Una teoría se debe templar con la realidad

Jawaharlal Nehru

 

El Presidente Andrés Manuel López Obrador dijo desde su campaña “la mejor política exterior es la política interior”, la realidad le ha mostrado que, cuando de las relaciones con Estados Unidos se trata, los mandatarios mexicanos no pueden dejar de tomar en cuenta en sus políticas y decisiones la relación con Washington.

Así el gobierno lopezobradorista que, desde diciembre, proclamó una política migratoria humanista y anunció “urbi et orbi” que México recibiría a los migrantes con los brazos abiertos y les otorgaría visas para facilitarles su estancia y tránsito por territorio mexicano.

En pocos meses la realidad sacudió las premisas humanistas del gobierno de México. Desde Centroamérica se pusieron en movimiento los especialistas en tráfico de personas, organizaron caravanas con miles de migrantes, para así evitar agresiones y, en pocos días, rebasaron la capacidad de las autoridades de México para mantener un cierto orden y registro. Menos cuando a los centroamericanos se sumaron cubanos, haitianos y africanos.

Eso le dio a Trump el perfecto pretexto para tener, otra vez, como tema de su campaña, la migración que amenaza su frontera sur y, con el argumento legal de la seguridad nacional, usó su facultad presidencial para anunciar que México pagará aranceles por todo lo que exporta a Estados Unidos, a menos que contenga la migración centroamericana.

Apresuradamente el Presidente envió al canciller Marcelo Ebrard a la cabeza de un grupo de miembros del gabinete para cabildear y dialogar con funcionarios, legisladores y “think tanks” que podrían influir en el ánimo del inquilino de la Casa Blanca.

A la hora de escribir estas líneas, quien esto escribe no sabe el resultado del diálogo a celebrarse en la Casa Blanca, un diálogo durante el cual la delegación norteamericana la encabeza el vicepresidente Mike Pence, como muestra de la importancia que le conceden a México.

Cuando usted lea estas líneas ya conocerá cómo le fue al gobierno de México en el diálogo con los “halcones” de la Casa Blanca y del gabinete de Trump, pero también sabremos el costo a pagar por haber visitado a la feroz adversaria de los republicanos, la lideresa de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, antes que a la gente de la Casa Blanca.

Así, a seis meses de ocupar la silla presidencial, el Presidente López Obrador, con esta confrontación con Washington, verá sometida a prueba sus hipótesis, sus premisas y muchos de sus proyectos de gobierno, pues descubrirá que, desafortunadamente, la irascibilidad de un inquilino de la Casa Blanca, como Trump, puede echar a perder sus mejores planes.

Y la razón por la cual alguna vez el Presidente Adolfo López Mateos, cuando una mañana su secretario Humberto Romero le preguntó porque tan ojeroso: “no pude dormir anoche, porque hoy viene a verme el embajador norteamericano”.

jfonseca@cafepolitico.com