Lilly Téllez (Hermosillo, Sonora, 1967), locutora de una cadena de televisión, se dio a conocer en las páginas de nota roja por sus ataques a Samuel del Villar, procurador de Justicia del Distrito Federal en el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas, y por un presunto atentado del que desde luego y sin prueba alguna culpó al propio Del Villar.

La señora había presentado reportajes sobre los Arellano Félix o con temas como el robo de vehículos y los secuestros, los que pudieron haber sido causa de la agresión, pero ella prefirió culpar a un personaje del primer gobierno de izquierda de Ciudad de México, lo que mereció algunos comentarios de Miguel Ángel Granados Chapa, a los que respondió la aludida con términos despectivos hacia aquel respetable periodista, a quien llamó mentiroso, mezquino, manipulador, portavoz de la izquierda fanática y otras linduras.

Hoy, esa mujer es senadora por el partido Morena —¡Ni más ni menos!— y acaba de ofrecer una muestra más de su, digamos, cultura, pues el pasado 8 de marzo, mujeres de todo el mundo salieron a exigir la despenalización del aborto y en México la exigencia fue que se hiciera extensivo a toda la república lo que por fortuna es una conquista femenina en la capital del país.

Como símbolo de esa lucha, varias integrantes del Senado colocaron pañuelos verdes en los escaños de las féminas que integran esa Cámara. Indignada, la señora Téllez declaró: “Poner un trapo verde en mi escaño hace que otras mujeres y ciudadanos piensen que yo apoyo el aborto, cuando estoy en contra”, declaración que fue calurosamente aplaudida por la fracción panista.

 

“Poner un trapo verde en mi escaño hace que otras mujeres y ciudadanos piensen que yo apoyo el aborto, cuando estoy en contra”,

 

El incidente no tendría nada de extraordinario, de no ser porque el máximo líder de Morena y hoy presidente de la república se ha negado, una y otra vez, a manifestarse sobre el asunto. Así ocurrió cuando fue jefe de gobierno del Distrito Federal y también ahora, que ante la pregunta de un reportero dijo que no externaría su opinión porque eso supuestamente dividiría a los mexicanos. “Vamos a serenar al país”, agregó (¿A costa de la salud femenina?)

Para confirmar que la línea de Morena es propiciar que sigan muriendo mujeres por prácticas inseguras de suspensión del embarazo y que el país se siga poblando de seres no deseados, la Cámara de Diputados, donde Morena es mayoría, mantiene en la congeladora cuatro iniciativas de ley para despenalizar el aborto.

Y todo esto ocurre cuando en Nuevo León se han endurecido las leyes contra el aborto. A este paso, pronto veremos que una simple masturbación sea considerada genocidio. Para allá vamos.