Por Francisco Plancarte

Durante miles de años el poder residía en la propiedad de la tierra, luego en la propiedad de las máquinas y la fabricación de dinero sin limite por el cártel de la banca mundial.

Hoy regresó recargado el poder de las nuevas armas nucleares (Rusia-EU-China) y quien tenga el dominio de la inteligencia artificial (IA) será el próximo benefactor o tirano del mundo:

La moneda está en el aire entre estos tres poderosos países armados hasta los dientes, liderados por tres personas que no sabemos hasta dónde pueden llegar.

¿Habrá algo más seguro? Sí, por supuesto: que el resto del mundo empuje a la creación de un Sistema Parlamentario Mundial con dos cámaras:

1) La Cámara de los Estados nación resultante de la transformación de la Asamblea General de la ONU (procedimiento a partir del Art.109 de la Carta de San Francisco de1945).

2) La Cámara de los Ciudadanos del Mundo resultante del Parlamento Mundial Ciudadano, organizado por los preparatorianos y universitarios de los cinco continentes con el apoyo de las universidades y miles de organizaciones de la sociedad civil (OSC) globales.

No hay tiempo que perder porque todo ha ido muy rápido y cada día es más vertiginoso, con una población mundial que llegará pronto a los 9,000 o 10,000 milliones de personas en la próxima generación; nos espera una nueva civilización si anteponemos los valores y principios de la herencia civilizadora universal. Sí, pero, ¿cómo?

Con los mejores conocimientos e instrumentos de todo ser racional:

  1. a) La ética universal con la colaboración de las religiones e instituciones humanistas como por ejemplo el reciente documento “Fraternidad Humana” firmado por el papa Francisco y el imán de los Emiratos Árabes, a favor de los valores y principios de dignidad humana, verdad, justicia, libertad, paz, seguridad e igualdad de derechos y obligaciones para todas las personas.
  2. b) El derecho global que sea producto de un sistema parlamentario bicameral, que sería posible a través de la revisión de la Carta de la ONU y de la nueva Resolución hacia un parlamento mundial ciudadano (Parmun).

Empujemos a los gobiernos de los Estados nación en todas las próximas elecciones de cada pais, para que asuman su responsabilidad de manera solidaria y subsidiaria  en favor de esos dos ordenes e instrumentos de convivencia: ética y derecho. Al amparo de la soberanía de la humanidad, que deberá prevalecer por encima de la IA y tomar acción para decretar la “abolición de la guerra”, con fundamento en dicha soberanía y en la dignidad de todo ser humano.

 

No más guerras ni la cultura ensordecedora que provoca violencia y pérdida del sentido de la vida individual y en sociedad.

 

Así es, las nuevas generaciones de nuestros hijos y nietos van a hacer valer su lado luminoso en tanto nosotros les demos el ejemplo usando nuestra imaginación y determinación como si tuviéramos su edad, pero con la experiencia y sabiduría que se supone que deberíamos tener.

El 99 por ciento de la población mundial quiere vivir en paz con sus familias. No quiere más guerras ni la cultura ensordecedora que provoca violencia y pérdida del sentido de la vida individual y en sociedad. Recordemos que el uno por ciento (70 millones de habitantes) es quien acompaña a la élite del poder real de facto que, aún pudiendo arreglar el mundo, prefiere mantener sus privilegios e inclusive fomentar las guerras.

Las nuevas tecnologías nos brindan la gran oportunidad de impulsar el progreso, la colaboración y la sana competencia de las empresas grandes, medianas y pequeñas; al igual que el fomento de los deportes, las artes y el entretenimiento que merece todo ser humano.

No permitamos que nos atrape el lado oscuro que tenemos todas las personas, por el contrario, busquemos el entendimiento y la comprensión, como una gran aldea que habita en este maravilloso planeta azul que tiene recursos limitados y una biósfera vulnerable a nuestros excesos y abusos.

A grandes males grandes remedios con plena confianza en nuestro destino común.