Culminan este fin de semana las reuniones de la Unión Europea para debatir el brexit acordado en Bruselas. Una golpeada Theresa May se reúne con los 27 líderes de la UE para intentar modificar el acuerdo de salida y obtener garantías de que el Reino Unido no permanecerá indefinidamente en la unión aduanera europea, punto fundamental para evitar que aparezca una frontera física entre Irlanda e Irlanda del Norte.

Tanto el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, como la canciller alemana, Angela Merkel, han rechazado renegociar el acuerdo aunque se han mostrado a favor de discutir cómo facilitar la ratificación en el Reino Unido.

Apenas el lunes pasado, May modificó la fecha de la votación en la Cámara de los Comunes debido al rechazo en su propio partido — los tories— y lo aplazó dos días más.

La primer ministra logró superar la moción de confianza que presentaron 48 miembros de su partido en su contra, que consideran que no ha cumplido con lo prometido en el referéndum del brexit en 2016.

Sin embargo, el resultado de la votación no le dará gran margen de maniobra y entre los costos que asumirá es que no podrá presentarse como líder de su partido en los próximos 12 meses. Para el líder del partido laborista, Jeremy Corbin, ese triunfo no significa nada ya que la primer ministra perdió su mayoría en el Parlamento y es incapaz de concluir un acuerdo de brexit que sea útil para su país.

Sobre la crisis política que se vive en el Reino Unido por el brexit, Siempre! entrevistó al politólogo e internacionalista del Centro de Investigación y Docencia Económicas Leonardo Núñez González.

En 2016 había un referéndum para decidir si el Reino Unido debería permanecer o no dentro del brexit y así se le comunicó formalmente a la Unión Europea el 29 de marzo de 2017. A partir de esa fecha corre un periodo legal de 2 años en el que si se llega al 29 de marzo de 2019 sin que haya un acuerdo, esto es, que haya pasado por el proceso correspondiente de la aprobación de la Unión Europea y del Parlamento, hay una salida denominada «opción nuclear» que significa que el Reino Unido saldría de la Unión Europea, sin ningún tipo de acuerdo y sin ningún trato preferente. Esta situación complicaría de tajo el libre tránsito de las personas, detendría el comercio ya que se establecerían aranceles y muchas otras consecuencias. Las negociaciones que hemos estado viendo es el acercamiento hacía esa fecha”.

¿Qué sucedió esta semana?

Theresa May ya había llegado a un acuerdo inicial con la Unión Europea, que había sido aprobado por los 27 miembros y con el cual tenía que regresar a su país y lograr que fuera aprobado por la Cámara de los Comunes —equivalente a la Cámara de Diputados—.

El problema es que la coalición a la que pertenece Theresa May — los tories— no tiene los votos necesarios para lograr su aprobación, ya que incluso en el interior de su propia coalición hay algunos miembros que la han criticado abiertamente debido a que no están de acuerdo con algunos de los términos del acuerdo, en particular los que tienen que ver con Irlanda del Norte y del Sur, que es la parte más delicada.

El Reino Unido se enfrenta a la posibilidad de que no sea aprobado el acuerdo, y May, sabiendo que no cuenta con los apoyos necesarios, modificó la fecha y finalmente logró superar la moción de censura.

Legalmente, el Reino Unido tiene hasta el 21 de enero para entregar a la Unión Europea un acuerdo aprobado también por su parte, para que llegado el 29 de marzo entre en acción ese acuerdo en la cual se separarían de la Unión Europea.

Lo que está tratando de hacer Theresa May es ganar tiempo para dos posibilidades: una, negociar con la Unión Europea algunos cambios, pero resulta complicado porque la Unión Europea ha declarado que no van a cambiar nada y no piensan ceder más. Sin embargo, hay una posibilidad, de que ante la probabilidad de que el Parlamento no lo apruebe, la UE haga algunas concesiones para que en una votación sí logre pasar, esto se definirán en estos días.

Todavía tiene margen de maniobra Theresa May porque en el interior hay mucho conflicto, la ultraderecha insiste en mantener el brexit mientras otras voces están diciendo: mejor nos salimos.

Está contra las cuerdas, sin embargo, todavía tiene varias opciones a su disposición. Una de ellas es que podría llamar a una elección general, ya lo había hecho en 2017 aunque esa vez no le salió, ella había creído que si llamaba a una elección general, triunfaría.

Hay que recordar que en el sistema parlamentario las elecciones no están en fecha fijas sino que dependen del momento político y pueden llamarse por parte del Parlamento o por parte de la primer ministro. May podría llamar a votaciones para tratar de obtener más escaños de los que tiene actualmente, es un riesgo pero también una posibilidad.

Hay otra opción que se está barajando, pero Teresa May no está tan de acuerdo y es que haya un segundo referéndum.

Peligroso, ¿no se dividirían más?

Es peligroso porque, uno, no sabríamos cuál es el mandato que podría salir, si la apuesta de Teresa May es optar por esa idea sería un poco como lo que hizo David Cameron, el ex primer ministro que pensaba que iba a tener un resultado positivo y, al no lograrlo, tuvo que renunciar al cargo.

Aquí puede suceder lo mismo, se podría esperar que se reafirmara la posición mayoritaria a favor del brexit, podría ser que vistas las consecuencias y las fallidas negociaciones, ganara en este momento la Unión Europea.

