Entrevista a Víctor Hugo Tinoco | Ex vicecanciller y embajador ante la ONU

 

A nueve meses del inicio de la rebelión del 18 de abril en Nicaragua, quien fue vicecanciller de Nicaragua así como embajador ante las Naciones Unidas y representante de su país en el Consejo de Seguridad, habla de la deriva autoritaria del presidente Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, en momentos en que la comunidad internacional intenta contribuir a una salida pacífica negociada a la crisis que ha dejado centenares de muertos y detenidos junto a millares de exiliados para huir de la represión policial.

En entrevista exclusiva con Siempre! desde Managua, Víctor Hugo Tinoco afirma que México se está jugando su propia estabilidad si Nicaragua y Centroamérica se vuelven a descomponer, cuando el peligro de otra guerra civil en la patria de Rubén Darío y de Sandino está latente ante la represión generalizada en respuesta a los reclamos de democracia de una población desarmada.

Tinoco, por años diputado del ahora prohibido Movimiento Renovador Sandinista (MRS), fue durante los años de 1980 parte activa de las negociaciones de paz para Centroamérica impulsadas por México junto a otros países en el marco del Grupo Contadora. Su experiencia le permite afirmar que a la región no se la puede ver como “un problema de diplomacia”. “Centroamérica es un problema de interés político y de seguridad nacional para México”, asegura, el cual debe ver “cómo contribuye a resolver este problema evitando dejarse manipular”.

El partido MRS, al cual Ortega acusa de estar detrás de la rebelión de abril, fue fundado en 1995 por destacados ex militantes del Frente Sandinista que se separaron por discrepancias con la conducción encabezada por Daniel Ortega. Entre los fundadores están el escritor y ex vicepresidente de Nicaragua Sergio Ramírez, la ex comandante guerrillera y ministra de Salud Dora María Téllez y el ex comandante de la revolución Luis Carrión.

En octubre de 2016 el MRS se integró a la Alianza Progresista formada por más de 130 partidos, organizaciones y movimientos laboristas, socialdemócratas y de izquierda de todo el mundo. También en ese año se creó el Frente Amplio por la Democracia (FAD), alianza en la que participa el MRS y diversas organizaciones políticas y movimientos sociales cuya meta es el estable-cimiento de la democracia en Nicaragua mediante la movilización cívica de la ciudadanía. Como miembro del FAD, el MRS es parte de la alianza Unidad Nacional Azul y Blanco, conformada tras la rebelión de abril por 43 organizaciones y movimientos sociales y políticos.

En agosto de 2016, en entrevista con la prensa mexicana, usted alertó del cierre de los espacios democráticos en su país cuando faltaban tres meses para los comicios generales de noviembre. En ellos, el presidente Daniel Ortega logró su segunda reelección consecutiva desde 2007 y su cuarto mandato desde 1985, cuando fue el rostro más visible de la revolución sandinista de 1979-1990. En esos comicios, Ortega también encumbró a su esposa Rosario Murillo como vicepresidenta, lo que fue interpretado por usted como un ‘golpe mortal a la democracia’. Sin duda fueron palabras premonitorias ante los hechos que se sucedieron tras la rebelión juvenil espontánea del 18 de abril de 2018.

En efecto, nosotros, un sector importante de la sociedad nicaragüense y la clase política veníamos viendo con claridad el modelo que estaba montando Daniel Ortega, básicamente la destrucción y desmantelamiento de la institucionalidad democrática por etapas, paso a paso.

Una de las últimas grandes etapas fue la que sucedió efectivamente en 2016. Ortega expulsó del Parlamento a todos los diputados de oposición, entre ellos yo mismo, y sólo se quedó con sus diputados y algunos de los partidos colaboracionistas, unos pocos, o sea los partidos creados y financiados por él. Después procedió a quitarle la personería jurídica al único partido de oposición que existía, el Partido Liberal Constitucionalista (PLI) y nombró a su esposa candi-data a la vicepresidencia. Eso fue el descalabro definitivo.

