CAFÉ POLÍTICO

El hombre honrado es el que mide un derecho por su deber.

Henri Dominique Lacordaire

 

Las fuerzas políticas representadas en el Congreso de la Unión, no sin muchos jaloneos, han aprobado por unanimidad la iniciativa de reforma constitucional por la cual se crea la Guardia Nacional, el proyecto en el cual ha depositado toda su confianza el presidente Andrés Manuel López Obrador, todas sus esperanzas de cumplir con sus promesas de campaña de “serenar el país”.

Es posible que, como tanto hemos comentado, la figura de la Guardia Nacional no sea la mejor. No lo sabremos hasta que dentro de unos meses ya estén en posición y funcionando plenamente las estrategias lopezobradoristas para contener la violencia de las bandas criminales, de todos tamaños, del llamado crimen organizado y de la delincuencia común.

Después de que durante los pasados 18 años los sucesivos gobiernos de la república han intentado sus propias tácticas y estrategias contra el crimen y no solo han tenido un éxito muy limitado, también se han combinado las circunstancias para que aumenten los homicidios, secuestros, asaltos al transporte público y de carga, extorsiones y el narcomenudeo, en parte por las fallas de la estrategia, pero también por la incapacidad de conseguir la construcción de un sistema de justicia penal más eficaz y más eficiencia operativa.

 

Ser policía debe ser una carrera atractiva, con salarios y prestaciones dignos, por ofrecer horarios decentes y la oportunidad de que, tras una vida en la policía, se puedan retirar con una pensión digna.

 

El gobierno lopezobradorista merece la oportunidad que ya tuvieron sus antecesores para combatir el crimen y, poco a poco, construir eficaces y eficientes instituciones policiacas. Para ello, sin embargo, habrá de cambiarse el paradigma policiaco.

La carrera de policía debe ser una opción de vida, una alternativa para que, mientras se sirve a la sociedad, los policías en lo individual puedan sostener dignamente a sus familias. Ser policía debe ser una carrera atractiva, con salarios y prestaciones dignos, por ofrecer horarios decentes y la oportunidad de que, tras una vida en la policía, se puedan retirar con una pensión digna.

Lamentablemente, creo que en esto es en donde fallará la grandiosa visión de la Guardia Nacional, porque hacer de la carrera de policía, del servicio honesto a la sociedad, una opción de vida no podrá ser realidad sin darles a los policías las prestaciones antes citadas.

Porque, a fin de cuentas, todas esas prestaciones cuestan dinero. Y, a menos que el presidente López Obrador esté dispuesto a distraer dinero de sus programas sociales, no podrán satisfacerse la necesidad de dichas prestaciones. Si no lo hacen, todo el proyecto de pacificar la nación se quedará corto, no alcanzará sus metas y, dentro de seis años, como Sísifo, tendremos que volver a empezar. Eso sí, quien sabe a qué costo en sufrimiento humano.

jfonseca@cafepolitico.com