La amistad es lluvia de flores preciosas.

Tecayehuatzin

Con más de once mil cuitlaxóchitl (flor de cuero), mejor conocidas como Nochebuenas, en su tradicional color rojo o con sus pecíolos blancos o rosa, más mil helechos y 8 hermosas magnolias, un grupo de productores de Tlalpan y Xochimilco intervinieron el Zócalo capitalino para reproducir con todas ellas el águila cósmica plasmada en el códice Fejérváry-Mayer, símbolo de Totatzin Tonathiuh (el Padre Sol).

Bajo la dirección del historiador Alfredo López Austin, con el acompañamiento del arquitecto de paisajes Saúl Alcántara, el gobierno presidido por la Dra. Claudia Sheinbaum innovó el uso de la Plaza de la Constitución recreando un espacio artístico floral que remitiera a sus visitantes, así como a los nuevos ocupantes del Palacio Nacional y de las dependencias del gobierno capitalino, a un mítico jardín contextualizado con las obras de cartonería realizadas por un grupo de artistas egresados de El Faro de Oriente y de otros espacios alternativos de educación artística, quienes dieron vida a los cuatro árboles míticos narrados en el importante documento, de nuestras culturas originarias, al que nos referimos en el párrafo anterior.

Este rico compendio de los saberes y estilos mixteco, nahua y maya se exhibe desde 1867 como pieza relevante del acervo del Liverpool Public Museum, cuyo patronato lo recibió en donación de Joseph Mayer, quien a su vez lo había adquirido de Franz Pulsky, sobrino del coleccionista húngaro Gábor Fejérváry, urgido de dinero para solventar su decimonónica vida de simulación.

Mayer quedó prendado por la conservación de ese documento conformado por 23 fojas dobles en forma de acordeón, a través de las cuales se cuenta la concepción mítica del universo mesoamericano, conjuntando los saberes de nahuas del altiplano y de Cholula, de los mitos mixtecos y, también, de los mayas, lo que hace del conjunto uno de los primeros documentos multiculturales del continente americano, al tiempo que da sustento a la interpretación de que este Tonalámatl, o calendario adivinatorio, se elaboró a petición de los pochtecas, mercaderes espías incansables y proveedores de los señores de México Tenochtitlan.

Sensibles a este devenir histórico, con esta intervención floral determinamos innovar en la toma de protesta del primer Poder Ejecutivo constitucional de la ciudad y del primer gobierno de una científica electa por mayoría, acción sumamente apreciada por los habitantes de la ciudad que acreditaron el fin de la “securitización” y del encapsulamiento característico del más impopular de sus administradores, Miguel Ángel Mancera, y que así comprendieron en toda su profundidad el hermoso poema del Tlatoani Tecayehuatzin, quien definió la amistad como “lluvia de flores preciosas”, las que inundaron con su alegría esa árida plancha de concreto en la que quisieron convertir el Zócalo durante la pasada administración.