Felipe Calderón tenía una confianza ¡exagerada! en Genaro García Luna. Una confianza que se estrelló contra la dura realidad de la fortaleza adormecida del crimen organizado en México. Ambos, como estrategia de legitimación electoral, iniciaron la ahora llamada guerra fallida contra el narcotráfico.

Pero, al ver que los resultados no eran los esperados, los altos mandos castrenses pidieron una entrevista con el primer mandatario para exponerle su preocupación por la falta de una estrategia definida para enfrentar a un enemigo tan fuerte y cuyas dimensiones eran mucho más grandes de lo que García Luna había calculado. Preocupados porque sus elementos no tenían un mando experimentado que los guiara en el cumplimiento de tan peligrosa tarea, y porque los encargados por Felipe Calderón para llevarla a cabo parecían no tener ni idea de ella, empezó a crecer en ese contexto el nombre del general Luis Rodríguez Bucio.

Teniendo como antecedente haber sido una pieza clave en el combate al crimen organizado desde el gobierno del expresidente Carlos Salinas de Gortari y posteriormente con Vicente Fox, el general Rodríguez Bucio, varias diplomado en estrategias anticrimen, procedió a elaborar una cartografía del conflicto y una nueva relación de sus actores más relevantes.

Cuando Genaro García Luna fue atrapado por el affaire del montaje de la captura filmada de la presunta secuestradora de origen francés Florence Cassez, su papel protagónico en el combate al crimen organizado empezó a declinar ante la celosa casta militar de mayor envergadura.

Mientras Rodríguez Bucio, michoacano de nacimiento, era ya un experto conocedor de la zona clave del narcotráfico en México habiendo sido encargado de su combate en los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua. En esos tiempos elaboró el mapa estratégico que mencionamos líneas arriba y que Andrés Manuel López Obrador conoció a través de su amigo el general Audomaro Martínez Zapata, originario de Cunduacán, Tabasco, quien siempre mantuvo estrecha comunicación con las esferas claves de la milicia mexicana.

Ante el crecimiento del fenómeno de la violencia generado por las disputas entre los carteles del crimen organizado, desde que ganó las elecciones, el presidente electo López Obrador y quien sería el secretario de Marina Luis Crescencio Sandoval González se reunieron junto con Alfonso Durazo para reiniciar la estrategia que Rodríguez Bucio ha venido actualizando con mayor información y mejores recursos tecnológicos.

Así pues, la nueva batalla contra el crimen organizado apenas se ha iniciado en la era de López Obrador.