En un evento en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Roger Bartra y Juan Villoro alertaron sobre la posibilidad de que el autoritarismo se instale de nueva cuenta en el país con la llegada de un nuevo presidente de la república.

“Tengo miedo de que esa restauración vaya todavía más lejos y llegue a los tiempos de Plutarco Elías Calles, hay seis años para ver hasta dónde retrocede el reloj”, señaló Juan Villoro en tanto que Bartra Muria añadió: “vamos a volver a ver el Ejército en las calles, la política de sustitución de importaciones, de frenar el poder de los empresarios; eso era el día a día en los años de Díaz Ordaz y de Echeverría y de López Portillo, realmente sí pareciera el tono populista del PRI de aquella época”.

No obstante, ambos intelectuales rechazaron solicitudes de entrevista con este medio, algo que se debe considerar por el hecho de que tales declaraciones se hicieron antes de la toma de posesión de López Obrador.

Para el director de la revista etcétera, Marco Levario Turcott, hay indicios de que estamos ante la posibilidad de un regreso del autoritarismo como experimentó el país en la década de los años setenta.

Los indicios

En entrevista con Siempre!, Marco Levario Turcott enumeró los indicios que permiten advertir la llegada de un autoritarismo a la presidencia.

“Es muy pronto para dar una respuesta contundente, lo que sí podemos decir es que hay indicios y hechos específicos que nos permiten asegurar que podemos estar viviendo el riesgo de una involución, de una regresión de corte autoritario; al menos tres que son hechos específicos: primero, el continuo ataque en contra de los institutos autónomos, que le pueden representar contrapesos, junto a la concentración enorme que tiene su partido en la Cámara de Diputados y en la de Senadores; el primer indicio es el menosprecio del ahora presidente con los órganos que le pueden representar contrapesos y que forman parte del diseño institucional de la democracia. El segundo elemento son los continuos ataques a los medios de comunicación que le critican y, en consecuencia, por la poca proclividad que tiene a la crítica hay acomodos o reacomodos para tratar de ser parte de una suerte de única voz, la oficial u oficialista que también pretende el propio gobierno, como queda muy claro con la enorme cobertura que ordenó, con cadena nacional para los todos los medios. Y el tercer indicio que me parece de la mayor importancia es la descalificación de los adversarios, es muy sintomático —por ser un indicio y hecho— que Andrés Manuel López Obrador no se dirija a sus adversarios sino como conservadores e, incluso, ha dicho que son el demonio, usando la misma metáfora que estableció durante muchos años Hugo Chávez.

“Esos tres elementos nos permiten decir, por supuesto, y Roger Bartra ha sido muy enfático —coincido con él— en que esta regresión de corte autoritario y populista tiene mucho que ver con los rasgos que también en México tuvo nuestro régimen autoritario en el periodo de los 70”.

Los medios y su reacomodo

En este inicio de sexenio, se ha podido apreciar el surgimiento de medios que buscan estar en línea con el discurso oficial, en tanto que otros se han acomodado a la nueva dinámica.

Para el director de un medio especializado en el análisis de lo que sucede en el mundo de los medios de comunicación, esta circunstancia no ha pasado inadvertida.

“Algunos medios y periodistas en vez de responder con lo que sabemos hacer, que es el ejercicio de la libertad de expresión que comprende la información, la opinión y con eso la crítica, varios periodistas han cambiado diametralmente el discurso que durante años tuvieron crítico de López Obrador para encontrar las palabras más elogiosas del ahora presidente de la república, en esta suerte de rito muy universal que es ¡ha muerto el rey, viva el rey! Y apelan a la desmemoria de las audiencias, lectores, radioescuchas y televidentes; en consecuencia, esta transformación busca congraciarse con el poder; ejemplos hay muchos, como medios que no han aceptado esta tutela, como Siempre!, etcétera, Proceso, Reforma, como algunos otros periodistas, el hecho es, sin embargo, que priva un ambiente mediático muy proclive a acompañar la opinión de López Obrador, imagina a una colega que mostró como un logro periodístico tomarse una selfie con el ahora presidente, cuando diversos códigos deontológicos de los principales medios de comunicación en el mundo desaconsejan que un profesional de la comunicación tenga ese tipo de desplantes con los funcionarios que son, digamos, la materia específica de su propio trabajo, que es dar cuenta de los hechos y las insuficiencias en la práctica de las políticas públicas”.

El riesgo, en opinión de Marco Levario Turcott, es que continúe la salida de voces criticas de los medios.

“Estamos viendo esta suerte de claroscuros por donde queramos mirar; por supuesto que MVS tampoco ha estado a la vera de ello y periodistas como Ciro Gómez Leyva que no han aceptado esa tutela. Son minoría, sin duda; en el ejemplo de Radio Centro es clarísima la intención de censurar a Carlos Loret de Mola, de obligarlo a renunciar y, en consecuencia además, no solo es el silencio en esa cadena de radio —espero que Carlos entre en otro programa—, sino que Radio Centro buscó dejar a Carmen Aristegui que ha mostrado una enorme simpatía y proclividad con las ideas y planteamientos de López Obrador”.

En paralelo, observa nuestro entrevistado, las voces oficialistas ocupan cada vez más espacios.

“Recordemos que el 16 de agosto de este año, López Obrador dijo que buscaría promover que Aristegui regresara a los micrófonos y Radio Centro fue la cadena que rápido le responde al presidente y la incorpora en su filas, tenía a dos periodistas en la mañana compitiendo entre sí, opta desde luego por Aristegui y por callar a Loret de Mola. Ejemplos hay muchos y son los que nos permiten decir que en materia de libertad de expresión tenemos un enorme reto los periodistas frente a esta situación en el país”.

La responsabilidad de los medios

“El tema es clave, porque da pie a considerar que si bien prácticas, discursos y políticas públicas como las que se asoman en esta nueva administración son muy semejantes o idénticas a periodos anteriores en nuestro país, a los gobiernos populistas de Echeverría y López Portillo, también es cierto que durante los 40 0 50 años que transcurrieron se ha formado un grado y solidez ciudadana importante. Qué decirle a estos, que esperen la mayor precisión y calidad informativa en los medios; el ciudadano no es consumidor de medios sino un exigente y demandante de información, tanto en los organismos públicos —para eso existe una ley de transparencia—, como para los medios de comunicación; la apuesta en esa misma perspectiva es que hay amplias capas de la sociedad que no están dispuestas a regirse con los mecanismo de una sola voz oficial, de ahí se desprende que una convocatoria a la crítica, al debate enterado, a exhibir los desplantes del fanatismo, a exhibir que el adjetivo o la grosería no pueden sustituir el intercambio de ideas implican un largo camino que, sin embargo, creo, existe la cultura suficiente en amplias capas de la población para llevarlo a cabo”.

Marco Levario Turcott concluye señalando que, pese al panorama adverso, es optimista respecto al futuro del periodismo crítico y de un público más exigente.

“De hecho es el público al que apela Siempre!, el portal de etcétera, muchos medios que en esa misma perspectiva vamos a impulsar la pluralidad, la diversidad, son dos elementos que señaladamente López Obrador nunca habla de eso y ahí, en esa dicotomía medios-ciudadanos que opinan y piensan distinto de esta voz oficial que se quiere imponer, donde puede darse —estoy seguro de que se dará y no es un desplante optimista, sino de definición y diagnóstico social— un México que encuentre sus propios canales y no se nos olvide que las redes sociales, como espacios de comunicación horizontal, es donde los últimos meses ha tenido un contrapeso importante López Obrador”.

@AReyesVigueras