Fernando Neira OrjuelaInvestigador del CIALC-UNAM 

 

La crisis política en Venezuela cada día sube más de tono al radicalizarse las posiciones que pelean el control de la nación; por un lado, está el rechazo de Nicolás Maduro al ultimátum de la Unión Europea para convocar a elecciones; por el otro, está la decisión del Parlamento Europeo de reconocer a Juan Guaidó como “legitimo presidente interino”, así como el reiterado espaldarazo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que el político opositor al régimen venezolano derroque al régimen bolivariano encabezado por Maduro y apoyado por las fuerzas militares.

En este panorama, el rol protagónico lo tiene Estados Unidos al ejercer presión sobre el gobierno venezolano, en especial con las últimas medidas de sanciones a Petróleos de Venezuela, S. A. (PDVSA).

Lo anterior aunado al llamado de Naciones Unidas para discutir el tema, colocan a Venezuela en un momento muy difícil, donde ya no hay retorno, señala Fernando Neira Orjuela, profesor e investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En el mismo sentido, el académico de la UNAM rechaza las acusaciones de Nicolás Maduro que afirman que Estados Unidos impulsa un golpe de Estado. “Más que un golpe de Estado atestiguamos una confrontación entre poderes: el Legislativo democráticamente electo, y el Ejecutivo, que se reeligió mediante una votación ilegítima”.

Explica que lo que la oposición “hace es trabajar desde lo que plantean las leyes, ese es el éxito de Juan Guaidó. Accionar desde cabildos, asumirse como presidente de la Asamblea Nacional y luego juramentar como presidente encargado son elementos que se hacen desde lo constitucional”.

“Hablar de un golpe de Estado no es la figura que corresponde a lo que se quiere hacer en el país, es más factible hablar de intervención militar, si se llega al escenario donde Estados Unidos intervenga, pero hablar de golpe de Estado no. Al final quienes tienen el poder en Venezuela son los militares y no los civiles, Maduro sólo representa un poder controlado por las fuerzas militares”.

 

 

 

Intervención militar, la otra lectura

La otra lectura que hace Neira Orjuela es en términos de poder: ¿qué está en juego? Hay un conflicto geopolítico en el cual hay tres grandes actores: Rusia, China y Estados Unidos. Fenómeno que no se puede mirar con displicencia, ni desde el simple apasionamiento ideológico, porque es una situación grave: Venezuela por su petróleo se convirtió en el polo de intereses económicos de tres grandes potencias”.

Apunta que es algo que no deja de ser importante, dadas las implicaciones que tiene en caso de llegar a un conflicto armado, que sería la vía de solución más preocupante. “Mientras Maduro cuente con el apoyo militar será difícil un proceso de transición a la democracia por la vía pacífica y los Estados Unidos son más de la idea de la intervención militar, una costumbre norteamericana que en el escenario latinoamericano dejó ya muy malas experiencias, el derramamiento de sangre”.

Son procesos —añade— que no consolidan ningún sistema democrático, sino al contrario, por eso no es menor el temor que tienen diferentes sectores y actores sociales, entre ellos México, que claman por el diálogo, a que las partes resuelvan sus conflictos, a la no intervención y a la autodeterminación de los pueblos, que es la salida más viable para este conflicto.

Advierte que “abogar por medidas de fuerza causará un gran daño a la región, no sabemos las consecuencias que se puedan derivar a nivel político, económico, social, e incluso ambiental. Es muy arriesgado lo que está ocurriendo, las posiciones cada vez son más radicales, lo que necesariamente lleva, quiérase o no, a una confrontación armada, que es el peor escenario, no sólo para Venezuela en particular, sino para la región en general”.

 

Mientras Maduro cuente con el apoyo militar será difícil un proceso de transición a la democracia por la vía pacífica.

 

Para el doctor en estudios de población por el Colegio de México (Colmex) esto “sienta un mal precedente, se tiene que pensar a largo plazo porque, si sembramos en América Latina las intervenciones militares que se supone ya quedaron en el pasado, en los años sesenta, setenta y ochenta, si se revive el proceso de intervención militar por una nación extranjera en un país o territorio, de aquí a mañana quizás hasta nosotros como nación seamos afectados por este tipo de prácticas”.

Por eso, “bajo ninguna circunstancia, pese a la gravedad de la situación en Venezuela, la solución es la confrontación armada. No es por esa vía, hay que exigir —como lo hace México— el diálogo, generar estrategias de carácter internacional para que los pueblos apuesten por la paz y no por la guerra”.