 

Cómo debería operar el brexit

Esta situación se alimenta porque justamente la semana pasada el Tribunal de Justicia Europeo aprobó o emitió un criterio sobre cómo debería operar el brexit y señaló que este acuerdo podría detenerse si el Reino Unido desiste antes del 29 de marzo próximo. Anteriormente el Consejo Europeo había dicho que una vez que ya estaba activo el acuerdo de que se querían salir de la Unión Europea, ya no había vuelta atrás.

Lo que hoy señala el Tribunal es que si antes del 29 de marzo hay algún proceso democrático dentro de la Unión Europea, que puede ser un referéndum o que puede ser una votación del Parlamento, que diga que desisten de salirse y que sí se quedarían en la Unión Europea, podrían quedarse. Es una opción que está en el aire.

¿Qué tan factible podría ser?

De acuerdo con la posición de la mayoría de los legisladores, es lo menos probable porque generaría mucha incertidumbre. La propia Teresa May y los conservadores han dicho que esa salida no están dispuestos a tomarla, que habrá brexit sí o sí, el tema es qué tipo de brexit será, el ideal sería que se llegara a un acuerdo.

Hay que señalar que existen varias posibilidades de acuerdo, porque también puede ser que el parlamento decida intervenir y que sean ellos quienes tomen las riendas y negocien con la Unión Europea.

Aquí se abre otra ventana de incertidumbre porque la Unión Europea difícilmente va a ceder más de lo que ha cedido, pero es una posibilidad. Creo que, a pesar de todo, la fecha del 29 de marzo sigue ejerciendo presión sobre todos los jugadores, porque nadie quisiera tener la “opción nuclear” esto es, salir sin ningún acuerdo porque todos saldrían perjudicados.

¿Tendría que renunciar Theresa May?

Ella podría renunciar desde mucho antes, porque el tema con el sistema parlamentario es que si ella presenta su propuesta actual bajo un acuerdo y es derrotada en la Cámara de los Comunes por una amplia mayoría, el sistema parlamentario podría utilizar su remoción de censura que es cuando el Parlamento le quita el apoyo, incluso antes de que llegara la fecha del 29 de marzo. Si la crisis se agudiza, una votación mayoritaria en la Cámara podría quitarla del puesto.

Hay mucha incertidumbre y pueden pasar estos cinco escenarios: May puede llegar a un acuerdo diferente con la Unión Europea, someterlo a votación y quién sabe si pase; la primer ministro puede en los medios lo que se denomina hacer un ave María y lanzarse a una nueva elección, que pueden ser generales o puede ser un referéndum. Si lo gana estaría fortalecida para imponerlo porque en el referéndum lo que se preguntaría sería: ¿estás de acuerdo con el acuerdo de Theresa May?, o ¿quieres permanecer en la Unión Europea?

La segunda alternativa es llamar a elecciones generales para cambiar el Parlamento o un referéndum; la tercera disyuntiva es que la primer ministro podría perder su aporte que es lo que podría cuestionar su liderazgo con una cuestión de censura y podría obligarla a que deje de ser primer ministra si se generan los votos necesarios.

La cuarta opción es que el parlamento intervenga y en eso pueden llegar a un acuerdo con la Unión Europea, incluso pueden posponer el brexit, y hacer un voto para decir que se haga más adelante aunque se provoque una crisis política; y la quinta alternativa es la opción nuclear, que nadie llegue a ningún acuerdo, que no desistan de la aplicación del artículo 50 del Tratado, que lleguen al primero de marzo y el Reino Unido se quede fuera.

 

Delicado, el caso de Irlanda

¿Qué pasaría con Irlanda y con Escocia?

El problema con Irlanda es el más delicado. Irlanda es una isla, donde Irlanda del Norte pertenece a Reino Unido e Irlanda del Sur es una nación soberana que forma parte de la Unión Europea.

El problema es que bajo un acuerdo del brexit, la parte norte de la isla ya no formaría parte de la Unión Europea; pero hay una serie de acuerdos para continuar el comercio, y para que se mantengan los acuerdos entre el Reino Unido y la Unión Europea, no tiene que haber una frontera física en las Irlandas.

Esta situación ya había sucedido, cuando había problemas con el Ejército Irlandés de Independencia, el IRA, la frontera de Irlanda estaba dividida físicamente y se ha ido desmontando poco a poco y ahora quedarían dos miembros de la UE y habría un flujo libre. Es muy delicada la situación de cómo generar una ruptura entre un espacio que está unificado pero que va a formar parte de dos regímenes diferentes.

La Unión Europea ha empujado una serie de reglas para que Irlanda no se divida físicamente y pueda acceder, por ejemplo, a una tarifa preferencial en los impuestos, que es de lo que se trata, que el Reino Unido no quede fuera totalmente de la Unión Europea sino que se llegue a un acuerdo tipo Noruega, en el cual tienen acceso preferencial, menos impuestos.

El problema con Escocia es que ellos votaron de forma mayoritaria en contra del brexit y existe una gran tensión política ya que se van a ver arrastrados por el destino del Reino Unido. Es más una tensión interna que externa, el problema principal se encuentra en Irlanda al ser una misma isla con dos sistemas económicos diferentes ahora, porque uno va a formar parte del espacio europeo y el otro no, a pesar de estar en el mismo espacio físico.

Tendremos que ir viendo cada una de las situaciones porque también la flexibilidad del sistema parlamentario permite muchos caminos posibles, no hay una sola vía.

En este momento tanto podríamos tener brexit como podríamos no tenerlo, hay una gran incertidumbre que se refleja en los mercados, la libra esterlina ha caído hasta el tercer nivel en los últimos dos años, hay una gran incertidumbre entre los inversores y los bancos. En los próximos tres meses todo puede pasar.