Por Joaquín Robles Linares Negrete

 

Parado en la avenida Rosales vi acercarse un camión, en lo alto de aquel vehículo, sobre una caja de travesaños de madera, encaramado, Gustavo Díaz Ordaz saludaba con las manos unidas, como un atleta triunfante, al voltear hacia nosotros y dedicarnos un saludo, mi mamá nos apresuró a que devolviéramos el gesto.

Años después, todo el alumnado de la secundaria esperábamos durante horas —a pleno sol hermosillense— el recorrido del presidente Luis Echeverría por el boulevard Abelardo L. Rodríguez, cuando por fin pasó a gran velocidad, lo único que alcancé a ver fue su amplia frente sudada y el blanco de su atuendo, una silueta fugaz saludando con el dorso de las manos, a lo lejos su guayabera moviéndose con el impulso del viento.

Febrero de 1981, aquel Quetzalcóatl mandatario inauguró la Cuarta Reunión de la República en la capital de Sonora, con voz modulada, dominio escénico y personalidad magnética cimbró a la audiencia, con la nación a sus pies clamó con elocuencia dramática: “¡La república está reunida!”, el aplauso atronador festejó la omnipotencia encarnada en el mandatario. Después, José López Portillo sería un hombre derrotado.

En la primera visita del presidente Andrés Manuel López Obrador hay costumbres que no cambian, una es el acarreo, nuevas formas intentan enmascarar la odiosa práctica, recordé el eufemismo acuñado en el panismo sonorense para simular lo que se criticaba: traslado de voluntades. Los mismos vicios, colores diferentes.

 

Si la tónica del régimen es avasallar y ridiculizar a los gobernadores, aquí no les salió.

 

Cuatro de la tarde de la tarde y el estacionamiento del gimnasio de la UniSon casi lleno. Esto no impide la presencia de grupos que protestan, personas enfundadas en un recibo gigante de CFE a manera de sarape evidencian la injusticia que comete la paraestatal; por acá, maestros exigen a voz alzada su recontratación; en otra parte del tumulto un hombre con una cartulina apela a la gracia presidencial, su base sindical.

De fondo, la chirriante música de banda sinaloense intenta atenuar el rugido de inconformidades, una variopinta muestra de los problemas nacionales se concentra en un caluroso sábado en Hermosillo.

El sol iracundo del desierto golpea sin distingos, dos horas y media después de la cita anunciada el presidente llega.

El agobio y el cansancio son notorios, algunos se desvanecen antes de que comience el evento. La presentación del presídium refleja una descortesía monumental, se nombra a todos menos a la gobernadora Claudia Pavlovich.

Después de la larguísima presentación sin mencionarla, se ve correr a un asistente con micrófono en mano, se lo entrega a la gobernadora y de inmediato ella se incorpora, le da la bienvenida al presidente, haciendo énfasis en el gusto que nos da recibirlo.

De frente le dice que aquí se le quiere y se le respeta, el primer mandatario sonriente agradece el elogio, la gobernadora aprovecha el instante, le pide el compromiso formal de ayudar en el problema social que  representan los altos costos de energía eléctrica y restituir los diversos apoyos que a Sonora le negó la 4T.

Se intenta un abucheo tímido y despistado, queda sofocado en los aplausos de apoyo a la gobernadora, cuando el mandatario toma la palabra y reconoce el recibimiento, las ya mermadas voces entrenadas para el abucheo chocan con las porras.

El presidente subraya la coincidencia con la gobernadora y agrega que la contienda ya pasó, asegura frente a miles que dará solución satisfactoria a la petición de la mandataria, compromiso atestiguado por miles, la mandataria satisfecha sonríe, lo otro es anécdota.

En el discurso presidencial el pasado vuelve a ser protagonista, salpicado con el ya clásico “me canso, ganso” y, una afirmación para mí desconcertante, “en el gobierno todavía hay malandrines”. Si la tónica del régimen es avasallar y ridiculizar a los gobernadores, aquí no les salió.

Esa tarde recordé una frase atribuida a Rosa Luxemburgo: “Lo más revolucionario que una persona puede hacer es decir siempre en voz alta lo que realmente está ocurriendo”.