Recuerdo y memoria

Toda mi relación con Rafael Moreno Valle se dio gracias a los oficios de nuestro mutuo amigo Luis Maldonado Venegas. Él fue quien nos presentó la candidatura de Moreno Valle para ser socio de la Academia Nacional de México. Él fue quien me hizo abogado de su gobierno poblano. Él fue quien influyó para que yo fuera su asesor en diferentes momentos interesantes de su vida. Él fue quien, en resumidas palabras, nos hizo muy buenos amigos.

No recuerdo, con precisión, en que tiempo nos conocimos. Debe haber sido con motivo de nuestras andanzas políticas. Pero sí recuerdo, claramente, su ingreso en la Academia. Fue el 13 de abril de 2012, allá en la capital poblana. El día fue completo en eventos.

Para comenzar, la ceremonia académica donde, además de su ingreso, le fue conferida la Gran Orden de la Reforma, una de las máximas preseas que otorga esa institución. Su discurso estuvo muy relacionado con los notables logros y avances que su joven gobierno ya había logrado para los poblanos.

Previamente, me correspondió decir las palabras de recepción al nuevo académico. Me referí a que la reunión de los hombres de política con los hombres de academia ha sido muy provechosa para sus naciones. El pensamiento asociado a la acción es la fórmula del progreso, del bienestar y del perfeccionamiento.

De nada sirve que el sabio descubra o invente un nuevo sistema político o económico, así como una nueva tecnología médica o cibernética, si ellos tan solo se destinan a enriquecer el catálogo de lo que algunos escogidos conocen por su saber. De nada habría servido a la humanidad el mucho progreso del conocimiento y el poco avance de su aprovechamiento.

Y solamente la política puede convertir la sabiduría en bienestar. Solo a través del buen gobierno podemos beneficiarnos todos los hombres de lo que algunos han logrado encontrar para que nuestra vida sea más cómoda, más segura o más completa.

Es por eso que el talento del hombre de pensamiento, aliado con el talento del hombre de gobierno, han sido la fórmula insuperable del éxito nacional. Baste observar que las naciones más y mejor consolidadas tienen como una doble corona sus instituciones de Estado y sus fundaciones universitarias o académicas. La reunión del poder y el saber todavía no tiene rival en el destino nacional.

Proseguimos con un ágape que el nuevo académico brindó a los invitados asistentes. Ya por la tarde, pronuncié una conferencia en la Biblioteca Palafoxiana donde, además, generosamente me honraron otorgándome la Clavis Palafoxiana, importante condecoración que guardo con orgullo y gratitud.

Con el tiempo, Maldonado Venegas intervino para que yo fuera abogado externo del gobierno de Puebla. Dos recuerdos muy gratos comparto de esa etapa. Hicimos una ley de reinserción social que permitió la excarcelación de miles de infractores menores, con los debidos compromisos y vigilancias. También hicimos toda la legislación local, modelo que atenuara los malos efectos de la malhadada reforma constitucional procesal penal de 2008. La federalización legislativa del proceso hizo que nuestro proyecto local quedara esterilizado.

Después, también me convertiría en su asesor cuando Moreno Valle abrazó su importante proyecto de contender por la Presidencia de la República.

En fin, son muchísimos los recuerdos que dejó nuestro amigo con su adiós. Esa es la verdadera herencia de la vida. El recuerdo y la memoria. Por eso se ha dicho que un hombre dura tan solo lo que dura su vida. Pero su nombre es para siempre.