 

Actitud terca, arrogante y autoritaria

Fernando Neira expresa que “lo triste de esta situación es que así como nosotros llamamos la atención sobre los riesgos que tiene promover una invasión, una intervención militar, la posición que asume el presidente Maduro es deleznable, bajo una actitud terca, arrogante y autoritaria, no reconoce que es el momento de pensar en favor de la nación, del pueblo venezolano y no en términos de mantenerse en el poder con el apoyo de unos pocos militares”.

Explica que “lo que se ve con Maduro no es la representación de un líder de izquierda o de un movimiento político en particular, sino una persona obsesionada con el poder, que busca mantenerlo a costa de la sangre de su pueblo… Es muy triste que prefiera sacrificar a su país o generar violencia por el capricho de tener un poder, reducido a un 30 por ciento dadas las perdidas en términos de apoyo internacional, las sanciones económicas y sobre todo la falta de credibilidad política dentro y fuera del territorio venezolano”.

 

Fernando Neira Orjuela | Investigador del CIALC-UNAM

 

Amnistía militar

En este sentido recuerda, la Asamblea Nacional redactó una ley de amnistía que beneficia a los militares y civiles que “colaboren en la restitución del orden constitucional en Venezuela”, que se suma a otras alternativas de solución generadas desde diferentes países y desde la misma Organización de Naciones Unidas (ONU). ¿Qué tan real y efectiva pueda ser?, ¿si se cumplirá o no? Eso no se puede saber pero, como principio reconciliador, elemento que contribuya a una salida pacífica, está bien. Todas aquellas propuestas que conminen a los actores a buscar la salida del conflicto por la vía pacífica son bienvenidas y válidas.

Neira Orjuela espera que “los actores se acojan a esta amnistía, que los militares entiendan que ya deben hacerse a un lado, que no tiene sentido aferrarse al poder por todo lo que se está ocasionando y que se les están dando garantías. El propio gobierno americano ofreció garantías para aquellos militares que se rindan y entreguen el poder a la Asamblea Nacional, sobre todo que convoquen a elecciones”.

 

El gran problema, es que algunos miembros de la cúpula militar venezolana, entienden que la única opción que tienen es o morir o terminar en una cárcel de Estados Unidos o Venezuela. Ante tal situación prefieren apuntalarse en el poder, atrincherarse para mantener el control del Estado, es lo que prevalece, dice el académico de la UNAM.

Por eso, la insistencia en que la solución al conflicto venezolano sea por la vía pacífica, porque al final los afectados, haya transición o no, son los sectores menos favorecidos, la gente pobre, el pueblo en general, quien más sufrirá las consecuencias si se da una confrontación armada. Son ellos quienes en este momento padecen de forma más cruda y cruel todo lo que hoy es el régimen venezolano, que ya no tiene la capacidad ni la actitud para garantizar condiciones de vida digna al grueso de la población.

 

La salida democrática

El experto en proyectos productivos, población y desarrollo en América Latina señala que “la verdadera salida para la crisis en Venezuela es convocar a nuevas elecciones, serias, con garantes internacionales y donde participen todos los actores sociales. La esencia de la democracia es que cualquier individuo pueda elegirse”.

Desde el contexto de polarización de los últimos años, con este tipo de conflictos, la idea política que subyace en quien tiene el poder es anular, aniquilar y destruir, no solo por la vía política, sino hasta mediante acciones de carácter militar y de desaparición al adversario, a ese nivel de degradación se ha llegado como región, por eso es tan preocupante lo que sucede en la nación venezolana, ese es el verdadero problema de lo que pasa, expone Fernando Neira.

Indica que “hay que ver si con la oposición, en un momento de transición, prevalece la condición de que todos aquellos sectores que estén a favor o en contra de ellos puedan ejercer libremente su participación política y social. Es de lo que se trata, de llegar en buenos términos con Juan Guaidó, que no solo en Venezuela, sino en América Latina se decida en libertad, que no haya coacción, que no afecte si se tiene un posicionamiento político en uno u otro sentido”.

Agrega que “eso es lo que se juega con Venezuela, convertirnos en una región donde solo habrá un poder, procesos políticos monolíticos y prevalezca solo un tipo de ideología, y que la contraria tenga que ser desaparecida. Eso en América Latina es una regresión a los años treinta, una regresión a la Guerra Fría, lo cual no nos llevará a procesos de consolidación de democracias, de convivencia pacífica, que es lo que se busca que prevalezca en nuestro territorio”.

Por eso —dice el doctor Neira— se aboga por que no haya intervención militar, para que nuestros pueblos tengan autonomía, decidan sobre sus temas políticos, sociales y económicos. Por eso, se trabaja y aboga para que en Venezuela las cosas se resuelvan por la vía pacífica y mediante elecciones, porque son los mecanismos democráticos adecuados, los otros responden más a procesos de intervención internacional, a vías militares que a la fecha en ningún territorio dejaron buenas consecuencias en el corto, mediano o largo plazos”.