Por Ángela Pérez

 

[su_dropcap style=”flat” size=”5″]¿[/su_dropcap]Quién no ha soñado alguna vez con ver de cerca cómo trabajan los grandes creadores? ¿Cómo surgen sus proyectos? ¿Cómo viven el día a día? y un sinfín de interrogantes más. Sin duda, Ingmar Bergman es uno de los más grandes creadores. El insigne director de cine sueco -también guionista y extraordinario director de teatro-, nos ha legado películas que marcaron época en la historia del Séptimo Arte y que nunca dejaran de tener vigencia. Con la huella de los dramaturgos Henrik Ibsen y sobre todo August Strinberg, y del cineasta Carl Dreyer, nos muestran un mundo tan personal como atormentado que conecta con todos nosotros. Bergman se interna en el más hondo del alma humana, ese territorio donde muchas veces solo resuena, atronadoramente, el silencio de Dios.

Y, también sin duda, es un enorme privilegio acceder a este cuaderno de trabajo, ven la luz por vez primera. Ahora, un primer volumen que comprende su actividad entre 1955 y 1974, y, próximamente, un segundo que abarcará desde 1975 hasta 2001, seis años antes de su muerte. Gracias a la diligencia de la editorial Nórdica -que también acaba de publicar el guion de Persona-, podemos disfrutar de este documento excepcional en el primer centenario del nacimiento del director de Fresas salvajes, Gritos y susurros, Secretos de un matrimonio, y Fanny y Alexandre, entre otros muchos títulos inolvidables.

En este Cuaderno de trabajo, Bergman nos habla de sus obsesiones, de sus proyectos, de los rodajes de sus filmes, de bocetos de sus argumentos, de ideas que le van surgiendo, de las relaciones con los actores y actrices… Y lo hace desde la más absoluta sinceridad, con lo que podemos ver también sus vacilaciones y dificultades: “Hoy he intentado descansar de esta carga que he asumido y lo he conseguido un poco pero no del todo. Por el momento las escenas no se suceden aún de forma orgánica y hay muchos elementos revueltos (¡la mayoría!). Aun así, estoy cada vez más resuelto a, pese a todo, tratar de llevar a cabo este proyecto. Principalmente quizá porque es lo que se espera de mí y porque es lo que yo espero de mí. Pero es una lucha tremenda”.

Organizado por años, al comienzo de cada uno se incluye una contextualización del mismo, en la que se resume la actividad de Bergman en ese momento. Igualmente, el volumen se abre con un prólogo de la muy bergmaniana escritora Dorthe Dors, y un comentario final de Jan Holmberg, estudioso del cine y actual director general de la Fundación Ingmar Bergman, quien tomó la decisión de que esta obra viera la luz.