Al asombro y escepticismo que causó el informe de la primatóloga británica Jane Goodall sobre el uso de herramientas en los chimpancés, siguieron otras aportaciones sobre el comportamiento de esos primates, que confirmaron la pérdida de la supuesta supremacía del ser humano en el reino animal.
Posteriores estudios confirmaron las observaciones de la doctora Goodall: el comportamiento de los chimpancés corresponde a rasgos culturales. Lamentablemente esta cultura está en riesgo de desaparecer.
La cultura chimpancé
Los chimpancés son uno de los cuatro primates homínidos, los otros son orangutanes, gorilas y bonobos, pero los primeros son los más cercanos al ser humano, comparten 97 por ciento del ácido desoxirribonucleico (ADN). En términos generales miden 81 centímetros en cuatro patas, las hembras pesan entre 32 y 47 kilogramos, en tanto que los machos, entre 40 y 60 kilogramos; en libertad viven de 40 a 45 años. Se alimentan principalmente de frutos, hojas, semillas, flores, cortezas y resinas, completan su dieta con insectos como termitas y hormigas, miel, huevos, aves y mamíferos de tallas mediana. Asimismo, seleccionan plantas medicinales con las que combaten parásitos intestinales.
Los chimpancés (pan troglodytes) se dividen en cuatro subespecies que habitan en el cinturón ecuatorial del África, en 21 países, desde Senegal al oeste, hasta Tanzania al este. Por esta amplia distribución los chimpancés viven en diferentes hábitats: selvas tropicales, bosques de montaña, bosques pantanosos, bosques de mosaico y sabanas.
“Esta gran diversidad de hábitats indica su capacidad de adaptación, incluso a zonas más áridas con grandes cambios de temperatura y humedad a lo largo del año, así como largos periodos de sequía”, según consigna el Instituto Jane Goodall.
Precisamente por vivir en regiones con diferentes características, el chimpancé, al igual que el ser humano, ha aprendido a aprovechar los recursos de esos hábitats para modificar el medio ambiente en su beneficio, casi desde que aparecieron en la Tierra, hace unos 60 millones de años. Sin embargo, no fue sino hasta hace cerca de 60 años que se descubrió el uso de herramientas en esos primates.
La doctora Jane Goodall, en noviembre de 1960 describió la primera herramienta, una hierba cortada que el chimpancé macho David Barbagris introdujo a un termitero para “pescar” termitas, que se afianzan a la hierba con sus mandíbulas. A partir de entonces se ha encontrado que utilizan ramas, piedras, hierbas y hojas para fabricar herramientas que utilizan para extraer y consumir termitas, hormigas, algas, nueces, miel y cazar mamíferos pequeños.
La perturbación de una cultura
En los últimos años, la deforestación y la caza furtiva han puesto en riesgo de desaparecer a las diferentes manifestaciones culturales de las cuatro subespecies de chimpancés de las diferentes regiones que habitan en África, ya que ha disminuido su población, se ha fragmentado su hábitat o han tenido que migrar a otras regiones, lo que ha causado una reducción de su diversidad genética, como refieren primatólogos en un estudio reciente.
Hjalmar Kühl, Ammie Kalan y 75 científicos más publicaron el 7 de marzo pasado en Science el trabajo “Human impact erodes chimpanzee behavioral diversity” (El impacto humano erosiona la diversidad de comportamiento de los chimpancés), en el que sostienen que los comportamientos culturales de estos primates se conservan por procesos culturales como innovación, difusión y transmisión vertical y horizontal. Estos comportamientos son vulnerables a las perturbaciones ambientales, lo cual se conoce como la hipótesis de perturbación, la cual “predice que bajo condiciones antropogénicamente perturbadas, las tradiciones de comportamiento en los grandes simios pueden desaparecer no solo por la extinción completa de una población, sino también cuando la población permanece, debido al agotamiento de los recursos o al desglose de oportunidades para aprendizaje social”.
Su trabajo, que comprendió el estudio de 31 comportamientos en 144 grupos sociales o comunidades en todo el hábitat de los chimpancés, demostró una reducción en 88 por ciento de la diversidad de sus rasgos de comportamiento en lugares donde el impacto humano ha sido mayor que en otras regiones.
Kühl, Kalan y colaboradores apuntan que “se necesita con urgencia un esfuerzo considerable para proteger a estas poblaciones, si queremos entender completamente los mecanismos subyacentes y los motores de su diversificación cultural”. Por lo que recomiendan se establezcan sitios de patrimonio cultural de los chimpancés, en los cuales se proteja tanto la diversidad cultural como el comportamiento de esos primates.
Esta proposición se basa en los convenios sobre la diversidad biológica y sobre la conservación de las especies migratorias de animales silvestres, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, los cuales llaman “a la protección de la fisiología, genética y diversidad de comportamiento de la fauna rica culturalmente”, advirtieron los investigadores en su artículo. Así que aún estamos a tiempo de salvar la cultura los chimpancés.
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f/René Anaya Periodista Científico


