a escala mundial, me refiero a la Constitución de 1917, que como paradigma central integraba la protección de los derechos sociales que no estaban contemplados en ningún texto constitucional en el mundo y que, sumados al juicio de amparo, pusieron nuestro país a la vanguardia jurídica internacional.

Teniendo estos tres ejes de partida, López Obrador dice que su período de gobierno será la cuarta transformación, la realidad es que para serlo, como sucedió en las etapas anteriores, la liberación de un yugo extranjero, una acción específica para delimitar las tareas entre lo religioso y lo público, o bien un movimiento reivindicatorio sustentado en la tierra y en los derechos del pueblo, se requiere de una autentica transformación de fondo como país, para que se hable de una cuarta transformación.

Si bien es cierto que la corrupción puede ser el motor, cierto es que tenemos normas e instituciones democráticas que en estricto sentido debiesen hacerse cargo de acabar con la impunidad y sancionar a los responsables, pero esto no sucede por falta de cumplimiento de leyes y de funcionamiento de las instituciones.

El elemento que permita llevar a cabo a una autentica cuarta transformación no sabemos cuál es. Pocos entienden y el propio Andrés Manuel no ha explicado, y por el contrario, ha demostrado que toma acciones y decisiones sin razón y sin sustento que empiezan a colocar nuestro país en una crisis económica y política como en el pasado.

Los mercados financieros han reaccionado en contra, la democracia se ve afectada porque están actuando como monarcas, y no con el mandato de las urnas que les dio la mayoría, pero no el control total por encima de las instituciones y de la ley. La cuarta transformación, la auténtica, la de un Estado de derecho constitucional y democrático depende de todos, no solo del gobernante en turno.

López Obrador ya es presidente constitucional de México, no podrá evadirse de las consecuencias de gobernar el país.

@perezcuevasmx

perezcuevasmx@gmail.com