La reciente crisis entre Estados Unidos e Irán tiene su origen en el programa nuclear de la República Islámica. La Unión Americana sospecha que Teherán está utilizando el programa como una especie de tapadera para fabricar armas nucleares en secreto y no deja de imponerle sanciones cada vez mas duras. Por su parte Irán rechaza las acusaciones, defiende los fines pacíficos de su programa y amenaza con cortar el suministro de petróleo si continúan las sanciones.
Con la llegada al poder en 2015 del presidente Hassán Rohaní, moderado, se vieron señales claras de la disposición de ambos líderes, el mandatario islámico y el entonces presidente norteamericano, Barack Obama, para mejorar sus relaciones.
El estadounidense defendía un regreso a la diplomacia en la relación con Irán. Así Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia, junto con Alemania e Irán firmaron en Viena, en agosto de 2015, un acuerdo histórico por el que dicha nación salía del ostracismo internacional a cambio de someter a control su programa nuclear.
Pero hace un año, la potencia norteamericana se retiró de este acuerdo nuclear, aunque dice estar listo para mantener conversaciones con los lideres iraníes para alcanzar un nuevo acuerdo.
Aunque la tensión en el golfo Pérsico aumentó desde que Estados Unidos decidiera el pasado abril no renovar las exenciones a la compra de petróleo iraní otorgadas a ocho países y designar a los Guardianes de la Revolución grupo terrorista.
Además, ha vuelto a aplicar sanciones contra Irán, que afectan el hierro, el acero, el aluminio y el cobre, sector que supone un 10 por ciento de las exportaciones. Washington también pone trabas a que los otros firmantes del acuerdo negocien con Irán cuando se trate de empresas con intereses con su país.
Por su parte, el presidente iraní anunció que suspende la aplicación de algunos de sus compromisos nucleares y dio un ultimátum de 60 días para que se garanticen las transacciones bancarias de su nación y sus exportaciones de petróleo.
Asimismo, amenazó con reanudar el enriquecimiento de uranio y la reconstrucción del reactor de agua pesada en Arak en contra de sus compromisos con el acuerdo nuclear, si en 60 días Reino Unido, Francia, Alemania, China y Rusia no protegen su sector bancario y petrolero de las sanciones de Estados Unidos.
Aunque Rohani sigue tratando de mantener el acuerdo y en lograr que la Unión Europea siga del lado de Irán, las potencias europeas dijeron que aun respaldaban el acuerdo nuclear con dicho país, pero rechazaron el ultimátum de Teherán (acerca del plazo de los 60 días) para mantenerlo vivo.
Irán ha amenazado con bloquear el estrecho de Ormuz, por donde pasa la quinta parte del petróleo mundial, si Estados Unidos sigue asfixiando su economía. En respuesta, el departamento de Defensa anunció que reforzará sus tropas desplegadas en Oriente Medio con el buque de asalto anfibio USS Arlington y misiles Patriot, que se suman al portaaviones USS Abraham Lincoln y más cazabombarderos.
“Estados Unidos no busca un conflicto con Irán, pero estamos preparados y listos para defender a las fuerzas e intereses estadounidenses en la región”, señaló el Pentágono.
El Dr. Moisés Garduño García profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM nos habla acerca del porqué del fin de las exenciones de Estados Unidos a Irán, del posible bloqueo del estrecho de Ormuz por parte de Irán así como de la peligrosidad de la terminación del acuerdo nuclear.
¿Por qué el gobierno de Estados Unidos ha dado por terminadas las exenciones que había concedido a 8 naciones para que siguieran comprando petróleo a Irán?
