Un nuevo llamado a la conciencia lanzó el pasado lunes en París la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ante la evidencia de que la destrucción de la naturaleza está amenazando el bienestar de las naciones “al menos tanto” como el cambio climático, con motivo de un encuentro de científicos y diplomáticos de 130 países sobre el estado de los ecosistemas en el planeta.

Según Robert Watson, presidente de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa Sobre Diversidad Biológica (IPBES), creada en 2012 y quien abrió la conferencia, los resultados de tres años de investigaciones no dejan lugar a dudas: “nuestra destrucción de la biodiversidad y de los servicios del ecosistema ha alcanzado niveles que amenazan nuestro bienestar, al menos tanto como los cambios climáticos inducidos por el hombre”.

En total, 150 expertos de todo el mundo trabajaron durante los últimos tres años para evaluar el estado de los ecosistemas en los últimos 15 años, y los resultados del informe de mil 1800 páginas a debatirse durante una semana, arrojan un sombrío inventario.

Dicho informe será la base de referencia científica para abordar los nuevos retos de la biodiversidad, referida según la ONU a todas las especies animales o vegetales que viven en el planeta, incluyendo a la especie humana, la principal amenaza contra su propia supervivencia.

Los expertos volverán a destacar los “servicios inestimables” que para la vida ofrecen desde el más pequeño insecto hasta los océanos que absorben CO2, pero ahora, destacó Robert Watson, “insistiremos en el hecho de que la naturaleza es crucial para la producción alimentaria, para el agua pura, para los medicamentos y hasta la cohesión social”.

 

 

AFP / Simon Malfatto La pérdida de biodiversidad en el mundo

El informe advierte que “el patrimonio ambiental mundial (…) está siendo alterado a un nivel sin precedentes”, de ahí que se espera que la evaluación de los 150 expertos sirva de base para adoptar nuevos y ambiciosos objetivos en la próxima reunión sobre diversidad biológica, prevista para 2020 en China a nombre de los Estados miembros de la Convención de la ONU sobre el tema.

Afirman los 150 expertos que casi ninguno de los 20 objetivos definidos para 2020, que apuntan a una vida “en armonía con la naturaleza” para 2050, fueron alcanzados y la destrucción sigue, como se lee en el siguiente párrafo: “un cuarto de las 100 mil especies evaluadas hasta ahora –una porción ínfima de las estimadas ocho millones que existen en el planeta– están amenazadas de extinción, por presión de la agricultura, la pesca o el cambio climático”.

Lo peor es que, según los científicos, se va a producir “una aceleración rápida inminente de tasas de extinción de especies” ante el impacto de la destrucción ambiental, por lo que entre 500 mil y un millón de especies resultarían amenazadas, “muchas de ellas ya en las próximas décadas”.

Según afirman los expertos reunidos para este primer informe mundial sobre la biodiversidad, estas proyecciones coinciden con una predicción formulada por científicos hace ya algunos años: el inicio de la sexta “extinción masiva”, la primera desde la aparición de los humanos en el planeta.

El documento de los especialistas establece un vínculo entre el calentamiento global y los daños a la naturaleza, dos procesos que van de la mano y que muestran causas similares a partir de la incidencia de la acción humana, como son en primer lugar “las prácticas agrícolas y la deforestación, responsables de un cuarto de las emisiones de CO2, así como graves perjuicios directos a los ecosistemas”.

Para Laurence Tubiana, economista y una de las arquitectas del histórico Acuerdo de París, de diciembre de 2015, presente en esta cumbre sobre biodiversidad, es claro para los científicos los dos problemas tienen soluciones comunes: en primer lugar, la “agroecología” con miras a crear modos de producción durables o sostenibles, que aseguran la reproducción permanente de los ecosistemas.

Presentes también en París, organizaciones indígenas de la cuenca amazónica nucleadas en la COICA, advierten que, en efecto, “la Tierra está muriendo”. En declaraciones a la prensa, José Gregorio Mirabal, presidente del organismo, destacó que “la ciencia nos dice aquello que los saberes tradicionales nos señalan ya desde hace años”, por lo que llamó de forma urgente “a un acuerdo internacional por la naturaleza, para restaurar la mitad del mundo natural tan rápido como sea posible”.