Una impresora 3D y ganas han bastado para que Guillermo Martínez, un ingeniero madrileño de 24 años, ayude a las personas más desfavorecidas de cualquier lugar del mundo.

Su labor social empezó el verano pasado, cuando se fue como voluntario a un orfanato del Valle del Rift, en Kenia. A escasas semanas de que despegara el avión, se le ocurrió que, además de juguetes, podría llevar consigo prótesis en 3D fabricadas por él mismo desde casa.

Cansado de diseñar juguetes y objetos de decoración con su impresora, Guillermo quiso ir más allá y empezó a fabricar prótesis en 3D

Se sirvió de manuales de descarga libre en Internet para comenzar con el que sería su futuro proyecto. Todos los que encontraba eran para personas con codo o muñeca, pero no había para quienes solo disponían de hombro. Fue entonces cuando vio las posibilidades de ésta y las necesidades en vías de desarrollo. Así, tras varias pruebas consiguió imprimir una prótesis completa para personas sin codo. Su gran aportación a este campo.

“Funcionan con un mecanismo sencillo de hilos y gomas, los cuales con el balanceo de la articulación estiran los hilos y hacen que los dedos de la trésdesis –como llama a las prótesis fabricadas con una impresora 3D– se cierren”, cuenta a El Imparcial.

“Estas trésdesis están destinadas a cualquier persona que no pueda permitirse algo mejor, y que no tengan mano, antebrazo o brazo por encima del codo”

“Ayudar es muy fácil como para no hacerlo”, defiende Guillermo que, cuando vio cómo podía cambiar la vida de las personas, decidió que la iniciativa no podía quedarse allí. Regresó a España y creó la organización Ayúdame3D para explicar su labor y conseguir fondos para continuar imprimiendo prótesis a quienes las necesiten y no tengan recursos.

Trabaja oficialmente como desarrollador de juguetes, pero lo compagina como puede con su proyecto. “Más o menos mi vida consiste en preparar las trésdesis para imprimir por la noche; dormir; despertarme y darle a imprimir. Irme al trabajo; volver y recoger las trésdesis impresas”.

A pesar de que Ayúdame3D está creciendo y ahora lo co-gestiona con otras tres personas, el proyecto es todavía “muy pequeñito” para que se dedique única y exclusivamente a él.

Guillermo recibe al menos dos solicitudes semanales de particulares o apadrinados así como colaboraciones de ONG interesados en sus prótesis personalizadas. De este modo, para ampliar su red de contactos y voluntarios, ha desarrollado el proyecto Helpers3D para que las personas que, como él, dispongan de una impresora 3D en casa y quieran ayudar a los que más lo necesitan también colaboren y fabriquen o diseñen trésdesis.

Pero sus planes no acaban aquí, también ha puesto en marcha A3D:Kids con el objetivo de enseñar a los niños que cambiar el mundo es posible. Lo hará por medio de charlas y talleres en colegios y centros. Uno de ellos tendrá lugar este verano en Kenia, donde volverá para reencontrarse con aquellos a quienes ya ha ayudado.

Su trabajo ha dado la vuelta al mundo y Guillermo se ha convertido en el primer español en recibir un premio por su labor altruista en el Foro Mundial de la Juventud, celebrado en noviembre en Egipto y donde pudo mostrar su proyecto a los más de tres millones de personas que siguieron el evento por Internet. “Me he dado cuenta de que ayudar es muy fácil sobre todo si lo que haces es lo que te apasiona. Yo me he dado cuenta que con la impresión 3D disfruto muchísimo y por ello me encanta realizar este proyecto”.