Recién comenzó la nueva administración federal, paralelamente también nuevas dificultades que de alguna manera eran previsibles, el intento de disminuir percepciones en servidores públicos, particularmente del Poder Judicial, arreció el debate en el que otros actores públicos ya se han involucrado.

Ciertamente, el presidente Andrés Manuel López Obrador cuenta con un bono democrático evidente que se originó el 1 de julio, solo que una cosa es bregar en la campaña y otra muy distinta ejercer el poder.

Nadie es infalible y quien presuma que lo es seguramente se fundará en motivos religiosos cargados de subjetividad con argumentos metafísicos. La cuarta transformación opera más en el discurso porque el tiempo del nuevo presidente es aún breve, no llega ni al mes, en todo caso la expectativa en ese y otros rubros está vigente.

Lo que llama la atención es que la oposición luce liquidada, el PRI parece no salir de un letargo al que fue condenado por la sentencia implacable escrita en las urnas el anterior primero de julio, ahora luce como una organización decadente sin liderazgos sólidos.

Una vez que dejó la presidencia Enrique Peña Nieto se quedó sin jefe, aunque el exmandatario ya lucía frágil y fue el operador de la debacle ante el desprestigio mayúsculo que fue acumulando.

Será importante analizar el comportamiento del tricolor porque en sus genes no está ser oposición, fue fundado desde la elite del poder con todo el viento e inercias a su favor en 1929, históricamente los presidentes de la república de dicha extracción fueron los dueños de la franquicia, ellos palomeaban a quienes ocuparían puestos de elección, el contenido ideológico priista mudaba cada seis años porque la moda la imponía el jefe del Ejecutivo, es decir el dirigente de facto del PRI.

En el caso del PAN, este también fue derrotado tremendamente en los comicios anteriores y de qué manera, Ricardo Anaya sufrió un duro revés que tendrá diferentes lecturas, Acción Nacional luce desdibujado, su última elección por la dirigencia del albiazul hizo aflorar las grietas y ha forzado el éxodo de algunos militantes, entre ellos el expresidente de la república Felipe Calderón Hinojosa.

El PAN recién difundió un video contra el presidente López Obrador en el que compara al mandatario con tipos impresentables como Stalin, fue una rudeza innecesaria, lo importante es el debate de las ideas no la competencia sin ton ni son de exabruptos. Acción Nacional tuvo en el pasado extraordinarios tribunos, aunque ya están en extinción, ni qué decir de los ideólogos que figuraron en el escenario doctrinario como el fundador Manuel Gómez Morin y Efraín González Luna. El último de los pensadores destacados del panismo fue Carlos Castillo Peraza.

El PRD requiere, con urgencia, refundarse, reflexionar en serio pese al lastre que ha implicado contar con corrientes que poco aportan y más le restan; su prioridad está en reorganizarse.

En cuanto a los otros partidos es poco lo que se puede destacar, en suma la oposición luce frágil y no debería, los equilibrios son fundamentales para hacer evolucionar la democracia.