El líder de la iglesia La Luz del Mundo, Naasón Joaquín, fue detenido en Estados Unidos, donde enfrenta 26 acusaciones ciertamente graves y se le ha fijado una fianza de 50 millones de dólares, la más alta en la historia de California, para que pueda seguir el juicio en libertad.

El sistema jurídico que rige en Estados Unidos, al igual que el de México, dice que todo mundo es inocente mientras no se demuestre lo contrario. En realidad las cosas son al revés, pues el mero hecho de dictar la prisión preventiva supone la culpabilidad, hecho que tiene gran resonancia en los medios de comunicación y, sea cual sea el desenlace del juicio, produce un daño irreparable en la imagen del acusado.

Pero no sólo se perjudica al acusado, sino que en este caso la institución que dirige está sufriendo una feroz campaña de desprestigio, sus fieles y sus familias son hostilizados y ya sufren hostilidad en su ámbito social e incluso han ocurrido agresiones que ojalá no lleguen a los extremos de otras épocas, cuando la violencia de sus adversarios llegó hasta el asesinato.

En el siglo XIX y buena parte del XX se produjeron numerosas agresiones contra las comunidades religiosas no católicas. En todos los casos la prensa se hizo eco de acusaciones sin pruebas, de francas difamaciones y la caricaturización de las creencias. Los mismos medios, sin embargo, fueron incapaces de denunciar y mucho menos condenar la orden papal a los católicos mexicanos para que no aceptaran la Constitución de 1917, lo que llevó a la guerra cristera.

Durante la segunda guerra mundial México fue parte del bando aliado, pero los periódicos fueron omisos para señalar el contubernio de Pio XII con el nazismo. La misma actitud guardaron los medios de comunicación frente a la pederastia clerical hasta que estalló el escándalo de ese canalla que fue Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, organización que lejos de ser suprimida por el Vaticano, recibió el abierto respaldo de Juan XXIII, quien incluso trajo a México al polígamo violador de niños, al que por cierto no tocó el estado mexicano.

De modo, pues, que hay dos maneras de juzgar: benevolencia con la iglesia romana y máximo rigor con otras confesiones. Pese a todo, hay que recordar que la feligresía de la Luz del Mundo es respetuosa de las leyes, que es una comunidad solidaria que despliega una intensa labor en favor de quienes necesitan apoyo espiritual como corresponde a toda iglesia, pero también material, pues saben mostrar con hechos su amor al prójimo. Más respeto, por favor.