El propósito central de esta colaboración no es analizar las razones del desabasto de gasolina que se dejó sentir en buena parte del territorio nacional y en Ciudad de México. De ello ya ha corrido mucha tinta de plumas de varios especialistas en la materia. Lo que deseamos puntualizar es otra arista del fenómeno. Las largas filas de vehículos aparcados en las gasolineras esperando aprovisionarse del combustible, a la vez que sorprendentes, nos llevan a aceptar una realidad inaplazable: es momento de estudiar con mucho detalle los resultados que ha dejado para nuestro desarrollo la alta dependencia en el uso de combustibles derivados del petróleo, donde la gasolina ocupa el primer lugar.

Investigadores especializados en materia de urbanismo y planificación sustentable han señalado que la mayoría de las ciudades mexicanas, incluida por supuesto Ciudad de México, funcionan con una misma lógica que debió haber sido superada hace varios años: aumentar sin límite el parque vehicular; invertir mucho en infraestructura para autos y poco en transporte público, todo ello con los resultados ya conocidos por todos: ciudades altamente contaminadas, gran cantidad de personas enfermas por la polución y una movilidad caótica.

 

A pesar de que México tiene compromisos internacionales para reducir emisiones contaminantes, seguimos inclinándonos por privilegiar el uso de gasolina.

 

Añaden los estudiosos que a pesar de que México tiene compromisos internacionales para reducir emisiones contaminantes, seguimos inclinándonos por privilegiar el uso de gasolina. Por ejemplo, aducen los especialistas urbanos, la Secretaría de Energía estima que la demanda de este combustible se incrementará 21.3 por ciento con respecto a 2017, mientras que en el resto del mundo ya se plantea el uso de energías limpias para enfrentar problemas globales como el cambio climático, que es uno de los grandes retos de la humanidad en este siglo XXI.

Ahora bien, centrando el problema en Ciudad de México, cambiar la realidad de que millones de personas opten por dejar de utilizar el auto, requiere de redes de transporte público de alta calidad y eficiencia. Y si presenciamos en semanas anteriores, cuando el problema de desabasto estaba en su cima, a miles de personas esperando hasta cinco horas para cargar el tanque de su auto, es porque no se tienen alternativas de movilidad. Para la mayoría de los usuarios de automóvil no es una opción utilizar el transporte público por su falta de eficiencia, inseguridad, lentitud y saturación. Y tienen razón.

Entonces, es inaplazable, primero, voltear hacia el uso de energías limpias en el transporte público eficiente y con mayores recorridos y líneas y poco a poco dejar de comercializar autos y unidades de transporte de combustión interna que dependen de combustibles fósiles.

Debemos resaltar que sobre este tema, que ha ocupado la atención de todos los sectores productivos, políticos y sociales del país, el 20 de enero de este año en la sección de Trascendidos del periódico El Universal se dio a conocer una información muy importante en el sentido de que en la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados se diseña una iniciativa para reducir el uso de gasolina y diésel en vehículos, pues, dice la nota, “con base en experiencias exitosas en otros países, se estudia la utilización de autos y camiones híbridos que no resulten muy costosos, para lo cual se contemplan subsidios y facilidades para los ciudadanos. Se pretende que disminuya el uso de hidrocarburos y contribuyan a mejorar el medio ambiente”. La idea ha sido bien recibida por todas las fracciones parlamentarias en San Lázaro, así que la propuesta puede avanzar en el próximo periodo ordinario de sesiones.

Ojalá que así sea, pues la medida establecería las bases para que en el país, y principalmente en las grandes zonas conurbadas, como el Valle de México, se reviertan los índices de contaminación cada vez más preocupantes y se mejore la movilidad, pero sobre todo que dejemos de depender del uso de la gasolina y enfrentar desabastos como el que vivimos. Es por el bien de todos.

Secretario General del Partido Verde

Ecologista en la Ciudad de México.