2015 (Extracto de texto publicado en 2015 por el autor)

Algo en el discurso de Donald Trump caló hondo en el ánimo del votante conservador norteamericano que lo ha llevado a liderar las encuestas del Partido Republicano. Solo el 30 por ciento de los votantes registrados en ambos partidos se siente representado con la administración Obama, 40 por ciento se declara no conforme con las políticas de Washington, 24 por ciento de los republicanos apoyan a Trump contra el 13 por ciento que apoya a Jeb Bush.

El votante promedio en los países desarrollados vota por mantener los niveles mínimos de crecimiento y desarrollo que ya ha alcanzado mientras que el votante en los países en vías de desarrollo vota por lo que podría llegar a ser un mejor país, Trump lo descubrió y hoy por hoy es quizá el candidato más competitivo en la próxima elección presidencial en Estados Unidos.

Sin duda exageró al decir que México solo expulsa criminales al territorio norteamericano, pero hay algo en lo que desafortunadamente no se equivocó, los mexicanos expulsados no necesariamente son los más capacitados académicamente aunque si representan mano de obra barata siempre dispuestos a renunciar a su bienestar personal y familiar en el corto y mediano plazo con tal de intentar escribir un capítulo del sueño americano.

Los trabajadores latinos –y asiáticos en menor medida– han desplazado y expulsado a la población estadounidense menos capacitada de las redes informales del McJob –trabajos que no requieren de ningún esfuerzo intelectual, carentes de creatividad y cuya única motivación es el bajo pago en dólares– siendo ellos los dueños y amos de la puerta chica del jardín trasero del éxito dolarizado.

¿Qué significa esto? Los latinos –indocumentados y legales– han logrado generar y expandir redes de recomendación y contratación en los trabajos más difíciles, inseguros y menos reconocidos por la sociedad norteamericana, ello les ha permitido, especialmente a la comunidad encabezada por los mexicanos, crecer, desarrollarse y consolidarse como un grupo de presión formal, y que no necesariamente son demócratas convencidos. Muchos a través del sufrimiento propio y familiar han conquistado la “Green Card” y generalmente al votar son mucho más conservadores que los anglosajones, asiáticos o la población afroamericana.

Trump ha acertado en su discurso, en un país en donde las campañas se pueden financiar con capital privado –propio o recaudado– en donde Obama a pesar de sus esfuerzos y triunfos no logra convencer, con una Hillary Clinton menguada por la edad y con un Bush que representaría la tercera generación de la familia presidencial que podría llegar a la Casa Blanca, no tiene nada que perder y sí mucho que ganar, él no le habla a los latinos sino a los norteamericanos carentes de oportunidades y empobrecidos por las oportunidades que en algún momento tuvieron y ahora ya no.

Donald le susurra al oído al gringo viejo que tiene que vivir con lo que recibe de la beneficencia pública o welfare, pero también le hace un guiño a los sajones que se sienten amenazados con que los latinos, y especialmente los mexicanos, representen la primera minoría racial en suelo norteamericano, el discurso de odio no es nuevo, aunque ahora está mejor sistematizado y organizado. Lo mismo ha pasado en Vancouver pero esa es otra historia.

El empresario ha declarado a los medios de comunicación que su fortuna asciende a 7 mil millones de dólares, la agencia Bloomberg estima que solo posee 2.9 mil millones dólares, mientras que su portavoz Michael Cohen comentó que esta asciende a poco más de 10 mil millones de dólares, o sea 6.6 mil millones de dólares en promedio. Obama y Romney recaudaron poco más de 1 mil millones de dólares cada uno en la campaña de 2012. Trump sin problemas podría desviar 1 o 2 mil millones de dólares de su fortuna personal, haciendo de esta la campaña más cara de la historia estadounidense pero la más barata para el contribuyente norteamericano, para el tax payer.

El empresario causa escozor en el electorado mexicano radicado en México, pero nosotros ahora no le importamos, somos un obstáculo momentáneo, en caso de ganar tendrá que cambiar –obligadamente– su discurso, pero esa también es un capítulo futuro de otra historia.

En el primer debate de las primarias republicanas, el cual se celebrará el 6 de agosto de 2015, solo se pueden presentar los diez candidatos mejor posicionados y el Trump hoy ya es uno de ellos…

 

2019

Todos le apostaban a la derrota del republicano en el Colegio Electoral, cuantos no habrán tratado de explicarme las bondades de dicho órgano, y bueno, es verdad, obtuvo menos votos, pero gano más distritos y llegó a la Casa Blanca, algo así como un presidente plurinominal.

Nunca se moderó y tampoco cambió el discurso, sin embargo, cumplió todas y cada una de sus promesas de campaña, de tal forma que incluso logró robarle un pedacito de electorado a los demócratas, los de “cuello azul” que le llaman.

Al honrar su palabra con el electorado norteamericano más lastimado, distinto a otros políticos disruptivos y de corte populista, Trump no ha dedicado un tuit para desmantelar el pacto federal norteamericano, al contrario, a pesar de su visión conservadora el sueño americano regresó justo a las bases que inicialmente lo votaron.

¿Está abajo en las encuestas? Sí, y la diferencia con Biden no es menor, sin embargo, en la anterior contienda nunca despunto y ahora su principal oferta lo llevará a recorrer el país entero, el muro, mismo que ahora pagamos los contribuyentes mexicanos, aderezado con una política migratoria mucho más dura que antes. Los aranceles impuestos a otros países, así como el endurecimiento de la frontera tiene como fin tocar la fibra más íntima de su electorado, y volver a ganar esos distritos que en aquella ocasión lo encumbraron.

La moneda está en el aire…

@DrThe