En los próximos días se estará cumpliendo apenas un mes de que Andrés Manuel López Obrador asumió la Presidencia de la República, sin embargo, las transformaciones que prometió él y muchos otros del partido Morena en cientos de mítines, recorridos y, por supuesto, en los más de 12 años de campaña, hoy no se ven materializadas.

En las últimas sesiones de pleno, tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores, Morena con su mayoría apabullante tenía la oportunidad de demostrar su dicho de ser una verdadera transformación, no obstante, demostró que su supuesta “transformación” no es más que demagogia.

Se han aprobado ya la Ley de Ingresos 2019 y el Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal del siguiente año, lamentablemente es un presupuesto clientelar, pues pareciera que su proyección está hecha para votos y no para personas.

De los sectores más afectados, victimas del mal diseño del presupuesto 2019 se encuentran: cultura, universidades, el campo, así como órganos constitucionales autónomos, entre otros.

Fue lamentable ver cómo el primer mandatario de nuestro país dejó de lado sus promesas de campaña y descuidó totalmente sectores tan importantes como la educación y la cultura en el paquete económico de 2019.

Causó conmoción en el Congreso, en diversos medios de comunicación y en la sociedad en general, que se pretendiera disminuir en más de 6 por ciento el presupuesto a la Universidad Nacional Autónoma de México. Por eso solicité desde el Senado de la República que se hiciera de inmediato un exhorto respetuoso a la Cámara de Diputados para que se aumentara.

López Obrador olvidó que se trataba de la máxima casa de estudios de México, que sin lugar a duda es un icono no solo en nuestro país sino también en el ámbito internacional, y por supuesto es una universidad que necesita hoy más que nunca del erario para continuar siendo un ejemplo de autonomía y de universalidad.

Se lograron recuperar 4 mil millones de pesos, no solo para la UNAM sino para otras universidades públicas y de prestigio para el país. Se le devolvieron a la Universidad Nacional 2,501 millones de pesos, a la Universidad Autónoma Metropolitana se le devolvieron más de 560 millones de pesos, mientras que al Instituto Politécnico Nacional poco más de 982 millones de pesos.

La misma suerte le ocurrió al sector cultural en el que se pretendía un recorte presupuestal de cerca de 522 millones de pesos, evidentemente un grave error, pues considero la cultura un factor importante para la mitigación de la inseguridad.

El año pasado se otorgaron 12,916 millones de pesos, y cuando fui presidenta de la Comisión de Cultura, en la LXI Legislatura de la Cámara de Diputados, se aprobó un presupuesto por 16,663 millones de pesos, durante el ejercicio 2012, uno de los más altos en este rubro.

El pasado 11 de diciembre, presenté un punto de acuerdo en conjunto con senadoras y senadores de diversos grupos parlamentarios para aumentar el presupuesto de cultura, además el 20 de diciembre presenté en el pleno del Senado de la República dos reservas a la Ley de Ingresos para apoyar el cine mexicano. ¿Qué pasó? Morena dijo no a la cultura y votó en contra, reduciendo el presupuesto, del cual solamente se recuperaron 500 millones de pesos.

Se debe procurar que el acceso a la cultura sea progresivo, y seguramente disminuir el presupuesto a este sector no es el camino para lograrlo.

El nuevo gobierno tiene todo para transformar a México, para bien y para mal, desde hace mucho no se veía la mayoría abrumante que ahora tiene Morena, es por lo que el presidente debe valorar cada una de sus decisiones, no solamente por el costo político sino por el grave daño que le puede causar al país. Reducir el presupuesto a la cultura y a la educación superior es un costo a futuro que López Obrador habrá de asumir.