Esta deriva autoritaria era clara para nosotros dentro de Nicaragua, aunque afuera no se notaba, si bien por ejemplo en 2016, a raíz de la purga en el Parlamento, en el Congreso de Estados Unidos empiezan a discutir el tema de una ley especial para Nicaragua para enfrentar la falta de libertades y el cierre de los espacios políticos. Es decir, la ley que se aprobó hace algunas semanas conocida como NICA Act nació en 2016 a raíz de esas decisiones de Ortega de cara a los comicios de 2016.

Hubo una abstención récord…

Sí, la gente no participó porque fueron un fraude al ser excluidos los partidos de oposición. Y fue tanta la decepción de la gente que la abstención fue altísima, casi 70 por ciento. Un año después hubo elecciones municipales y la abstención volvió a repetirse, entre 70 y 80 por ciento. Fue tan elevada que el día de la elección, Ortega tuvo que decir de manera cínica que él notaba que el pueblo nicaragüense se estaba absteniendo y que eso no era bueno para el país.

Así llegamos al 18 de abril de 2018, cuando una protesta pacífica de estudiantes universitarios contra la reforma al Seguro Social fue reprimida con lujo de violencia por la Policía. Eso disparó la ira nacional. Todos esos agravios que se vinieron acumulando desde 2007, todo ese desmontaje de la institucionalidad democrática que se vino haciendo durante casi una década de manera calculada, le explotan a Ortega en la cara sin que él ni nadie lo esperara.

 

EL PARTIDO MRS, AL CUAL ORTEGA ACUSA DE ESTAR DETRÁS DE LA REBELIÓN  DE ABRIL, FUE FUNDADO  POR SERGIO RAMÍREZ, LA EX COMANDANTE GUERRILLERA Y MINISTRA DE SALUD DORA MARÍA TÉLLEZ Y EL EX COMANDANTE DE LA REVOLUCIÓN LUIS CARRIÓN.

 

¿Tampoco el MRS?

Nosotros sabíamos que iba a haber una rebelión popular, pero pensábamos que iba a ser para más largo. No nos imaginamos que iba a ser tan pronto…

El estallido de abril incluyó la novedad del factor estudiantil, dado que si bien ya había muchas denuncias contra el gobierno de parte del movimiento campesino opuesto a la construcción de un canal interoceánico, así como de las organizaciones humanitarias, ecologistas y feministas, los estudiantes estaban en silencio prácticamente desde la derrota de la revolución en las urnas 30 años antes…

Así es. El papel de los jóvenes en las rebeliones contra las dictaduras no es nuevo en Nicaragua ni en muchos países. Por ejemplo, la revolución sandinista fue básicamente una rebelión de jóvenes contra medio siglo de dinastía de los Somoza. Fueron las generaciones estudiantiles universitarias las que encabeza-ron los luchas políticas y armadas contra el somocismo, con unos cuantos dirigen-tes que venían de las generaciones más viejas. Lo novedoso en abril de 2018 es que quedó claro que esa rebelión no podía volver a ser armada sino pacífica, para no cometer los errores del pasado. Porque en nuestra historia hay dictaduras, hay rebeliones armadas y ahora volvemos a tener una dictadura. Entonces de lo que se trata es de romper ese ciclo. Y los hechos de abril nos mostraron que hay una con-ciencia nueva en Nicaragua.

 

Daniel Ortega

A la vez, la rebelión del 18-A permitió mostrar a cabalidad el rostro de la pareja presidencial Ortega-Murillo, para muchos todavía en el exterior un “líder revolucionario”. ¿Se han caído las máscaras?

Se cayeron las máscaras sobre todo las que tenía la comunidad internacional, que es la estaba viendo a Ortega y a su régimen como uno de izquierda, aunque dentro de Nicaragua había una conciencia bastante amplia y desarrollada entre la población de que de revolucionario no tenía nada.

