Amados hermanos: estamos ante la cuarta transustanciación, en la cual vemos convertirse el agua en vino y el vino en aguarrás; las iglesias en membretes que se ocultan tras membretes y la memoria de Benito Juárez y los liberales de la Reforma en mero tapete para quienes otorgan las concesiones de radio y televisión.

Los integrantes del Instituto Federal de Telecomunicaciones, con notorias ganas de ganarse un pase automático al reino del Señor, decidieron otorgar una concesión de radio y eventualmente de televisión al membrete La Visión de Dios, pues para los monjes de la orden de San IFT “la aplicación de la ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público no es competencia de este instituto”, dicen los muy ifetes.

Los señores del IFT alegan que antes de extender la concesión diocesana recabaron la opinión de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, “sin que del análisis se desprendiera objeción o cuestionamiento por incumplimiento de la Ley de Asociaciones Religiosas y de Culto Público, que en su artículo 16 prohíbe que iglesias o ministros religiosos “sean titulares de concesiones en materia de difusión”. Por fin, ¿en este caso se aplicó o no la ley de marras?

Según el IFT, basta con que un solicitante acredite “capacidad técnica, jurídica y económica” para concederle sus favores, de tal modo que si un cártel de narcos demuestra tales capacidades, que por supuesto las tiene, el Instituto le concederá generosamente cuanta concesión solicite, a condición de que los nombres de los capos y de las mafias no aparezcan en la documentación.

Los ifetelúricos afirman que consultaron el directorio de ministros de culto y el de asociaciones religiosas y, ¡Oh, milagro!, en ninguna parte se halló impedimento para la labor de evangelización que con tanto entusiasmo despliega el IFT para mayor gloria de Ya Saben Quién, que prometió concesiones de radio y televisión a las iglesias. Pues sí, pero hay varias iglesias que no aparecen en esas listas simplemente porque no están registradas, pero son asociaciones de culto y tienen ministros, aunque lo ignore la ifetintorería, capaz de lavar sus pecados y los de sus cuatachos.

Cegatones, los gerentes del IFT no leyeron siquiera el nombre del membrete solicitante. La Visión de Dios, debieron pensar, es el nombre de alguna óptica adonde, por supuesto, pueden ir a cambiar la graduación de sus lentes, que buena falta les hace.

Estamos ante una sinvergüenzada, pero podemos jurar que la bola de ifetes no serán molestados. Tienen la bendición de Dios y de la 4T (el cuatrote).