Entrevista a Carlos Hurtado | Arquitecto

 

El debate sobre la decisión del gobierno federal de construir dos pistas en Santa Lucía e incrementar las operaciones en el Aeropuerto de Toluca como alternativa al NAIM Texcoco no ha cesado. Especialistas en aeronáutica siguen discutiendo sobre la viabilidad técnica y financiera de dos opciones que pueden resultar, en apariencia y a corto plazo, más baratas, pero que en una proyección a cincuenta años resultan poco atractivas.

El presidente Andrés Manuel López Obrador descalificó el proyecto aeroportuario del pasado sexenio argumentando que se trataba de una obra cara, dispendiosa, que agredía el medio ambiente y a las comunidades que estaban asentadas.

El arquitecto Carlos Hurtado —uno de los hombres que más saben de aeropuertos en el país— es autor de un proyecto integral e innovador que resuelve las principales objeciones atribuidas al NAIM. Con esta obra, el país podría acceder al primer mundo de la sustentabilidad aeronáutica, es decir, a tener el primer “aeropuerto verde” del país.

Además de dar una respuesta a la preservación ecológica, el Proyecto Aeropuerto del Lago plantea resolver la saturación del Aeropuerto Ciudad de México y triplicar las operaciones sin tener que quitar a Santa Lucía su vocación y exclusividad militar.

Carlos Hurtado entra en el mundo de la aviación en 2002 cuando empezó la discusión sobre la necesidad de construir una nueva terminal aeroportuaria. Las dos opciones puestas sobre la mesa eran Texcoco o Tizayuca. El hombre que lo llevó ante el entonces gobernador de Hidalgo, Manuel Ángel Núñez Soto, para que escuchara el proyecto Tizayuca, era el empresario Juan Sánchez Navarro. De ahí, nació la idea de escuchar otras alternativas. Una idea clave fue la del capitán de aviación Alfredo Lezama Hernández, hijo del general piloto aviador Alfredo Lezama Álvarez, nombre oficial con el que hoy se conoce la Base Aérea Militar de Santa Lucía. La otra fue la del ingeniero Manuel del Moral, especializado en fotografía aérea y levantamientos topográficos.

“El ingeniero Del Moral nos proporcionó planos del área del Lago de Texcoco y del Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM). Vi la posibilidad de hacer otro aeropuerto en el Bordo Poniente, donde había tiraderos de basura”.

 

¿Era uno de los proyectos del presidente Fox?

No. El que proponía Fox era similar al actual, pegado a los ejidos de Nexquipallá, Acuexcomac y Santa Isabel, en Atenco. Ese proyecto cancelaba el AICM por las trayectorias de los vuelos. Propuse hacer uno en el Borde Poniente, mil hectáreas, con pistas paralelas, simplemente limpiando la basura. Pedí hablar con el jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador. Alejandro Encinas me dijo que si quería hablar con él tenía que ir y presentarme a las seis de la mañana en la entrada de donde recibía, frente a Palacio Nacional. Cuando iba entrando le dije: señor, usted está hablando de una tercera pista que no funciona.

 

¿Qué le contestó?

Después de su conferencia estuvimos platicando con César Buenrostro y Ortiz Pinchetti. Luego de varias citas me dijeron que no. Había que sacar 80 millones de toneladas de basura y ahí le paramos.

 

Usted propone ahora el Aeropuerto Internacional del Lago. ¿Qué ventajas tiene con respecto al NAIM y con la idea de construir dos pistas en Santa Lucía?

La propuesta consiste en construir un aeropuerto en el lago Nabor Carrillo. Este lago tiene 1100 hectáreas y es un icono al que llegan miles de aves del norte de Canadá cuya dirección de vuelo, por cierto, coincide con las pistas de Texcoco. Eso obligaba a quienes proyectaron el NAIM a secar el lago y asesinar a las aves. Lo que voy a hacer es convertir ese lugar en una zona ecológica.

 

Santa Lucía es un aeropuerto de seguridad nacional, es la base militar aérea más importante de México. Las pistas tienen que estar disponibles siempre. Debe conservar su exclusividad militar.

 

¿Estamos hablando de que usted construiría las pistas del aeropuerto sobre el lago Nabor Carrillo y al mismo tiempo haría de ese lugar un espacio ecológico? ¿No es eso una contradicción?

El lago Nabor Carrillo Carrillo sirve como un receptor ecológico de aves y árboles. Hoy está prohibido visitarlo. Tienes que tener un permiso de Conagua. No lo disfruta el pueblo, ni nadie. Lo que yo propongo es desecarlo y hacer un segundo lago Nabor Carrillo que ya no interfiera con la trayectoria de las aves. Simplemente por gravedad o por bombeo puedes trasvasar el lago a otra zona. No es caro hacerlo. Podríamos tener un aviario completo, rodeado de árboles, cerrado al público y otra área donde la gente pueda disfrutar de actividades como el remo o hacer días de campo.

 

¿Podríamos estar ante el primer aeropuerto ecológico del país?

Así lo definió Conagua. Contaría con una zona ecológica de captación pluvial en grandes cisternas, captación de energía solar, es decir, contaríamos con 120 millones de metros cuadrados para que las nuevas tecnologías hagan su aplicación ahí. Conviertes toda la energía solar y captas toda la lluvia que luego te servirán para todo el servicio del aeropuerto, independientemente de que se tengan las propias tomas. El ahorro de agua y luz será muy importante.

 

Con el NAIM se iba a cancelar el aeropuerto actual. ¿Lo mismo ocurriría en este caso?