Yo invito a alguien que me diga durante los últimos 11 años que ha estado en el poder, una sola acción de Ortega que se pueda calificar de revolucionaria. Aquí no hubo nada, no hubo reforma agraria para repartir tierras a los campesinos pobres; no hubo reforma urbana, no se sacó a los trabajadores y a los obreros de la pobreza. Desde 2007, cuando Ortega regresa al poder de manera fraudulenta, la pobreza se ha mantenido en el mismo nivel que antes de que él asumiera. De hecho, ¡apenas se modificó en forma escasa en estos 11 años!

Por ejemplo, los salarios de los obreros, los trabajadores, los maestros y los médicos siguen siendo los más bajos de Centroamérica e iguales a los que existían antes de que Ortega volviera al poder. Incluso son más bajos que en Honduras o El Salvador…

Lo único nuevo que hizo Ortega fue organizar una alianza estratégica con el gran capital financiero del país y decirle a los empresarios: ‘Si ustedes me dejan a mí gobernar como yo quiera y hacer lo que yo quiera en política, ustedes y yo —porque Ortega es un gran empresario y hay toda una nueva casta alrededor de Ortega de empresarios de origen sandinista—, vamos a hacer negocio. Y efectivamente así fue. La gente afuera no sabe que desde 2007 Ortega ha sido el mejor amigo y aliado del gran capital financiero local. Y antes de que se rompiera la alianza tras la rebelión de abril, el mismo gran capital reconoció que todos estos años ellos habían aprobado cerca de 250 leyes en conjunto con el gobierno.

FUERON LAS GENERACIONES ESTUDIANTILES UNIVERSITARIAS LAS QUE ENCABEZARON LOS LUCHAS POLÍTICAS Y ARMADAS CONTRA EL SOMOCISMO, CON UNOS CUANTOS DIRIGENTES QUE VENÍAN DE LAS GENERACIONES MÁS VIEJAS.

 

¿Por qué se rompió la alianza?

Cuando Ortega responde masacrando a la gente, a estudiantes, a campe-sinos y a la sociedad civil, los tres grandes ejes de esa lucha espontánea. En lugar de buscar una salida negociada con esos sectores, el gobierno los masacra. Eso hace que los empresarios dejen de ver en él un factor de estabilidad en el país, porque hasta ese momento ellos veían en él una garantía de que no hubiese huelgas.

El otro gran aliado fue Estados Unidos…

En efecto, desde 2007 Washington estaba satisfecho con el control del país. Ortega tuvo un entendimiento fluido con los gobiernos de Estados Unidos y eso implicaba acuerdos, respaldo y financiamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Pero este entendimiento comienza a romperse en 2016 cuando se le impide a la oposición participar en los comicios, convertidos en una farsa. Ahí empieza la ruptura con Washington y surge la idea de la NICA Act como una forma de presionar al gobierno y su entorno con medidas de coerción económica y políticas. Con la rebelión de abril se suspendió además el derecho a la movilización, el derecho a la libertad de expresión y de información… A estas alturas, Ortega ha pulverizado el sistema institucional nicaragüense. No hay independencia de poderes, no hay independencia de jueces…

 

Al respecto, ¿qué impacto puede tener la sorpresiva renuncia de Rafael Solís, magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y abogado de Ortega, a quien en carta pública acusa de encabezar un régimen brutal que pisotea los derechos civiles y que está llevando a la nación al borde de una guerra civil, además de rechazar el argumento principal del gobierno de que la rebelión de abril fue “un golpe de Estado con apoyo de la Casa Blanca”?

Rafael Solís

Rafael Solís lo que viene a ratificar y a confirmar es todo lo que venía diciendo la Alianza Cívica y la Unidad Azul y Blanco, que es la oposición que está en la lucha, la que ha salido a las calles, la que ha puesto los presos y los muertos y la que tiene reconocimiento social y popular.

