Por Ernesto Rubio del Cueto
Con mi especial reconocimiento al cuerpo médico del Instituto Mexicano del Seguro social, por su entrega, lealtad y labor social fundamentales para fortalecer a los más necesitados y dar felicidad a sus familiares.
A más tardar el próximo 30 de junio, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) deberá entregar por ley el Informe sobre la situación financiera al Ejecutivo y al Congreso, como lo han venido haciendo desde hace 15 años.
Este informe contemplará la situación financiera observada hasta el mes de diciembre del pasado año, por lo que no corresponderá a un diagnóstico de las medidas y políticas de la actual administración del Instituto, sino reflejará la situación que se hereda de la pasada administración.
Me parece que es importante recordar que el IMSS se constituyó el 19 de enero de 1943 como un organismo público descentralizado con personalidad jurídica y patrimonio propios, de integración operativa tripartita y que desde hace 76 años es indiscutiblemente pilar de la Paz Social.
El IMSS es la institución de Seguridad Social más grande de Latinoamérica, a diciembre de 2018 contó con casi 20 millones de trabajadores asegurados y una población derechohabiente de 68.2 millones de personas. Además, brinda servicios médicos de primer y segundo nivel de atención a la población que no cuenta con Seguridad Social a través del Programa IMSS-Bienestar (13.1 millones de personas).
Algunos dato a considerar:
- En los últimos años ha sufrido directamente el impacto de la transición demográfica más importante, y por consecuencia las más costosas para su atención, y no necesariamente ha sido apoyada en su aspecto económico, de recursos humanos es decir trabajadores de la salud, así como de recursos financieros y de equipo médico en general.
- Lo anterior ha dado lugar a un desequilibrio financiero importante que guarda paralelismo a la prestación de los servicios médicos y prestaciones.
- Los esfuerzos realizados han ocasionado la necesidad de utilizar las reservas y fondo laboral.
- Sin embargo, los servicios otorgados en un día típico: consultas, atenciones en urgencias, egreso, día paciente, intervenciones quirúrgicas y partos, siguen en aumento.
- Lo anterior, no se ha reflejado en forma paralela en relación a los recursos humanos e infraestructura en la unidades médicas y no médicas, aun en las no pertenecen o son rentadas para ofrecer el servicio que se requiere, tanto en aspectos de salud como bienestar.
- Es evidente la falta de correlación entre las necesidades de los derecho habientes y el número de camas necesarias, tanto desde punto de vista de la patología general como especializada.
- Los procesos de licitación no son paralelos a las necesidades y en ocasiones no se ha procedido a la licitación correspondiente.
- El desbasto relacionado en caso de materiales y suministros es evidente y la capacidad de investigación es limitada.
- La productividad de servicios en los diferentes niveles de atención es negativa.
Y es importante señalar que:
- En el Informe entregado al Ejecutivo y al Congreso de la Unión hace casi un año, se comunicó una visión muy optimista, si no es que hasta triunfalista, en la que la pasada administración había rescatado al IMSS y se hablaba de que se había logrado una viabilidad financiera que duraría hasta el año 2030. Se había logrado un superávit financiero de más de 9 mil millones de pesos durante 2017 y se habría evitado el uso de las reservas financieras del Instituto para hacer frente a su operación diaria.
- Sin embargo, una revisión profunda de la información contenida en dicho Informe, así como de información adicional de otras fuentes del mismo Instituto, revelaba que el superávit mencionado no era necesariamente el resultado de medidas estructurales en el financiamiento del IMSS, sino que era el producto de una combinación de un crecimiento atípico en la recaudación de los ingresos de Ley y de una serie de medidas agresivas de contención del gasto en inversión física y en materiales y suministros. Ambos factores parecerían difícilmente sostenibles en el mediano y largo plazo. En otras palabras, se estaba “pateando la lata” en detrimento de la calidad de los servicios que se prestaban a los derechohabientes.
