SELVA SONORA

Desde el año 1938 en que el entonces presidente de la república, general Lázaro Cárdenas, decretara la Expropiación Petrolera, el oro negro ha formado parte del imaginario colectivo, no solo por cuestiones ideológicas, también debido a su importancia en la aportación a las arcas gubernamentales, pues por décadas fue el principal ingreso nacional, aunque hoy se percibe más por las remesas que envían los compatriotas que emigraron a Estados Unidos.

Discutir sobre el petróleo se ha convertido es un tema álgido, divide opiniones y levanta pasiones, lo cierto es que es un tema de alta complejidad en el cual conviene escuchar las voces de expertos en la materia con la finalidad de crear un criterio propio y nutrido de argumentos. La llamada 4T representada en el Poder Legislativo ha puesto sobre análisis un paquete de reformas a la Ley Orgánica de Petróleos Mexicanos, lo cual ha levantado voces de alerta desde la oposición y la sociedad civil, advirtiendo que las propuestas centralizan el poder de decisión y operación en el director general de la paraestatal, nombrado por el presidente, y que resta mecanismos de control a la Junta de Gobierno.

Pemex-Gate, Oceanografía y Odebrecht son ejemplo claro sobre cómo han funcionado los mecanismos de control a la otrora empresa más rentable del mundo, por lo pronto, la iniciativa que fue trabajada a todo vapor será sometida a ejercicios de parlamento abierto para nutrir la discusión sobre su futuro.

Al respecto, desde mi punto de vista, no hay nada negativo en que un gobierno electo por amplia mayoría y con más legitimidad que los últimos 5 sexenios desee tomar el control de Pemex y transformarlo radicalmente, no olvidemos que los energéticos deben ser considerados un asunto de seguridad nacional, tal como lo hacen las potencias petroleras.

 

Los energéticos deben ser considerados un asunto de seguridad nacional, tal como lo hacen las potencias petroleras.

 

Hasta el momento no se sabe cuál será la suerte que corran las reformas, pero finalmente no solo se trata de quién o quiénes toman las decisiones, se trata fundamentalmente de qué se decide hacer o no hacer.

Ese conjunto de decisiones que deben tomarse a la brevedad no pueden estar separados de la inversión en educación a los técnicos y científicos que mueven la industria, el fortalecimiento del olvidado Instituto Mexicano del Petróleo es indispensable para el futuro de la industria, así como indispensable es que se incentiven y promuevan los estudios ofrecidos por universidades públicas para dotar de peritos en la materia a Pemex.

Con lo anterior, no solo se hace referencia a las ingenierías petroleras, también debe existir un impulso a las ciencias que promueven la conservación del medio ambiente, la prevención y reparación de catástrofes, la prohibición expresa de prácticas como la perforación hidráulica y la generación de nuevas energías limpias.

Las decisiones que se tomen al respecto de Pemex deben estar inexorablemente ligadas al futuro, para ello, debe tomarse en cuenta la sustentabilidad de las acciones a implementar, buscar nuevas formas de coexistir con la naturaleza sin dejar de ser productivos y competitivos, el reto es mayúsculo y deben verse los resultados antes de 11 años, pues cuando se discute sobre los energéticos pareciera que pocos recuerdan los compromisos internacionales de los que México es parte, conocidos como la Agenda 2030 y los Objetivos para el Desarrollo Sostenible, los cuales vinculan a los países firmantes a tener como parte de su política de Estado la conservación del medio ambiente. No lo olvidemos: “Pactas sunt servanda”.