La carta de renuncia de Solís no sólo es contundente por lo que dice sino por quién lo dice. Él no es sólo un magistrado de la CSJ sino que ha sido el operador político y el comisario político más importante de Ortega en la Corte en los últimos 20 años. Solís sabe cómo se hizo todo el proceso de desmantelamiento de la institucionalidad democrática; cómo hicieron para declarar inconstitucional la Constitución y permitir que Ortega pudiera reelegirse, lo cual estaba prohibido, aduciendo que era ‘una violación al derecho humano’ de Ortega el impedir que siguiera eternamente en el poder. Eso fue lo que hizo Rafael Solís junto a otros magistrados. Entonces, sin lugar a dudas él es un testigo y un actor central en todo esto que se le está cuestionando a Ortega.

Solís también reprobó en su carta, después de refugiarse en Costa Rica, que se condene a cientos de detenidos, en su mayoría jóvenes, por delitos que nunca han cometido y dijo incluso que siente lástima por sus jueces porque ‘están atrapados’ y no pueden hacer nada, ya que si ellos contra-vienen lo que les ordena el Ejecutivo pierden su trabajo inmediatamente.

Desde su campaña electoral, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha mantenido una posición de no injerencia respecto de Venezuela y Nicaragua pese a la ruptura del orden institucional en ambos países. ¿Qué espera de México, cuando hay inquietud de que una eventual participación mexicana en un diálogo nacional sirva indirectamente a Ortega para perpetuarse en el poder, como ocurrió con los fallidos auspicios del ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero en su intento por facilitar un acuerdo entre Nicolás Maduro y la oposición?

Por un lado, hay que destacar que en Nicaragua todo el mundo está clarísimo que si hay un actor nacional con el respaldo moral y la capacidad moral para mediar entre las fuerzas, esa es la Iglesia católica, lo cual es reconocido por católicos, evangélicos y ateos. Se han ganado un tremendo respeto sobre todo desde la rebelión de abril por su defensa activa de la gente, poniendo incluso en riesgo sus propias vidas. No hay ninguna institución que tenga ese respeto y no por razones de creencias religiosas, sino porque la gente ha visto cómo han actuado los obispos y sacerdotes, con qué coherencia. Ese mediador es insoslayable para cualquier salida.

En cuanto a México, creo que hay que hilar con mucho cuidado. No se puede repetir la historia de dilación que se dio cuando el grupo de Contadora del cual era parte México y durante tres años se pasó negociando en centena-res de reuniones para no llegar a nada ya que la guerra de Estados Unidos contra la revolución siguió. Y después de esa negociación la guerra de los contras llegó a su pico más alto.

Yo fui parte de esas negociaciones, estuve en decenas y centenares de reuniones con participación de funcionarios mexicanos. Recuerdo perfecta-mente el papel que jugó el canciller Bernardo Sepúlveda, el que jugaron los vicecancilleres Ricardo Valero y Víctor Flores Olea, hombres muy brillantes. Yo fui vicecanciller, embajador de Nicaragua ante la ONU, representante ante el Consejo de Seguridad, todo ese periodo durante los años ‘80 aunque pasaba la mayor parte del tiempo fungiendo como canciller por la ley y canciller en funciones. Ahora hay un riesgo de que se quiera manipular a México.

 

 

YO INVITO A ALGUIEN QUE ME DIGA DURANTE LOS ÚLTIMOS 11 AÑOS QUE HA ESTADO  EN EL PODER, UNA SOLA ACCIÓN DE ORTEGA QUE SE PUEDA CALIFICAR DE REVOLUCIONARIA.

 

 

¿Tiene límites el principio de no intervención que aduce México en el caso de crímenes de lesa humanidad contra un pueblo desarmado?

La no injerencia, el respeto a la soberanía y la no intervención en los asuntos internos es un principio del derecho internacional. Otro principio es la obligación de los Estados de respetar y promover el respeto de los derechos humanos en todo el mundo. Y otro deber en el marco americano, de la Carta Democrática de la OEA, es la promoción de la democracia representativa en las naciones de toda la América.