Temas pendientes y retos
Ante la realidad histórica y actual, el futuro próximo de las Instituciones de Salud, tienen el reto de superar o enfrentar lo señalado por la Presidencia de la República, el primero de mayo último, en el documento complementario al Plan Nacional de Desarrollo (PND) que se envío para su aprobación al Congreso y que textualmente dice, “la administración que inició el 1º de diciembre de 2018 encuentra el Sistema de Salud Pública, insuficiente, ineficiente, depauperado y corroído por la corrupción. Millones de personas no tienen acceso a ninguna de las Instituciones honorables del Sistema o bien enfrenta padecimientos para lo cual no hay cobertura. Como en otros terrenos, el desastre del sistema de salud pública es resultado de los afanes privatizadores y de los lineamientos emitidos por organismos internacionales copados por la ideología neoliberal”.
Y este ilustrativo “comentario” de visión de la presente administración se ve también agravado por el hecho de que en la actualidad no exista una sólida propuesta que asegura o induzca una verdadera Política de Estado que propicie finalmente una mejoría en la atención universal de los mexicanos que propicie el desarrollo más equitativo y humano. La viabilidad financiera del IMSS sigue siendo el mayor reto que enfrenta el principal componente del Sistema Nacional de Salud. El IMSS enfrenta hoy y desde hace dos décadas una situación complicada que no ha desaparecido, a pesar de lo que hayan expresado los tres últimos directores generales de la pasada administración. El nuevo Director General, nombrado hace apenas unos días, enfrenta una tarea titánica de cuyo éxito depende la salud de más de la mitad de los mexicanos. Habrá de hacerlo buscando una sana administración de los recursos, ya de por sí limitados, y buscando eficiencias en el manejo presupuestal, pero sin afectar aún más la calidad de los servicios que ofrece la principal institución de protección social del país.
El reto se amplifica cuando además se busca lograr un sistema de salud más integrado y homogéneo, para llegar a un sistema de salud verdaderamente universal, con garantías de acceso a las personas y con coberturas amplias en las intervenciones que se ofrecen a los usuarios.
La falta de inversión física y el déficit en el equipamiento en el Instituto ya parece estar haciendo crisis y, ante un contexto de mayor restricción presupuestal, no aparece a la vista alguna solución clara. Una opción viable sería continuar buscando esquemas que permitan atraer una mayor participación de recursos privados hacia la prestación de servicios de salud para los derechohabientes. Para ello, el IMSS ya mantiene esquemas de subrogación de servicios y ha iniciado ya procesos de construcción de hospitales bajo el esquema de Asociaciones Público-Privadas (APP). Dichos esquemas debieran ser ampliados para reducir las presiones de inversión física y para que el IMSS se concentre en su papel de asegurador y comprador de servicios, y no se distraiga construyendo hospitales.
Por otra parte, la toma de decisiones dentro del Instituto debe ser fortalecida y transparentada con acciones que promuevan su “buen gobierno”. El caos que se ha percibido en estos días respecto a la conducción y toma de decisiones en el IMSS, hacen aún más importante el papel que debieran jugar su H. Consejo Técnico y la H. Comisión de Vigilancia del Instituto. La Comisión de Vigilancia cuenta con funciones de supervisión de inversiones y de auditoría de recursos, pero actualmente sólo reporta a la Dirección General del Instituto.
Por otra parte, es importante que el H. Consejo Técnico se constituya en garante de que la toma de decisiones en el IMSS se realice de manera informada, responsable y en el mejor interés de sus asegurados y beneficiarios. La designación del titular de la Secretaría General del IMSS debiera ser respetada, ahora que su designación proviene del Sector Patronal, por primera vez en 20 años y también la selección de los Directores Médico, Finanzas, Incorporación y Cobranza, Prestaciones Sociales, deben recaer en profesionales que sean conocedores prestigiados y respetados en el medio con espíritu de servicio social.
Finalmente, debiera considerarse también la inclusión de Consejeros Independientes en el H. Consejo Técnico. La inclusión de Consejeros Independientes con un probado conocimiento técnico, propuestos por el Presidente de la República y aprobados por el H. Consejo Técnico, a fin de cumplir con las mejores prácticas corporativas recomendadas por la OCDE.
Y la pregunta que todos nosotros nos hacemos después de reflexionar en lo anterior, ¿qué pasará con el Programa Social del presente gobierno si no se fortalece al IMSS?


