¡Con el fuego del corazón deshelar
la América coagulada!
José Martí
En ocasión del 166 aniversario del natalicio de José Martí, conmemorado este 26 de enero, el mejor homenaje que podemos ofrecerle consiste en recuperar sus ideas y reflexiones, vertebradas en uno de sus más preclaros y vigentes ensayos: Nuestra América.
Publicado el 10 de enero de 1891 en la Revista Ilustrada, editada en Nueva York, la contundencia de las reflexiones que contiene este texto obliga a su reproducción por el órgano de difusión del Partido Liberal de México, en su edición del 30 de enero, lo que profundizó la simpatía que los mexicanos de la época profesaban al intelectual cubano.
La validez de la reflexión de Martí exhibe su firme convicción en los procesos pacifistas y civilizatorios; en su escrito, tras alertarnos en torno a que estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo en la cabeza, nos exhorta a desenvainar las armas del juicio, que vencen a las otras, a construir trincheras de ideas que valen más que trincheras de piedra, y yo añadiría que valen más que los muros fronterizos que tanto obsesionan al actual inquilino de la Casa Blanca.
La validez de la reflexión de Martí exhibe su firme convicción en los procesos pacifistas y civilizatorios.
Peca contra la Humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio de las razas, condena Martí, y con su profética visión y claridad histórica describe la actitud y prepotencia del poder yankee, cuya visceral xenofobia nos obliga a no suponer por antipatía de aldea, una maldad ingénita y fatal al pueblo rubio del continente. Martí escudriña esa malsana actitud no solo en las diferencias lingüísticas, pues descubre que el gringo ni ve la casa como nosotros la vemos… ni mira caritativo, desde su eminencia aún mal segura, a los que, con menos favor de la Historia, suben a tramos heroicos la vía de las repúblicas.
A lo largo de su prosa, Martí nos previene en torno a la imitación de modas y esquemas gubernamentales extranjeros: categórico afirma que el buen gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país, y cómo puede ir guiándolos en conjunto, para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país mismo, a aquel estado apetecible donde cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia que la Naturaleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas.
Que lo escuche Trump: para Martí el gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma de gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país.
El prócer cubano ubica en el desdén del vecino (yankee)… el peligro mayor de nuestra América; hoy, coincidiendo a cabalidad con la profunda reflexión del patriota y a fin de resolver para la paz de los siglos el abismal dilema que nos aqueja, no encuentro otra solución para deshelar el corazón congelado de esta América que reconoce a los títeres impuestos por el desdeñante Imperio, que el estudio oportuno y la unión tácita y urgente del alma continental diseccionada por la poética intrínseca del hermano sincero que nos dio su pluma franca.
