Cuando la actual administración decidió centralizar el Sistema Nacional de Salud para ofrecer “salud universal”, era imposible visualizar las barbaridades que harían para lograrlo; era incluso impensable que se referían a globalizar la salud del mexicano, a subcontratar y externalizar a una de las industrias farmacéuticas más estables de Latinoamérica, que lo harían en favor de un estandarte hipócrita de “gobierno sin corrupción”.

 

No es lo mismo que lo “mesmo”

El pasado 28 de marzo, al mismo tiempo que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) hacía ruido con la revocación de lineamientos sanitarios del cannabis, la Secretaría de Salud publicó un alarmante acuerdo en el Diario Oficial de la Federación (DOF).

Se cerró el mercado cannábico en México, pero se abrió el mercado de la salud nacional a casi cualquier laboratorio extranjero. El acuerdo publicado ese día establece que las evaluaciones de agencias regulatorias extranjeras serán equivalentes a las que realiza la Cofepris.

En otras palabras, bajo previa valoración, se equipara a cualquier agencia reguladora con la Cofepris; a pesar de que la agencia nacional es de las pocas certificadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y es un referente a nivel continental.

 

De mercado mexicano a tianguis internacional

Al día siguiente, 29 de marzo, otro acuerdo de la Secretaría de Salud encuentra su camino al DOF. Esta vez instaurando que la evaluación para emitir registros a empresas extranjeras es homologable con la presencia del medicamento en la Lista de Medicamentos Precalificados de la OMS.

Esta lista nació en 2001 con el Programa de Precalificación de Medicamentos; su propósito inicial era evaluar la calidad, seguridad y eficacia de medicamentos para VIH/SIDA, tuberculosis y paludismo. Al 2012 se habían evaluado más de 316 medicamentos para lo que OMS llama “enfermedades prioritarias”.

Hoy día la lista consiste de 532 medicamentos para más enfermedades; entre ellas, hepatitis B y C, VIH/SIDA e influenza. En México existen 25 mil casos nuevos de hepatitis al año, en 2016 había más de 135 mil pacientes con VIH/SIDA y en enero del 2018 los casos de influenza aumentaron 17 por ciento con relación al año anterior.

La mayoría de los medicamentos en esta lista, provienen de India (71 por ciento de la lista), entre los laboratorios productores de ese país, hay algunos que han sido señalados por las agencias regulatorias norteamericana y europea (FDA y EMA, por sus siglas en inglés) por malas prácticas.

Por ejemplo, en 2015, la FDA encontró irregularidades en las prácticas de fabricación de Emcure Pharmaceuticals India; en 2016, la agencia los denunció por evadir pruebas a su planta de producción. A mediados de ese año, se prohibió la importación de sus medicamentos a Estados Unidos.

Emcure Pharmaceuticals aún tiene ocho medicamentos precalificados. Tres años después de que perdieron registro en Estados Unidos.

Otro caso es el de Cipla Ltd. India. En 2009, la EMA recomendó suspender el registro sanitario de un medicamento, argumentando que los beneficios del medicamento no superaban los riesgos. Cuba replicó la sugerencia y el producto ya no se comercializa en gran parte del mundo.

Un caso más reciente es la evaluación de la FDA a Sun Pharmaceutical India; ya que desde 2014, no ha tenido controles adecuados para asegurar estándares de calidad y ha evadido procesos de limpieza, identificación y pureza de los productos terminados.

Sun Pharmaceutical también tiene ocho medicamentos precalificados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

Salió el peine

Estos acuerdos develaron su función el mismo 29 de marzo, cuando Secretaría de Hacienda (SHCP), Secretaría de Salud, Cofepris, IMSS e ISSSTE, convocaron a la segunda reunión para la licitación de medicamentos 2019–2020 en Palacio Nacional. La reunión fue dirigida por la oficial mayor de la SHCP, la maestra Raquel Buenrostro.

A esta segunda reunión asistieron únicamente 30 personas, a diferencia de las 300 presenciales y 300 virtuales de la primera. Hubo presencia de cámaras nacionales, internacionales y asociaciones de la industria farmacéutica, así como de los embajadores de Canadá y Argentina.

El primer tema a tratar fue la modalidad abierta, internacional, centralizada de la licitación. La apertura implica que cualquier laboratorio registrado en Compranet (portal digital de proveedores del Estado mexicano) puede participar en la compra.

El carácter internacional invita a laboratorios extranjeros a pasar por el proceso de registro en el portal y la centralización significa que la compra la efectuará el Gobierno federal.

En el transcurso de la reunión se detallaron más puntos, como el número de claves a licitar (4,725) y que, además de las facilidades en liberación de registro a extranjeros por los acuerdos explicados anteriormente, estos laboratorios foráneos también tendrán fluidez al registrarse en el portal Compranet.

 

 ¡Y todo sereno…!

Esta laxa política de importación favorece inmensamente a las 82 empresas en la Lista de Medicamentos Precalificados de la OMS. Al menos no serán 10 empresas mexicanas las que concentren la compra.

Lo peculiar es que la misma OMS exige que la lista no se tome como referente; porque cualquier medicamento, laboratorio o insumo que tenga su respaldo, será preferido bajo la errónea idea de que dicha organización impulsa su uso.

Cristian Roberto Morales, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en México, expresa que la industria nacional debe sentir confianza; puntualiza que es una ventaja que el Gobierno federal licite los medicamentos a través de un organismo internacional.

El silencio de la OMS ante esta pérfida política puede interpretarse como indiferencia en el uso de la lista como parámetro de certificación de seguridad, violando sus propios lineamientos. Sin embargo, el silencio que se siente aún más, es el de la industria farmacéutica mexicana.

El Consejo de Coordinación Empresarial (CCE), máximo órgano empresarial del país, manifestó su opinión de inmediato al exigir igualdad de oportunidades para los laboratorios nacionales, esos que ya tienen registros de Cofepris y un perfil de Compranet.

Los conoce, son esos que impulsan la economía nacional.

Patrick Devlyn, presidente de la Comisión de Salud del CCE, expresó que “la calidad, la seguridad y la eficacia deberán ser siempre los preceptos determinantes en la promoción de la salud para la población”.

Omitir lo que se ha logrado hasta ahora (con la regulación de Cofepris) puede impactar negativamente a la salud de los mexicanos.” Yo coincido, porque siento que no es la salud pública lo que movió estas decisiones políticas.

Sin embargo, la opinión de un periodista es irrelevante; lo que sí es imperativo es traer a la mesa las opiniones de laboratorios nacionales. Todas las cámaras y asociaciones nacionales que estuvieron presentes durante la segunda reunión, ¿por qué no manifiestan su opinión ante la falta de un “piso parejo”?

¿Será que sienten estas medidas como un sepulcro para la industria nacional?

Porque, si lo es, también lo puede ser para muchos mexicanos que dependen del Sistema Nacional de Salud.