Obedeciendo a su instinto electorero y dejando de lado lo que verdaderamente lastima a la ciudadanía, los diputados de la LXIX Legislatura bajaron la cortina de su primer periodo extraordinario de sesiones enviando un muy claro mensaje a aquellos que los eligieron en las urnas, por medio del sufragio libre y efectivo (a estas alturas ya ni sé qué tan “libre” y “efectivo” sea, sinceramente) en julio del año pasado y este consiste en pasarse por el arco del triunfo cuestiones sociales que nos están afectando terriblemente como sociedad y como país y que a estos señores prácticamente no les interesa cooperar para que se resuelvan y no nos perjudiquen tanto.

Así las cosas, para mejor ocasión quedó la propuesta del Senado de la República a la modificación del artículo 19 Constitucional consistente en considerar nueve delitos como graves meritorios de prisión preventiva para que así decenas y decenas de delincuentes permanezcan encarcelados para que dejen de lastimar a la sociedad. Sin embargo, los legisladores en San Lázaro, entre ellos el señor Pablo Gómez Álvarez, del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), muy fácil de distinguir porque a lo largo de toda su trayectoria política se ha autoconsiderado un luchador social pero que en realidad una de sus características principales es despreciar y menospreciar las causas de los más desprotegidos y vulnerables.

De acuerdo al señor Gómez Álvarez, ni el feminicidio, ni el abuso sexual a menores o la desaparición forzada de personas, entre otros, deben ser considerados delitos graves y que por ende no ameritan prisión automática para quienes los cometen. Para él y varios de sus colegas, el robo de combustibles (el vulgar huachicoleo que hoy está de moda en todos los espacios informativos, por la cruzada del Gobierno Federal para combatirlo), los delitos electorales y el ejercicio abusivo de la función pública sí son dignos de ameritar prisión preventiva para quienes los cometan, nada más que yo me pregunto ¿cuál es el tratamiento que se le deberá dar, por ejemplo, a los dos últimos si los señores legisladores se hicieron como el tío Lolo a la hora de aprobar la iniciativa tendiente a la desaparición del fuero para todos los funcionarios, incluido el Presidente de la República?

En México, hay que recordar, sólo seis delitos, de acuerdo a la Constitución, contemplan prisión automática: Homicidio doloso, delincuencia organizada, violación, secuestro, trata de personas y delitos violentos con armas de fuego. Bajo este contexto, urgen reformas encaminadas a verdaderamente proteger a todos los mexicanos y que los legisladores realmente desarrollen una conciencia social sintonizada con las necesidades más urgentes de aquellos a los que supuestamente están representando en el Congreso de la Unión (los ciudadanos que votaron por ellos y los millones que hacen posible que cada quincena cobren sus sueldos).

Sí, todos aplaudimos y celebramos que el Presidente Andrés López Obrador por sin sea el primero en verdaderamente arremangarse la camisa para meterle las manos al terrible delito del robo de combustible. Alguien tenía que hacerlo y qué bueno que él quiso hacerlo. También la obsequiaremos el beneficio de la duda al proyecto de la Guardia Nacional (con mando civil). Pero también es importante que los legisladores se pongan la camiseta de México y dejen de hacer como que trabajan y que efectivamente sean garantes de la democracia y de las causas ciudadanas.

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