Nosotros proponemos un aeropuerto completo, conservando el aeropuerto actual de Ciudad de México y conservando Santa Lucía. Uno de los problemas que tiene Santa Lucía es que está a 45 kilómetros de distancia de aquí y no hay infraestructura para llegar. Otro inconveniente es que el espacio aéreo está comprometido con el del Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, hay cruce de trayectorias. No pueden funcionar los dos al mismo tiempo.

 

El presidente ha dicho que se construirán dos pistas en Santa Lucía.

La idea que tiene el gobierno es construir dos pistas paralelas simultáneas para mover a 80 millones de pasajeros. Sin embargo, eso trastocaría totalmente el funcionamiento del AICM. No solo no aumentaría la capacidad de estos aeropuertos, sino que se reduciría al tener que alternar despegues y aterrizajes. Santa Lucía está descartado por todas sus características.

 

 

Entre el Aeropuerto internacional de Ciudad de México y el Aeropuerto del Lago se podría alcanzar una capacidad de movilización de 90 millones de pasajeros al año.

 

¿Usted considera que Santa Lucía debe permanecer como un aeropuerto militar?

Santa Lucía es un aeropuerto de seguridad nacional, es la base aérea militar más importante de México. Los aviones tienen que estar listos para cualquier emergencia, para atender un incendio, inundación o cualquier desastre. Las pistas tienen que estar disponibles siempre. Santa Lucía debe conservar su exclusividad militar.

 

El Aeropuerto de Texcoco iba a mover 120 millones de pasajeros al año. ¿Qué capacidad de movilización tendría el Aeropuerto del Lago?

El Aeropuerto Internacional de Ciudad de México mueve actualmente 34 millones de pasajeros al año, apretando la distancia entre avión y avión. Los aviones normalmente deben ir a 60 segundos uno de otro por la estela que producen los reactores y el AICM ha tenido que apretar los tiempos para tratar de resolver la saturación. La construcción del Aeropuerto del Lago permitiría bajar la presión que actualmente tiene el AICM, de tal manera que en lugar de los 34, movería 30 millones. El Aeropuerto del Lago tendría capacidad para otros 60. Esto significa que las dos terminales podrían mover al mismo tiempo un total de 90 millones de pasajeros al año. Se proponen dos pistas paralelas simultáneas en las que pueden entrar o despegar dos aviones al mismo tiempo. Hablé con expertos del Sistema de Navegación Aérea Mexicana (SENAM) y avalaron el proyecto.

 

 

 

 

Además de Santa Lucía, otra propuesta que hace el gobierno es mejorar el Aeropuerto de Toluca para tener, junto con el AICM, tres aeropuertos.

Toluca está a 80 kilómetros de la capital. Le sirve a los que viven en el poniente, sirve para determinadas operaciones, pero nunca podrá ser el aeropuerto hope importante ya que está a 2,580 metros sobre el nivel del mar, además de que tiene muchas montañas y neblina. No podrían despegar los Air Bus A 380 con máxima carga, de 600 pasajeros. Por lo tanto, Toluca también es inviable. Yo propongo no tocar Toluca, no tocar Santa Lucía, no tocar el AICM y hacer un aeropuerto que da todo y le da gusto a los de Atenco, a los tratamientos de agua, a los ecologistas y en general a todo México.

 

¿También aprovecharía la infraestructura del Aeropuerto de Texcoco?

Yo propongo conservarla, si los constructores y las autoridades lo aceptan. Conservar las plataformas y cimentación de todo lo que se hizo y construir ahí un centro multimodal de transporte terrestre y de carga. Los aviones Air Bus A 380, además de 600 pasajeros, traen 120 millones de carga. Se puede hacer una especie de Colombo, como en Panamá, para que lleguen los aviones con la panza llena, llegan los compradores de todo el mundo y salen en trenes o en camiones.

 

Este sería el primer aeropuerto verde del país. Contaría con un lago, una zona ecológica de captación pluvial y solar.
Se podría tener un aviario completo, rodeado de árboles y un área donde la gente pueda disfrutar de actividades como el remo.

 

 

 Uno de los argumentos que se utilizaron para poner fin al NAIM es que se trataba de un proyecto costoso y demasiado lujoso. ¿Qué costo tendría su propuesta?

Es más barato que hacer un aeropuerto en Santa Lucía, donde se necesitaría hacer vías de acceso. Aquí estoy aprovechando lo que hay, lo que ya se invirtió en la zona. El que propuso Norman Foster, el NAIM, parecía más bien un centro comercial. Este es un aeropuerto para lo que se necesita. La terminal Ciudad de México tiene 34 plataformas de contacto y 50 remotas. Nosotros ofrecemos 90 plataformas de contacto directo. Están cerca de todos los accesos. Tiene un carril confinado para taxis y trasporte de circulación externa. Las cosas están diseñadas para que sirvan para toda la vida. La tecnología está evolucionando mucho.

 

¿Ya le presentó este proyecto al presidente López Obrador?

En eso estoy. Quiero decirle al presidente que con este proyecto damos gusto a todas las partes. No hay necesidad de cancelar nada. El AICM seguiría funcionando lo mismo que Santa Lucía. Se trata de una propuesta fundamentalmente ecológica, respetaríamos a las comunidades, se impulsaría la mejora y el desarrollo de la región, se aprovecharía la infraestructura del NAIM y lo que más preocupa al presidente: se trata de un proyecto sobrio, no caro, que duraría toda la vida.