Esos son principios del derecho internacional que están ahí consignados y creo que en eso México ha sido coherente. Lo pude ver en mi experiencia personal, tuve incluso en algunas ocasiones reuniones con el presidente José López Portillo, también con el presidente Miguel de la Madrid e incluso con Ernesto Zedillo en todos estos esfuerzos para buscarle salidas a Centroamérica. Pero en mi opinión el problema es que México puede aplicar la Doctrina Estrada de manera tranquila en Yugoslavia, en Kosovo o en Ucrania, pero Centroamérica es casi parte de México, como decía Sergio Ramírez, Centroamérica comienza en Chiapas culturalmente hablando y todo lo que pase aquí afecta a México.

Es decir, no es un asunto de ‘no intervengo’ sino que los mexicanos se están jugando su propia estabilidad si Nicaragua y Centroamérica se vuelven a descomponer. Ese era el principio que regía la actitud y la práctica del gobierno mexicano en los años de 1980 cuando la diplomacia era tan activa en todo lo que pasaba en la región. Los mexicanos no querían otra frontera estadounidense en el sur del país en caso de una invasión norteamericana. Y ese enfoque me lo dijeron funcionarios mexicanos.

Pese a su política de no intervención, México rompió relaciones con la Nicaragua de Somoza en 1978, lo que ayudó al triunfo de la revolución sandinista…

Así es. Yo creo que a Centroamérica no se la puede ver como un problema de diplomacia. Centroamérica es un problema de interés y de seguridad nacional para México. Así, que en Nicaragua se mantenga un estado de destrucción de la institucionalidad democrática y por tanto de una rebelión cívica contra eso, inevitablemente va a empezar a desestabilizar la región. Es de interés para México, de interés de seguridad y de interés político de México ver cómo contribuyen a resolver este problema evitando dejarse manipular.

 

 

[su_box title=”“MÉXICO NO ES LA SOLUCIÓN DEL DIÁLOGO NACIONAL”: OBISPO SILVIO BÁEZ”]

El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio José Báez, reaccionó a la propuesta del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador de ser mediador para encontrar una solución a la crisis política de Nicaragua. Báez expresó que lo importante es la voluntad política, pues si esto no existe, “ni con el mejor mediador del mundo” se podría lograr una salida a esta situación. La semana pasada, Maximiliano Reyes, subsecretario de Relaciones Exteriores para América Latina del gobierno mexicano, afirmó que México estaría dispuesto a mediar para encontrar una salida a la profunda crisis política que sufre Nicaragua desde abril, con saldo de 325 muertos confirmados, miles de heridos y más de 600 presos políticos.

Báez expresó que el diálogo saldría adelante si los “dialogantes” o las dos partes quieren conversar. Reafirmó que si el gobierno de Ortega y Rosario Murillo está dispuestos a dar este paso cualquier mediador podría ayudar a solucionar la crisis nacional. “Si está dispuesto a dialogar, con cualquier mediador el diálogo será posible. Si el gobierno, no está dispuesto a dialogar, ni con el mejor mediador del mundo se puede lograr (una solución).

El mediador es importante, pero lo más importante es la voluntad política del gobierno”, reiteró. Al ser preguntado sobre cuál es la posición del gobierno sobre el diálogo, Báez lamentó que Ortega esté cerrando el camino a esta opción y rechace toda plática pacífica para solucionar la crisis sociopolítica del país con una larga historia de guerras.[/su_box]

 

[su_box title=”“LOS TIEMPOS DE LA DIPLOMACIA SON MUY LENTOS”: VIOLETA GRANERA” box_color=”#FFF” title_color=”#000″]

Violeta Granera, socióloga y miembro de la opositora Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), fue candidata a vicepresidente en los comicios de 2016 por el Partido Liberal Independiente (PLI), proscrito por el gobierno de Ortega. Desde abril ha denunciado las amenazas de muerte, de cárcel o exilio en su contra, aunque asegura que “no me iré”.

Directora del Movimiento por Nicaragua (MpN), Granera es conocida por su labor enfocada al respeto a los derechos humanos y un sistema democrático que garantice una paz duradera. En los ’80, vio confiscados los bienes de su familia por parte de la revolución sandinista y partió al exilio. Su padre, el diputado somocista Ramiro Granera, fue ejecutado por elementos sandinistas.

