Con el anhelo de “purificar la vida pública de México”, Andrés Manuel López Obrador rindió protesta en el Congreso de la Unión, el pasado 1 de diciembre, como presidente de la república para el periodo 2018-2024.

En su primer discurso como Ejecutivo federal, “que fue en gran medida una arenga electoral, no una plataforma de gobierno”, se comprometió a actuar sin odios, “no le haré mal a nadie, respetaré las libertades, apostaré siempre a la reconciliación y buscaré que entre todos y por el camino de la concordia, logremos la cuarta transformación de la vida pública de México”.

El tabasqueño que se autocalificó como juarista y cardenista, así como maderista y partidario del sufragio efectivo y de la no reelección, advirtió que hará cuanto pueda para obstaculizar las regresiones en las que conservadores y corruptos estarán empeñados.

Indicó que la cuarta transformación política de México ya comenzó, “puede parecer pretencioso o exagerado, pero hoy no solo inicia un nuevo gobierno, hoy comienza un cambio de régimen político…”

Ante este contexto, Ricardo Pascoe Pierce, politólogo y académico de la UNAM, explica que las propuestas y planteamientos en el discurso de toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador, así como las acciones que ha venido tomado el gobierno lopezobradorista, desde el pasado mes julio a la fecha, no significan que habrá un cambio de régimen, para eso hay que tener “una concepción no solo de lo que se destruirá, sino también de lo que se construirá”.

“No es suficiente decir que se combatirá la corrupción, las contradicciones conceptuales están a la vista, plantea paz y democracia, pero lo hará con mayor militarización; plantea empleo y salarios mejores para todos y se inscribe en el mismo modelo económico que puede tener algunas modificaciones, el ataque verbal al neoliberalismo fue nada más verbal, porque en la práctica está aplicando un modelo económico netamente neoliberal, y lo que se equipara como si fuera el modelo neoliberal, es la corrupción”, explica.

No confundir conceptos

Pascoe asegura que “no hay claridad ni conceptual, ni programática, hay mucha claridad en cuáles son los temas que irritan a la gente, la corrupción, la desigualdad, la pobreza, temas insistentemente remarcados en el discurso de toma de protesta, que fue en gran medida una arenga electoral, no una plataforma de gobierno”.

Precisa que las adecuaciones administrativas que están haciendo hasta ahorita, por ejemplo, la restructuración del gobierno, no es un cambio de régimen, es una reorganización interna de la administración pública federal, es eso, no hay que confundir los conceptos.

Un cambio de régimen —continúa— “implicaría una nueva relación entre los tres poderes de gobierno, entre los gobiernos de la república, desde el municipio, pasando por los gobiernos estatales y el federal, en una nueva reconceptualización y arquitectura”.

Sin embargo, “la idea que hemos visto, sin que se diga así, es el neocentralismo que se plantea hoy como un complemento al modelo económico, la militarización, son más bien indicios de la posibilidad de un régimen mucho más autoritario, es decir, centralismo, militarismo, imposición de superdelegados, control absoluto sobre el presupuesto y su repartición hacia los estados y municipios. Hay indicios sin duda preocupantes, pero son eso, indicios, hasta ahorita no es aún un modelo concretado”, sostiene.

El analista político advierte que pasará mucho tiempo, “hasta que se vean con toda claridad las implicaciones de esta idea, de que todo el país está obligado a pensar como él piensa; que todo el país tiene que sujetarse a su moral; que todo el país tiene que conceptualizar su subordinación al poder público para que él dicte las normas y las formas en que los mexicanos vamos a vivir; esa es una idea de una democracia dirigida, centralista, completamente corporativizada”.

El exfuncionario público no sabe “si ese es el cambio de régimen, pero como no lo explican, como tampoco explican por qué militarizaron, por qué aceptaron el aumento en la gasolina, es factible decir que solo logra, retóricamente, confundirnos a todos”.

Nuevos amigos

En sus discursos López Obrador dijo que uno de los distintivos del nuevo gobierno será la separación del poder económico del poder político; al respecto Ricardo Pascoe recuerda que la primera vez que López Obrador habló de eso, “ya de manera concreta, estaba sentado en una mesa con Javier Jiménez Espriú, nuestro nuevo secretario de Comunicaciones y Transportes, un empresario y hombre de negocios, y con el ingeniero José María Riobóo, dueño de la empresa constructora que es la favorita de su gobierno. Él estaba hablando con empresarios de la separación capital-Estado, es en el mejor de los casos una absoluta confusión conceptual del nuevo presidente, en el peor de los casos es una franca mentira”.

Dice no saber a “cuál de los extremos hay que irle, pero cuando se habla de la separación poder económico-poder político en México hoy por hoy en este modelo económico que ellos mismos están sosteniendo y promoviendo, lo que uno debe interpretar es que habrá nuevos amigos del poder político que provienen del poder económico y que piensan destruir a unos del poder económico y atraer a otros de esa misma camada, no es comprensible”.

