Las listas de los libros más vendidos alrededor del mundo, además de un indicador de los gustos de miles lectores, puede considerarse también una proyección de los temas que marcan agenda en determinado momento. Hace algunas semanas, irrumpió en estos rankings bibliográficos un volumen de formato grande, una pasta de fondo blanco y un título contrastante en grandes letras rojas y negras: Sodoma. Poder y escándalo en el Vaticano. La imagen de un grupo de cardenales colocándose una mitra completa el cuadro. Se trata de la última obra del periodista francés Frédéric Martel, quien se doctoró en Sociología, además de haber obtenido la licenciatura en Filosofía, Ciencias Políticas y Leyes. A lo largo de su trayectoria, Martel ha escrito diversos libros referentes a fenómenos sociales de gran alcance a nivel internacional como el Internet o la cultura gay; gusta, por así decirlo, de adentrarse en grandes estructuras y descifrar cada uno de sus componentes. Sodoma puede definirse, pues, como como una obra de confluencia de su método de investigación, sus temas de interés y un análisis profundo alrededor de una de una de las instituciones más grandes y poderosas del mundo, la Iglesia Católica, a la cual busca proyectar a través de la polémica afirmación de que gran parte de sus autoridades e integrantes son homosexuales. En entrevista exclusiva para Siempre!, Martel conversó sobre este trabajo que conllevó cuatro años de su vida de intensa actividad, muchas veces infiltrada, en el corazón mismo de los dominios papales.

Aunque la portada del libro es ciertamente provocativa en cuanto al título y la imagen que la compone, Martel indica, al iniciar la conversación, que Sodoma no es un título polémico dado que hace referencia al lugar, mencionado en el libro del Génesis, en el inicio de la Biblia, que supuestamente fue destruido por la ira divina dada su pecaminosa fama y que fue elegido, como una especie de metáfora para denominar un trabajo serio y sistemático de investigación acerca de la Iglesia y la homosexualidad.

Frederic Martel

“Creo que la homosexualidad es el elemento clave para dore entender la Iglesia católica. A partir de esa premisa llevé a cabo un proceso de investigación que para mí puede considerarse la forma normal de trabajar, puesto que Sodoma es mi decimo libro. Esto incluyó, durante cuatro años, vivir una semana cada mes en Roma y entrevistar a más de cuarenta cardenales, cincuenta obispos y más de doscientos curas; para encontrarme con todas estas personas visité más de treinta países”.

A pesar de lo delicado y controvertido del tema que toca, el escritor declara contundentemente que el objetivo del texto no “es sacar a nadie del closet”, sino exponer la importancia de entender el sistema clerical. Aunque él mismo considera que puede parecer una aseveración pretensiosa, Martel indica que lograr dicha comprensión es imposible si no se cuenta con un respaldo de información como la que presenta su libro, debido a que la homosexualidad se encuentra presente en todos los estratos de la Iglesia y define aspectos esenciales de la misma.

“La homosexualidad tiene influencia en muchísimas cosas, desde la doctrina hasta el tema de que las mujeres no pueden ser curas. Tiene también que ver con la renuncia del papa Benedicto XVI, la crisis de abuso sexual, todo está vinculado con esta condición y no puede entenderse sin esto”.

Tocando el tema del abuso dentro la corporación eclesiástica y la hecatombe que ha caído sobre ella en cuanto al tema de la pederastia, Frédéric Martel declara que no existe vínculo alguno entre la homosexualidad y el abuso sexual, en un sentido general, y esto puede corroborarse en el hecho de que la mayoría de los casos clasificados en el mundo son de naturaleza heterosexual y las víctimas son principalmente mujeres y niñas en familias y escuelas tradicionales; pero, puntualiza, dentro la Iglesia el 80 por ciento de los abusos son cometidos contra hombres o niños, por lo que estos crímenes, en el seno de la institución romana, sí pueden definirse como homosexuales, aunque el autor también aclara contundentemente que el asunto neurálgico de este punto no es la homosexualidad.

“El problema no es la condición homosexual, sino la sexualidad reprimida, escondida y todo lo que esto conlleva. Es un tema que la Iglesia ha evitado enfrentar por siglos, incluso es necesario mencionar que no es viable visualizar esta crisis y la dimensión que ha alcanzado, sin tomar en cuenta todo el encubrimiento dentro de la misma Iglesia”.

Adicionalmente, Martel explica que la homosexualidad en la Iglesia no es una cuestión de casos específicos y sí de un sistema completo, pues la institución atrae, recluta y promueve la tendencia. Este modelo, vale decir, no es exclusivo del clero que habita entre los muros vaticanos, ni en Italia, sino que se replica en todo el mundo. Para ejemplificar un poco el funcionamiento de esta maquinaria, el artífice de Global Gay pone el caso mexicano en la mesa.

“En zonas rurales mexicanas, en estados como Hidalgo, Chiapas o Oaxaca, los curas son activamente heterosexuales, mantienen una relación prácticamente de concubinato con mujeres. Sin embargo, en espacios urbanos los sacerdotes son mayoritariamente homosexuales y esto incluye a obispos y cardenales. Esto es algo que se reproduce también en otras partes del mundo”.

Frente al cuestionamiento de si el sistema mencionado era exclusivo de la Iglesia católica o se encontraba presente en otras religiones, el periodista responde que, si bien no se ha acercado a fondo a otras expresiones de fe, es posible que esta red sea característica de la comunidad de Roma, puesto que mantiene una férrea inflexibilidad en lo relativo a preceptos como el celibato y la castidad, además de que su presencia en los grandes ciudades puede ser un factor de importancia para que haya una mayor permeabilidad al respecto. Paralelamente, Frédéric Martel expresa que tanto feligreses como no creyentes deberían acerarse a su investigación en aras indagar sobre la dinámica que la Iglesia mantiene con el mundo que la rodea.

“Considero que Sodoma es un buen instrumento para comprender las últimas cinco décadas de vida de la Iglesia católica. El referente de comportamiento de la corporación en esos cincuenta años ha sido culpar a todo el mundo por el ejercicio de su sexualidad y por sus decisiones de vida, por tener relaciones antes del matrimonio, por ser homosexual, por divorciarse, etc. Y es importante que la gente entienda que todo eso se basó en una mentira. Yo no tengo problema con que un cardenal o un obispo sea gay, yo mismo soy abiertamente gay y creo debería ser una opción que la Iglesia acepte, pero es inaceptable que alguien siendo gay predique todo el tiempo contra la comunidad homosexual y sus prácticas”.

Finalmente, Martel afirma que no espera que la cúpula del Vaticano responda formalmente a su publicación, pero que fue informado de que Sodoma fue leído por el papa Francisco y el pontífice comentó al menos con uno de sus colaboradores que el trabajo fue de su agrado, aunque, obviamente, no realizará una declaración pública de ello.

“Ellos saben que lo que se menciona en el libro es cierto. Pude equivocarme en algún detalle o en el nombre de alguna persona, pero creo que son conscientes de que tengo razón en lo que concierne al sistema, es algo a lo que el Vaticano debe enfrentarse; ahora que lo opinión pública escruta a la Iglesia más que nunca, es casi imposible querer esconder lo evidente”.