La política práctica consiste en no hacer caso de los hechos.
Henry Brook Adams

Innegable que la “guerra al huachicol” ha marcado lo que bien podría llamarse la primera crisis del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, en la cual, como en todas las guerras, la primera víctima es la verdad. Aunque nadie puede estar en desacuerdo en que es inaceptable que se tolere el robo de combustible, convertido hoy en una fuente de ingresos para la delincuencia organizada, la de mezclilla y la de cuello blanco, y causa de violencia criminal que ya ha costado muchas vidas, se tiene la percepción de que fue una decisión menos pensada de lo que pareciera.

 

No hay suficiente información precisa acerca de las acciones y las decisiones del gabinete.

Desde el principio atribuimos a fallas de los colaboradores del presidente López Obrador en la puesta en práctica de la guerra contra el huachicol, pero lo cierto es que no hay suficiente información precisa acerca de las acciones y las decisiones del gabinete. No puede haberlas, porque el desabasto en cuando menos diez entidades de la república y en Ciudad de México, más los reclamos que aumentaron exponencialmente en los medios, facilitaron que los adversarios del presidente lanzaran todo tipo de invectivas, lo cual debieron esperarse en el gobierno, pues sería ingenuo suponer que la oposición iba a desaprovechar el descontento.

El hecho es que la indignada ideologización de las discusiones ha evitado que conozcamos las razones reales detrás de esta que, personalmente, considero una precipitada decisión, pues se omitió
calcular los efectos colaterales. Claro, solo los ingenuos creen que la crisis por la guerra del  huachicol mermará la popularidad del presidente López Obrador, pues el bono democrático que le otorgó la elección está intacto, como intacto está su capital político.

Sin embargo, desde el extranjero se filtran informaciones que hablan de ineptitud, de torpezas y malas decisiones, las cuales, por su personal estilo, un estilo que ha convertido al presidente en la única voz autorizada para hablar a nombre de la 4T, vendrían a mostrar que se ha visto forzado a apoyar a todos los responsables.

Eso explicaría muchas cosas, muchas afirmaciones presidenciales y  hasta la hostilidad con que se toman las críticas y los intentos por conocer lo que en términos clásicos llamaríamos las razones y las obras del gobierno lopezobradorista en la guerra del huachicol.

jfonseca@cafepolitico.com