Estados Unidos está presionando a Teherán a abrir temas no negociados por la administración Obama, el punto es que al interior de Washington no se ponen de acuerdo en las formas más efectivas de ejercer esta presión. No no hay un frente común sobre cómo lidiar con Irán. Por un lado, hay personas plenamente convencidas de que la guerra es el camino más fácil para debilitar a Teherán, tales como el asesor de seguridad nacional John Bolton, y por otro lado tenemos al Jefe del Pentágono, Patrick Shanahan, con quien casi siempre se tienen que pensar las cosas dos veces. Es claro que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quiere un acuerdo mientras Bolton quiere intervención militar. Incluso, se dice que Estados Unidos se acercó a Suiza para proporcionar el número del presidente estadounidense a Teherán (como si Irán no supiera cómo comunicarse con la Casa Blanca) en una estrategia complementaria que busca presionarlos, así como a sus principales clientes petroleros a volver a la mesa de negociaciones para hablar no sólo de la cuestión nuclear, sino también de cuestiones geopolíticas como la presencia de Irán en Siria, Yemen y Líbano, además del programa de misiles iraní, temas que para Teherán son no negociables.
Las autoridades persas han amenazado con bloquear el estrecho de Ormuz, por el que cruza gran parte del crudo mundial, si las sanciones impuestas por Estados Unidos impiden sus exportaciones de petróleo, ¿esto crearía una catástrofe económica mundial?
Irán tampoco quiere cerrar el estrecho, pero en un contexto donde todo se puede salir de control, Teherán tiene la capacidad de hacerlo. Ya lo ha hecho antes, durante la guerra Irán-Irak. Y sí, en efecto, esto tendría consecuencias mundiales para la economía ya que el precio del petróleo aumentaría por encima de los 100 dólares por barril dado el riesgo del flujo petrolero en Ormuz, pero paradójicamente el petróleo de los países árabes se vería altamente comprometido.
¿Se abriría un frente de ataque a bases militares de Estados Unidos por parte de Irán?
Irán tiene alta capacidad disuasiva si explota un conflicto armado en el Golfo. Tiene alianzas con grupos no estatales en Yemen, Gaza, Siria y Líbano, una estrategia que no es nueva y que se ha venido fortaleciendo en los últimos años. De hecho, la guerra en Siria, y la intervención saudí en Yemen, han sido dos escenarios donde las fuerzas iraníes han logrado poner en el terreno su experiencia militar y sus estrategias disuasivas contra Estados Unidos y sus aliados. La estrategia sería una asimétrica basada en misiles de corto y mediano alcance, además de un aparato altamente sofisticado de seguritización marítima en la zona del Golfo Pérsico, el Mar de Omán y el Caspio.
Irán se encuentra sumergido en una crisis económica, en gran parte como resultado de las sanciones estadounidenses contra este país, ¿este país dejaría de lado su postura amenazante y dialogaría para revertir la crisis?
Es difícil también que haya negociaciones con Trump porque sus actos no le dan credibilidad. Teherán no quiere guerra, ni cree en las negociaciones con una administración que, desde que llegó al poder, se ha dedicado a atacar a Irán no sólo abandonando el acuerdo nuclear del 2015, sino poniendo a la Guardia Revolucionaria como organización terrorista, y amenazando al régimen a diario en la esfera pública global. Irán debe esperar a las elecciones presidenciales en Estados Unidos en 2020 para decidir qué hacer con esta administración si es reelecta, o cómo maniobrar con el nuevo presidente. Se trata de un contexto de alta tensión en Teherán.
¿Cual sería el objetivo de Estados Unidos sobre estas sanciones?
Veo dos objetivos. El primero, demostrar a la base social de Trump y a los amigos de Bolton (a la organización MKO, el grupo Rajavi y la derecha evangelista) que la administración está haciendo todo lo posible para debilitar a quien consideran la mayor amenaza a sus intereses en el Golfo Pérsico y así ganar la reelección del año siguiente. El segundo, es posicionar el petróleo estadounidense en el mercado energético global aprovechando la disminución del petróleo iraní, venezolano, argelino y libio, países, todos ellos, en crisis política por diversas circunstancias.
¿Ve usted peligroso la salida de Estados Unidos del acuerdo nuclear?
Por supuesto que es peligroso. No hay otra forma para lidiar con Irán y con Estados Unidos en el Medio Oriente que la diplomacia, aunque algunos grupos conservadores, evidentemente, no están de acuerdo con esta afirmación.