La decisión del presidente de la república Andrés Manuel López Obrador de rescatar Petróleos Mexicanos (PEMEX) tiene un carácter estratégico para México. No es una apuesta mirando al pasado, como la han pretendido calificar sus detractores, sino un asunto clave para el presente y futuro del país.

Las acciones para terminar con el robo de combustible de estos primeros dos meses del nuevo gobierno, son apenas la punta de un inmenso iceberg de problemas acumulados, porque no se trata únicamente de reconvertirla en una empresa moderna y rentable, sino en la construcción de una nueva política energética nacional para la primera mitad del siglo XXI.

Durante tres décadas de gobiernos neoliberales, PEMEX estuvo bajo asedio, lo que generó problemas estructurales y coyunturales. En su momento, Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón lo intentaron, pero en el marco del Pacto por México, Enrique Peña Nieto, aliado con el Partido Acción Nacional (PAN), cambió las bases constitucionales y legales de este importante sector, haciéndolo totalmente vulnerable. Esta reforma estructural, al igual que las otras diez del sexenio peñista, fracasó, por lo cual PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se encuentran en una situación de emergencia.

 

Por primera vez en décadas se encuentra al frente de PEMEX una persona honesta que cada día se multiplica para atender los problemas de esta empresa y que tiene todo el apoyo del gobierno para la operación de rescate.

 

Si bien el presidente López Obrador ha expresado que no propondrá reformas al tema energético en la primera mitad de su gobierno, resulta fundamental iniciar la construcción de las propuestas constitucionales y legales para recuperar la soberanía sobre el sector energético nacional, con esto fortalecer a PEMEX y a la CFE como empresas clave del Estado mexicano.

Coyunturalmente, los gobiernos en turno pusieron sobre sus espaldas una inmensa carga fiscal que la convierten en la empresa que más impuesto paga en el mundo. Direcciones ineficientes y corruptas, el vínculo de exdirectivos de PEMEX con el escándalo de corrupción de Odebrecht sigue pendiente; proveedores abusivos; un sindicato corporativo que se ha colmado de privilegios y, en los últimos años, el crecimiento exponencial del robo de combustible, así como la baja calificación que le ha otorgado a PEMEX la calificadora internacional Fitch ratings sobre valores de inversión, son apenas algunos de los problemas evidentes que han llevado a esta empresa a la lamentable situación en la que ahora se encuentra.

¿Cómo rescatar a PEMEX? El nuevo gobierno ha desplegado acciones en cada uno de estos grandes problemas. Pronto, según lo dicho por el presidente de la república, se anunciarán importantes acciones para disminuir la carga fiscal de PEMEX. Por primera vez en décadas se encuentra al frente de PEMEX una persona honesta que cada día se multiplica para atender los problemas de esta empresa y que tiene todo el apoyo del gobierno para la operación de rescate. En PEMEX, como en el resto de la administración pública, se acabaron los dispendios y derroches, ahora se tiene un gasto austero y responsable, de todos son conocidas las acciones para terminar de manera definitiva con las bandas de huachicoleros de abajo y de arriba, las que operaban al amparo de la impunidad del poder.

@MBarbosaMX