En resumidas cuentas, “estamos frente a extraordinarias confusiones conceptuales y una verborrea retórica que en el fondo no esclarece absolutamente nada, ¿cuál es el programa de gobierno?, ¿cuál es su rumbo ideológico real?, ¿cuáles son sus propuestas definitivas?; y mañana pueden decir exactamente lo contrario a lo que dicen hoy, sin parpadear y, más que nada, peor que todo, sin dar explicación alguna, ese es el signo característico del gobierno a unos días de haber asumido el poder”.

El PAN, el enemigo a vencer

El perdón a Enrique Peña Nieto, desde la campaña y después de su triunfo en la elección de julio, es una crítica constante que se le hace a López Obrador, incluso dice Pascoe Pierce: “en su discurso de toma de posesión nunca habló de la mafia del poder, de la que habló durante 18 años, por primera vez desapareció completamente de su vocabulario, pero sí apareció otro objeto de odio, que es el llamado conservadurismo y lo definió perfectamente: Partido Acción Nacional (PAN)”.

Apunta que Andrés Manuel “define el PAN ya como el nuevo enemigo a vencer, el nuevo vocero de intereses perversos, conservadores, restauradores, y perdonó al PRI, a todos los priistas. Ve la oportunidad de destruir completamente el PRI como destruyó el PRD, y que quede, en tres años, un nuevo esquema político en el país, Morena versus PAN, el PRD y el PRI completamente desaparecidos o convertidos ya en pequeños partidos paleros. El nuevo binomio de la disputa nacional será entre liberales y conservadores, entre panistas y morenistas, este es, según él, su idea de cambio de régimen”.

Por eso —dice— es muy importante “en su modelo político promover el miedo y tener un objeto de odio. Su modelo político está basado en la identificación del objeto de odio para movilizar, esquematizar, incidir, en el pensamiento maniqueo de la gente”.

“Es muy cómodo pensar en esos términos, pensar más simple, la mafia del poder, el PRI-AN, pero ya no tiene necesidad de eso, ya se reconcilió con el PRI, él lo que busca ahora es enardecer a la gente en contra de los llamados conservadores, restauradores, que hoy será el PAN”.

Incluso “en su discurso agradeció a Peña Nieto y atacó a Felipe Calderón y Vicente Fox, diciendo que ellos le habían hecho fraude y Peña no, esa es exactamente la nueva república que se avecina, el nuevo pensamiento maniqueo que servirá para enardecer a unos y confrontar a otros. Le permitirá utilizar la confrontación para dividir y para ganar a los opositores, y finalmente consolidar un poder hegemónico aplastante en el país. Es lo que él quiere y lo que ve como posible a tres o seis años”.

 

En la boleta electoral del 21

Por eso, en su discurso ante legisladores e invitados especiales, López Obrador afirmó que se someterá a la revocación de mandato y anunció que en dos años y medio habrá una consulta para preguntar a los ciudadanos si quieren que se mantenga en el cargo o que pida licencia. Esto en —opinión de Pascoe— tiene la finalidad de movilizar a sus electores, para que en las elecciones intermedias —de 2021— salgan a votar por él otra vez, para tratar de asegurar la victoria de Morena de nueva cuenta en las urnas. “Andrés Manuel se dio cuenta de que la gente votó por él, no por la gente de su partido, si solo votaran por Morena no tendría tanta votación como la que recibió. En la intermedia quiere estar en la boleta para que la gente salga a votar por él, es un truco electoral”.

Ante este contexto, Pascoe Pierce coincide con quienes señalan que al presidente de la república no le corresponde equiparar su cuarta transformación con la etapa de la Independencia, de la Reforma y de la Revolución, eso le corresponde a la historia, sin embargo, “lo hace porque en su cabeza hay una idea fantasiosa de sí mismo y de su papel”.

“Algunos de sus cercanos entienden que lo que hay que hacer con Andrés Manuel es hacerlo sentir un poco que es el nuevo redentor, el mesías, el emperador, son las palabras recientes de Porfirio Muñoz Ledo diciendo, después de la toma de protesta, que vio un hombre transfigurado, un iluminado”, indica.

Y va más allá, “Porfirio en eso es un clásico oportunista de la política mexicana que dice lo que los líderes quieren escuchar, cuando lo dice Porfirio es porque sabe que es lo que quiere escuchar el nuevo mesías, y se concibe a sí mismo como eso, como un iluminado”.

FE DE ERRATAS

En la edición 3416 de fecha 2 de diciembre, la entrevista con el sociólogo Carlos Torrealba— “AMLO buscará crear instituciones paralelas”— apareció con un error de edición. Se publicó “…Raúl Correa…” (en alusión al presidente de Ecuador) cuando debió decir “Rafael Correa…” A los lectores y al entrevistado les ofrecemos nuestras disculpas.

La Redacción