Para Granera, la intención de aplicar la Carta Democrática de la OEA “es para que Ortega entienda finalmente que no puede seguir violentando los derechos humanos y cometiendo crímenes de lesa humanidad”.
“No se trata de una lucha ideológica –dice– sino de defender a un pueblo que está siendo víctima de crímenes de Estado, como lo han consignado y confirmado los organismos internacionales de derechos humanos y en el último caso el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), que aporta una herramienta muy valiosa para poner fin a esta tragedia”.

Afirma que “los tiempos de la diplomacia no son los tiempos de as necesidades de los pueblos”, por lo que “los países que están luchando por la libertad no pueden atenerse sólo a las gestiones de la diplomacia. La primera responsabilidad recae en nosotros, en los que estamos dentro de los países luchando contra regí-menes tan brutales como el de Ortega o el de Nicolás Maduro en Venezuela”.

Considera que la línea de trabajo principal “consiste en empujar a través de las gestiones, las denuncias, de la presión nacional pero también a nivel internacional lo que está pasando en el país. Creo que tanto Nicaragua como Venezuela van a hacer repensar cuáles son las funciones y cómo están conformados estos organismos internacionales, porque ciertamente aunque están haciendo una contribución, se necesita demasiada tragedia y demasiado dolor para que logremos que se nos preste atención y que se nos apoye a los pueblos a defender algo tan básico como es el derecho a la vida”.

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[su_box title=”VISITAN FAMILIARES A PERIODISTA DETENIDO”]

Tras más de un mes en aislamiento en detención ilegal, los periodistas Miguel Mora y Lucía Pineda Ubau lograron recibir el 22 de enero la visita de sus familiares. Verónica Chávez, esposa del director de 100% Noticias, Miguel Mora, detenido desde el 21 de diciembre, logró ingresar a la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) de la Policía, luego que el Juez Sexto de Distrito Penal de Audiencia ordenó a la DAJ que permitiera la visita de familiares al periodista. Familiares de Lucía Pineda Ubau, jefa de prensa del canal, también pudieron visitarla.

Chávez aseguró que Miguel no está golpeado ni lo han sometido a ningún maltrato físico. También Lucía Pineda se encuentra bien físicamente, no la han golpeado, pero sí la han sometido a repetidos interrogatorios e intentaron hacerla grabar un video al que ella se negó. Según sus familiares la periodista pidió “fuerza. Hay que seguir resistiendo”.

El 21 de diciembre de 2018, Pineda Ubau y Miguel Mora fueron capturados ilegalmente la sede de 100% Noticias en un operativo policial que culminó con la ocupación del edificio y confiscación del edificio y la cancelación de la señal del Canal.

Ambos periodistas son acusados por los delitos de “provocación, proposición y conspiración para cometer actos terroristas”.

Ocho días antes de la detención de ambos, las redacciones del diario Confidencial, la Revista Niú y los pro-gramas de tv Esta Semana y Esta Noche, dirigidos por el periodista Carlos Fernando Chamorro, fueron asaltadas y confiscadas por la Policía. Según la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, de abril a diciembre de 2018 se documentaron 712 casos de violaciones a la libertad de prensa de los cuales la mayoría fueron intimidación, censura, amenazas y agresiones. Además, se estima que unos 60 periodistas se han visto obligados a exiliarse.

El último en hacerlo fue Carlos Fernando Chamorro, de 62 años, quien el 20 de enero anunció desde Costa Rica que había sido acogido junto a su esposa en el vecino país ante las “amenazas extremas” recibidas en Nicaragua. Calificó de “dolorosa” su decisión de salir al exilio “para resguardar mi integridad física y mi libertad, y sobre todo para poder seguir ejerciendo el periodismo independiente a través de sus medios Confidencial (www.confidencial.com.ni), Esta Semana y Esta Noche” y también “investigando y denunciando los crímenes, la corrupción y la impunidad, y documentando la crisis terminal de esta dictadura. Tengo la convicción de que vienen días mejores para Nicaragua”.

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